(Minghui.org) A pesar de que me considero un practicante nuevo, he practicado Falun Dafa durante los últimos siete años. Alrededor del 2012, me fui de China para asistir a la universidad y fue en ese periodo que encontré la página web de Minghui y luego comencé la práctica.

Mi vida antes de practicar Dafa

Viviendo en China, desde niño fui contaminado por la doctrina del partido comunista chino (PCCh) y su ateísmo. No creía en la existencia de los seres divinos. Reprendía a cualquiera que fuese a los templos para honrar a los dioses. Mis únicas creencias en aquel tiempo se basaban en la ciencia y la teoría de la evolución.

Ahora que lo recuerdo, no puedo evitar sentirme avergonzado. Mi mente era impulsada por tales creencias, creando una cantidad enorme de ye desde muy joven. Además, casi todo el tiempo me encontraba mal de salud, con mucho frío y padecía de insomnio.

En aquel entonces tenía la noción que, como la vida es corta, es mejor disfrutarla. Por eso consumía alcohol, fumaba, y ponía todo mi esfuerzo en ganar dinero y conocer chicas. Realmente no entendía el significado de ser buena persona. Mi mente estaba dominada por mi egoísmo.

No fue hasta que empecé la práctica que entendí que fui capaz de sobrevivir a esos niveles bajos porque el Maestro Li (el fundador de Falun Dafa) ya me cuidaba desde antes. Por ejemplo, en la escuela solía pedir copia de los trabajos de otros porque quería evitar trabajar duro. Pero por alguna razón, terminaba sin copiar al final, era como si una fuerza evitara que hiciera esa cosa mala.

Cuando otros compañeros de clase me insultaban, no podía devolver el insulto. O cuando alguien me golpeaba, y yo intentaba devolver el daño, no podía golpear con tanta fuerza o mis demás compañeros me sujetaban.

Cuando tenía entre siete u ocho años, tuve una pesadilla horrenda que aún recuerdo con mucha claridad. En el sueño, estaba acorralado por serpientes demoníacas, también vi que mis familiares se convertían en dichas serpientes e intentaban lastimarme. Me desperté con pánico. Hasta mucho después comprendí que las serpientes sí eran demonios de otras dimensiones persiguiéndome, pero el Maestro las eliminó. Además de eso, experimenté muchas veces la parálisis de sueño. A pesar de todo, creo que fue el Maestro quien me protegió y no permitió que ningún espíritu malvado me llegase a tocar.

Encontrando a Dafa

Mi novia (mi ahora esposa, que empezó la práctica de Dafa hace tres años) y yo viajamos a otro país para asistir a la universidad. Un día, me dijo que podía entrar sin ningún problema a las páginas web censuradas en China.

Desde ahí, pasé mucho tiempo investigando las páginas web bloqueadas en China, y aprendí tantas cosas en tan pocos días como: la verdadera historia del PCCh; sobre el partido nacionalista, que fueron ellos quienes pelearon la guerra contra Japón; todos los movimientos políticos y persecuciones desde que el PCCh se puso al poder en China; qué es lo que en realidad ocurrió en la gran revolución cultural; los hechos de la masacre en la Plaza de Tiananmen de junio de 1989, entre otros.

Eventualmente, llegué a leer acerca de la persecución de Falun Dafa en la página web de “La Gran Época”. Todo este proceso de descubrimiento no fue coincidencia. En pocos días toda esa información puso mi mundo de cabeza. Tuve la sensación de que todo este tiempo he permanecido engañado por el PCCh. Me sentía insultado y avergonzado.

Recapacité mucho acerca del verdadero significado de la vida, porque tras la verdad que aprendí de Dafa me di cuenta de que los seres divinos sí existen. Gracias a eso, se desarrolló en mí un interés en la cultivación y en encontrar un camino de vuelta al Cielo.

Luego de encontrar la página de Minghui, encontré la página de falundafa.org. Revisé las lecciones grabadas del Maestro en Guangzhou de forma continua desde el principio hasta el final. Los principios de Dafa hicieron que me olvidara de mis preocupaciones y problemas, sobre todo eliminaron los conceptos ateístas de mi mente. Puedo reconocer que era Dafa lo que había estado buscando todo este tiempo.

Cuando era más joven, me solía preguntar muchas veces “¿Quién soy? ¿De dónde vengo? ¿Adónde iré después?” .Pero esos pensamientos poco a poco desparecieron. Hallé las respuestas a esas preguntas y estaba determinado a cultivarme hasta el final. Sentía que podía abandonarlo todo e incluso irme a vivir a algún templo. A medida que estudiaba más a Dafa, entendí el principio de cultivarse en medio de la sociedad común.

El Maestro menciona:

“En esta vía nuestra, esta parte del xiulian que realizamos entre la gente común requiere que uno practique el xiulian dentro de la sociedad de la gente común, manteniéndose al máximo grado como la gente común, así que no es que se te pida que realmente pierdas tal o cual cosa en relación con beneficios materiales” (Cuarta Lección, Zhuan Falun).

Desde entonces, he sido capaz de cultivarme en la sociedad de la gente común, pasando por muchas tribulaciones. Debido a que mi cualidad de iluminación no es muy buena, a veces me encontraba incapaz de dejar la variedad de nociones ordinarias humanas y apegos. Caía una y otra vez antes de aceptar algún principio del Fa. Gracias a la protección y compasión del Maestro, es que puedo seguir el camino de cultivación hoy en día.

Experimentando el poder de Dafa

En este camino, además de pasar tribulaciones, también he experimentado muchas cosas extraordinarias. A pesar de que mi tercer ojo siempre ha estado cerrado, mis sentidos no lo están. Cuando por primera vez aprendí los ejercicios con el video instructivo en Internet, aunque mis movimientos no eran tan precisos, con certeza sentí la rotación del Falun y energía en mis manos. Estaba sorprendido y alegre al mismo tiempo. Estar consciente de esto me dio más confianza en mi cultivación.

Comprendí que había conocido a un Fo real que ha venido a este mundo. Ahora tengo un Maestro genuino.

No mucho después de empezar a cultivarme, una noche justo después de acostarme, sentí de repente que no podía moverme. Desde la punta de mi cabeza entró una energía fuerte y cálida que atravesó todo mi cuerpo. Reconocí que era el Maestro quien purificaba mi cuerpo.

Desde que me volví practicante, dejé de consumir alcohol y de fumar, y mi insomnio desapareció. Antes de la práctica, siempre sentía frío. Con cada cambio de temporada, tenía que tomar medicinas para evitar los resfriados, la fiebre y la tos. Pero en los últimos siete años no he tenido necesidad de hacer algo para sentirme bien. Y todo esto es gracias al poder de Dafa.

El año pasado, encontré una flor de Udumbara sobre mi carro mientras lo lavaba. Según se dice, estas flores solo aparecen cada 3000 años. Quiero pensar que fue una señal compasiva del Maestro para motivarme a seguir cultivándome.

Gracias, Maestro

Las palabras se quedan cortas para mostrar mi agradecimiento al Maestro, quien me ha ayudado incontables veces y ha resuelto mis relaciones kármicas negativas de mi vida actual y pasadas. Cuando no podía romper con ciertas tribulaciones y sentía que me iba a rendir, fue el Maestro quien no perdió la esperanza en mí y me ayudó a levantarme una y otra vez. Cada vez que leo el poema del Maestro, Bondades entre el Shifu y los dizi, mis ojos se llenan de lágrimas: “...No se habla sobre qing entre el Shifu y los dizi, la bondad del Fo crea de nuevo Cielo y Tierra” (Hong Yin (II)).