(Minghui.org) Me uní al equipo de Minghui en francés en el año 2000. En ese momento, no sabía muy bien lo que se esperaba de mí. Un coordinador me preguntó si podía pasar unas horas en un sitio web todos los días. Dije que sí y prometí estar disponible dos horas al día.
Resultó que dedicaba mucho más tiempo en este proyecto del que esperaba. Después de terminar mi trabajo normal, pasaba seis o siete horas frente a la computadora traduciendo. Trataba de no mirar el reloj cuando me iba a la cama para evitar preocuparme por la falta de sueño. En líneas generales, creo que lo hice bien. Siempre hice lo mejor que pude.
Mirando hacia atrás, ahora me doy cuenta de que esperaba trabajar como editora, lo que no se materializó. No era buena en inglés, y mi mayor responsabilidad era pulir los artículos traducidos del inglés al francés. Solía pasar horas buscando en diccionarios y traduciendo el contenido palabra por palabra. Llevaba mucho tiempo encontrar la mejor combinación para una idea. Pero, también necesitaba asegurarme de mantener intactas las partes que habían sido bien traducidas.
Cada vez que leía los artículos de persecución, las lágrimas cubrían mi cara.
Mis relaciones sufren
Mi marido me ayudó inicialmente con las traducciones, pero dejó de hacerlo después de un tiempo. No solo eso, sino que también dejó de practicar Dafa. No podía entender a los practicantes de China continental y por qué decidieron sufrir tanto por sus creencias. No podía entender por qué lo hacían, ni tampoco me entendía.
Yo no sabía exactamente por qué seguía trabajando en Minghui, pero de alguna manera entendí que tenía algo que ver con las historias milagrosas que leía. Por ejemplo, una vez, cuando una practicante estaba haciendo la meditación sentada, más de 10 agentes de policía trataron de moverla pero no pudieron. En otra situación, cuando una practicante meditaba en una habitación, los que la perseguían no podían verla. Estos testimonios fueron tan directos, vívidos y conmovedores que vi la esperanza.
Cuando le contaba a mis conocidos las brutalidades que sufrían los practicantes en China, muchos se negaban a escucharlas, lo que me hizo sentir sola. En aquel entonces no me daba cuenta. Mi corazón era uno con aquellos practicantes que estaban siendo perseguidos en China. Simplemente no podía entender por qué mi esposo y mis hijos no podían entenderme.
No hay ningún requisito en cuanto al tiempo que se emplea, cuando se trabaja en el proyecto de Minghui, pero me mantuve en una rutina. Cuando terminaba mis quehaceres diarios, cambié la silla de mi oficina a mi computadora. En aquel entonces, no contaba con tiempo para comer o para pasar tiempo con mi familia. Tampoco tenía tiempo de demostrarles que los amaba.
Cuando se acercó a mí y me vio llorando, uno de mis familiares me dijo: "Esto es un sinsentido, creo que deberías parar". No me entendía, y yo no comprendía por qué no lo hacía. Simplemente sabía que esto era algo que tenía que hacer. Los practicantes en China estaban perdiendo sus vidas por su fe -la misma fe que yo tenía y que aprecio. Falun Dafa me mostró que hay un propósito en la vida y que hay algo que puedo aportar. ¿Cómo podía dejar de hacer esto? En aquel entonces, no había otros practicantes con los que pudiera comunicarme en francés.
Mi familia no veía que hubiera cambiado para mejor, solo sentían que no me preocupaba por ellos. Yo tampoco miraba hacia dentro. Pensaba que esto era algo que tenía que hacer.
Cambiar mirando hacia adentro
Con el paso del tiempo, aprendí a dar un paso atrás. De esta manera aprendí a equilibrar mi proyecto de Dafa con la vida familiar, en lugar de irme a los extremos.
Cada vez que viajamos, me llevo el portátil conmigo. Trato de traducir temprano en la mañana para asegurarme de tener tiempo para mi familia más tarde en el día. También trabajé en cambiar mi comportamiento, incluyendo el cuidar de los demás en mi vida cotidiana. También son importantes y necesitan ser salvados. Algunos de ellos podrían haber sido expuestos a la propaganda calumniosa sobre Falun Dafa por parte del partido comunista chino. Si ellos pueden ver que soy una persona cariñosa y ven mi rectitud y justicia, en lugar de ver que me voy a los extremos, entenderán mejor que Dafa es maravilloso y tendrán una mejor actitud hacia Dafa.
Sé que esto es parte de mi cultivación en Dafa. También siento que el Maestro quiere que me quede en este proyecto. No importa lo difícil que sea, tengo que enfrentarlo racionalmente y con la mente clara. Es decir, necesito mirar hacia dentro de cada pensamiento, palabra y acción.
Trabajar en Minghui provocó que me dejara de sentir sola. Me he familiarizado más con el proyecto, y sé que es una oportunidad para establecer una virtud poderosa, y para salvar a la gente. Otros practicantes tienen la misma misión que yo. Estamos en un gran barco que navega a salvo. Cada uno de nosotros enfrentamos diferentes desafíos en nuestro camino de cultivación, pero permanecemos tranquilos y hemos decidido dirigirnos hacia nuestros propios destinos divinos.
Trabajar en un proyecto de Minghui es una oportunidad sagrada. Espero que otros practicantes puedan, como yo, llegar a comprender lo importante que es. Apreciémonos unos a otros y abracemos a nuestro equipo. Sin el esfuerzo de todos y cada uno de nosotros, no hay equipo. Sin tal dedicación, no podemos lograr lo que el Maestro espera para el sitio web.
Estoy tan feliz de estar aquí. Creo que muchos de nosotros hemos superado muchas dificultades para estar en esta reunión. Para mí, esta reunión es histórica y sin precedentes. Estoy emocionada por conocer a otros practicantes y, sobre todo, estoy muy agradecida por las bendiciones del Maestro.
(Presentado en la Conferencia de Fa del 20.º Aniversario de Minghui-seleccionado y editado)
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