(Minghui.org) Comencé a practicar Falun Dafa con mi madre cuando tenía cuatro años de edad. En ese entonces, mi abuela estaba débil, a menudo tenía dolor de cabeza y fácilmente se resfriaba. Ella no podía comer o dormir y el hospital no podían encontrar cuál era su problema. Luego sus amigos le comentaron sobre Falun Dafa. Desde que comenzó a practicar, su salud ha mejorado notablemente. Cómo mi madre sufría de insomnio y usualmente estaba enferma, siguió los pasos de mi abuela y se convirtió en practicante también.

Cuando nací, también estaba muy débil. Frecuentemente hacía visitas al hospital para que me suministren suero y otras inyecciones. Cuando mi madre comenzó a practicar Falun Dafa, siempre me llevaba al sitio de práctica. Desde entonces, nunca más fui al hospital ni tomé medicación alguna. Hice los ejercicios como todos los demás. Cuando la gente compartía sus experiencias de cultivación, escuchaba en silencio. Mi madre a menudo me recordaba que fuera una buena persona siguiendo los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia.

Fui criada en ese ambiente. Por ende, era percibida como una buena niña que escuchaba a los adultos, no peleaba cuando me sacaban ventaja ni cuando era tratada injustamente.

Cuando estaba en la primaria, había toda clase de mentiras diseminadas cuando la persecución de Falun Dafa comenzó el 20 de julio de 1999. En ese momento, no entendía por qué la televisión calumniaba a Falun Dafa. Luego vi la propaganda del incidente de la autoinmolación y comencé a tener miedo. Estaba perpleja porque la propaganda era completamente opuesta a lo que había aprendido de Dafa. Ninguno de los practicantes que conocí se comportaba como el gobierno afirmaba. ¡Los rumores no tenían sentido! Durante ese periodo de tiempo, no sabía que todo esto ocurría a causa de la facción de Jiang, que debido a sus celos inventaba mentiras para incitar al pueblo chino a temer y odiar a Falun Dafa. No obstante los practicantes no se dieron por vencidos en su fe.

Estaba perdido en el mundo humano

Desde que me inscribí en la escuela, la tarea se tornó cada vez mayor. Miraba televisión y jugaba videojuegos. Gradualmente encontraba que los recordatorios de mi madre eran molestos. Solo estudiaba el Fa y hacía los ejercicios cuando me sentía enferma. Una vez que la enfermedad se iba, volvía a la vida común. Esto se repitió muchas veces. Una vez, tuve un dolor de estómago y estuve constipada. No fui al colegio y mi madre probó con muchos remedios, pero ninguno funcionó. Ella me dijo, “puedes ir al hospital o creer en el Maestro y Dafa”. Elegí quedarme en casa y estudiar el Fa con ella e hice los ejercicios. Pronto las cosas volvieron a la normalidad. 

Hubo muchas situaciones mágicas similares que sucedieron. El compasivo Maestro soportó y resolvió éstas dolencias por mí. Sin embargo tuve muchas excusas para no persistir en el estudio del Fa tales como mucha tarea escolar y trabajos que atender en la escuela también. Sabía que Falun Dafa era bueno, pero no me conduje de acuerdo a los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia. Gradualmente, me perdí en la gran tina de tintura de la sociedad.

Durante mis años de adolescencia, me volví rebelde, me enamoré secretamente y pospuse las cosas deliberadamente. Mientras más estrictos mis padres eran, más rebelde me volvía. Sentía mucha presión para hacer bien todo y me sentía inferior. Como resultado, no anduve bien en el colegio. Habiendo terminado la secundaria, fui a Australia para continuar mis estudios. Allí, el ambiente de estudio y el estilo de estudio eran bastante diferentes, lo cual fue lo que más me gustó. Decidí quedarme allí gracias al apoyo de mi familia.

Cuando llegué por primera vez a Australia, no tenía a mis padres tratando de controlarme. Me sentí libre como un pájaro porque podía hacer lo que quería. Durante las conversaciones regulares de teléfono, mi madre me repetía que estudie el Fa y me comporte acordemente. Estudié, pero no consistentemente. Por lo tanto, fui gradualmente conducida por nociones, malos pensamientos y malos comportamientos. Era entrometida, hablaba por las espaldas, y hasta miraba pornografía en la computadora de mi compañera de clases. Poco a poco, fui deslizándome.

Luego fui a la facultad. Como muchas de las asignaciones se hacían en la computadora, comencé a darme el gusto de ver varios shows de TV en la computadora, luego pasé a los teléfonos inteligentes y me involucré en varias redes sociales. Desperdicié mucho tiempo. Mi trabajo de la escuela se demoraba una y otra vez.

Luego conocí a un hombre con quien eventualmente me casé en China luego de graduarme de la universidad. Como teníamos mucho tiempo libre, estábamos aburridos y comenzamos a bajar un juego móvil popular. Era un juego en primera persona de alguien que disparaba para coleccionar armas y amuniciones, e involucraba matar a tantos enemigos como fuera posible. Al comienzo sabía vagamente que no era una cosa buena, pero el aburrimiento y la curiosidad me hicieron continuar jugando. Con la mentalidad de probarlo, poco a poco, me volví adicta. Jugaba durante horas hasta agotar la batería. Cargaba el teléfono mientras jugaba hasta que mis dedos y ojos se sentían doloridos.

Cuando regresé a Australia, continué jugando. Estaba tan absorbida por el juego que no quería cocinar, hacer cualquier tarea en casa, incluso dormir. Sabía que no era correcto, pero no podía controlarme. Por la noche, incluso soñaba con que jugaba en el teléfono y no podía descansar bien. Durante el día, tenía ilusiones; cuando escuchaba sonidos de autos, creía que era el enemigo manejando, cuando veía aviones volando cerca, pensaba que la bolsa aerotransportada estaba viniendo. En ese momento, me di cuenta de que no podía continuar así más. Decidí abandonarlo. Pero fue extremadamente difícil. Lo eliminaba pero luego lo volvía a descargar; esto se repitió muchas veces. No podía dejarlo completamente.

El año pasado, luego de cumplir 25 años, quedé embarazada. Tenía que revisar que cada día tenía todo lo que necesitaba, como comida. Pronto descubrí que tenía una pequeña cantidad de sangrado, y luego vinieron las grandes nauseas. Desde el momento en que habría mis ojos al amanecer hasta que los cerraba para irme a la cama, constantemente me sentía mareada y con nauseas. Esperé ocho semanas de gestación antes de someterme a un ultrasonido. El resultado fue que se trataba de un punto parcial, y el corazón del feto se había ido; necesitaba hacerme una cirugía para extraerlo. No podía contenerme, y lloraba en la oficina del doctor. Cuando regresé a casa, continué llorando. Luego de la operación, el doctor me dijo que perdí cinco litros de sangre y necesitaba hierro.

Retornando a la cultivación

Acostada en la cama del hospital, de pronto, recordé a Dafa y recordé al Maestro. Comencé a escuchar la música de Dafa. Luego de un tiempo, comencé a llorar. Me arrepentí por todo el tiempo desperdiciado en los últimos años. Comprendí que solo Dafa podía cambiar mi estado actual. De todas formas, pasó cuando necesitaba una transfusión de hierro. Tuve una reacción alérgica, así que sentía picazón por todo el cuerpo. El doctor me dio una medicina antialérgica y luego quería monitorear mi progreso..

Los síntomas alérgicos me hicieron pensar en rechazar la transfusión. Así que decidí dejar el hospital. El médico advirtió que debido a que tuve mucho sangrado, podría desmayarme si me dieran el alta, y los síntomas de alergia aparecerían aún más severamente. Él quería que firmara un documento diciendo que entendía los riesgos si insistía en que me den el alta.

Sin dudarlo, firmé los papeles y me fui a casa. Sentía que el Maestro no me abandonaría. Quería irme a casa y retomar la cultivación. No sería como solía ser –solo practicando Dafa cuando no me sentía bien.

Regresé a casa y descansé varios días. Todos los días escuchaba las lecciones del Maestro. Gradualmente, comencé a recuperarme. No hubo alergias ni desmayos como dijo el doctor. Persistí en el estudio del Fa y en hacer los ejercicios.

Dos meses más tarde, recibí una llamada del hospital diciendo que los resultados del examen patológico mostraban que no había ningún embarazo molar, y que solo se trataba de un aborto espontáneo. Dijeron que si me recuperaba bien, podría quedar embarazada nuevamente. Comprendí que era el Maestro que cuidaba de mí. Antes de la llamada, las autoridades del hospital de mí área me repitieron varias veces que era un embarazo molar parcial. También dijeron que me tomaría de uno a dos años antes de poder quedar embarazada nuevamente. Más aun, dijeron que debía hacerme exámenes de sangre todas las semanas para asegurar que no hubiera una continuación de la proliferación. Ahora, parecía que ya no había de que preocuparse.

Habiendo atravesado todas estas experiencias, decidí practicar la cultivación genuinamente. No podía perder la oportunidad otra vez.

Dos meses después de retomar la cultivación, descubrí que la fuerte adicción al juego ya no se manifestaba, y que no quería tocarlo más. Miraba a mi esposo entregarse al vicio, pero yo ya no tenía más ese deseo. Ahora que lo pienso, era por mi curiosidad y la búsqueda de estimulación que buscaba. El juego promovía violencia y me hacía pensar en mis propios beneficios cuando mataba a gente. Me llenaba mi cerebro de egoísmo, violencia, y pensamientos perversos. Me tomaba mucho tiempo valioso y hacía mi vida un desorden. ¡Nunca debí haber jugado en primer lugar!

Gradualmente, usé menos y menos mi teléfonos inteligente. Solía llevarlo conmigo y chequearlo todo el tiempo, ya sea mientras comía, iba al baño, revisaba los mensajes en WeChat, miraba videoclips o series de TV. Cuando me deshice de mis malos hábitos, sentí que no tenían sentido y que no debía permitir que controlen mi vida. También el deseo de ver pornografía de tanto en tanto no apareció más; no pensé más en ello. Sentía repulsión siempre que pensaba en ello.

Cuando estaba en la secundaria, había algo duro en mi pecho, y siempre que tenía mi período, se tornaba más duro y doloroso. Desapareció luego de que comencé la cultivación. Supe que el Maestro limpió mi cuerpo.

Desde la escuela primaria hasta mi embarazo, me había desviado de mi camino. Ahora que he regresado a la cultivación, aprecio y atesoro esta maravillosa práctica. Quiero contarle al mundo entero su belleza. Si no practicara sería como muchos de esos adultos jóvenes, enterrados y perdidos en sus teléfonos inteligentes, juegos de computadora, violencia y pornografía, sin saber el verdadero sentido de la vida. ¿Cómo sería el futuro?

Espero que mi experiencia personal beneficie a otros. También espero que más gente tenga la chance de aprender que Falun Dafa es bueno, que no se dejen engañar por las mentiras difundidas por el partido comunista chino. ¡Espero la gente elija un mejor futuro para ellos!