(Minghui.org) Comencé a practicar Falun Dafa hace un año y ha cambiado mi vida. Estoy muy agradecido con el Maestro Li Hongzhi (el Fundador) por su compasión.
Fui afortunado de asistir a la Conferencia del Fa en la ciudad de Nueva York en mayo del 2019. Aprendí mucho y descubrí bastantes apegos. También me conecté con otros practicantes y estoy muy agradecido por la mejora en mi cultivación que vino de estos nuevos vínculos. Pero algunos de mis más significativos entendimientos vino en una manera que nunca esperé.
Nuestro grupo local fue elegido para participar en una formación del emblema en gran escala en Governor Island. No estaba seguro de qué esperar pero me sentía honrado, como todos, de ser parte de esto.
Cuando llegamos, nos dividieron en grupos y esperamos instrucciones. La multitud hizo un buen uso del tiempo, haciendo los ejercicios mientras esperaban. Luego vino el momento en que nuestro grupo fue dirigido a su posición. Tomé mi lugar en frente de una fila, donde un piloto y circulo amarillo me esperaban. Cada uno tomó su asiento y esperamos mientras otros se ubicaban en su lugar.
Era un día cálido de primavera, con el sol brillando. La espera fue larga, pero a nadie parecía molestarle. Todos nos sentamos pacientemente, esperando futuras instrucciones.
Me di cuenta, mientras el tiempo pasaba, de que debí haberme colocado crema solar, porque mis brazos se estaban poniendo rosa y los sentía un poco sensibles. Pero no me molestó.
Finalmente nos informaron que nos colocáramos nuestros pilotos así luciríamos parejos desde arriba al momento de tomar las fotos. Una vez que nos lo colocamos, no pasó mucho tiempo y comencé a sudar. Me arremangué y vi una capa de sudor que cubría mis brazos. Estaba agradecido por la brisa ligera que ayudó a refrescarlos.
Mientras el tiempo pasaba, y el sol seguía calentando, estaba más y más incómodo. No solo todo mi cuerpo estaba goteando en sudor, era difícil soportar el piloto que tocaba mis brazos quemados. De las horas sentado, mis piernas y caderas comenzaron a doler, y tuve que estirarme de vez en cuando para soportar el largo tiempo en que estuve sentado. Los que estábamos en la primera fila tuvimos la suerte de poder hacerlo, ya que los que estaban detrás no tenían realmente espacio.
Mientras seguíamos sentados con nuestros pilotos bajo el sol del mediodía, comencé a sentirme como un pavo en una bolsa para asar en el horno. Mi mente estaba pasando por un momento difícil tolerando el calor, ya que suelo tener náuseas y mareos cuando estoy mucho tiempo expuesto al calor. Me encontré quitándome el piloto y poniéndomelo de vuelta para que la brisa me ayudara a refrescarme. Tener que llevar la capucha en la cabeza fue especialmente difícil, he hizo que me ardiera aún más. Estaba luchando y me encontré preguntándome por qué nos hacían sentar allí durante tanto tiempo bajo un trozo de plástico caliente.
Mientras seguíamos sentados, y el día se hacía incluso más caliente, ellos anunciaron que, si alguno de nosotros necesitaba dejar la formación, podíamos hacerlo, ya que había otros al costado para tomar nuestro lugar. Nos estaban dando una oportunidad en caso de que las cosas fueran demasiado difíciles y no pudiéramos soportar el calor. Entonces me dije: “No puedes hacer esto… solo vete y deja que otro tome tu lugar. Sabes que no puedes soportar este tipo de calor”. Luego vi a alguien en la sección frente a mí. El sudor cubría el interior de su piloto, y parecía que había vapor dentro. ("A menos que esté alucinando", pensé). Pero ella no se levantaba para irse.
Miré detrás de mí para ver qué hacían los demás de mi grupo local. Algunos tenían más de 70 y 80 años. ¿Se levantarían para irse y dejar que alguien más ocupe su lugar? Después de mirar hacia atrás varias veces y ver que nadie se levantaba, pensé que yo también debía quedarme. Y así encontré la fuerza para aguantar. Entonces pensé: "¡A cualquiera de los que están al costado les encantaría participar en esto! ¡¿Cómo podría pensar en rendirme?! Especialmente cuando la gente mayor a mi alrededor no se daba por vencida. Estaba haciendo esto por el Maestro y por los que me rodean, así que ¿cómo podría no aguantar, cuando el Maestro ha hecho tanto por mí? Mis pensamientos anteriores no fueron rectos”.
Recordando la experiencia, las palabras del Maestro vinieron a mi mente:
“De hecho es así, ¿saben? Ustedes son Dafa dizi, hay incontables vidas en el Cielo, inmensurables vidas que los envidian. Si hoy le dijera a cualquier dios de alto nivel –no importa qué tan grande sea–, si le digo que venga a ser un Dafa dizi, no tomaría ni un segundo, ni bien termino de decir las palabras, inmediatamente saltaría hacia abajo, loco de felicidad----- todos los que lo tienen en claro, saben que así no solamente se puede salvar a sí mismo, sino que además puede salvar a las inmensurables cantidades de seres dentro de su mundo; este es el asunto más magnífico del universo futuro” (Qué es un Dafa dizi).
Así que perseveré. Aun no era fácil, pero estaba determinado.
Finalmente, el momento para las fotos llegó. Nos sentamos en posición de envío de pensamientos rectos con nuestros pilotos puestos, mientras un drone pasaba por encima de nuestras cabezas sacando fotos y filmando. Continuó durante algún tiempo, al menos así fue como se sintió. Un organizador dijo que sabía que habíamos estado sentados por un tiempo largo, pero nos recordó que debíamos estar sentados derechos para las fotos. Pensé: “Este es el momento que estabas esperando, entonces debes dar lo mejor para el Maestro. Siéntate derecho y haz lo que debes hacer. Es el momento”.
Y de repente, se acabó. Habíamos terminado. Habíamos llegado a las 9 a. m. y ya era temprano por la tarde. Me paré y me estiré, empapado en sudor y un poco dolorido, pero estaba contento de haber soportado. Sabía que fue una bella oportunidad.
Nos dispersamos y sentamos en el césped para comer almuerzo que habíamos llevado. Vimos a algunas personas con pilotos rojos, pilotos blancos, pilotos azules, y pilotos negros. Nos preguntamos por qué había diferentes pilotos y por qué había un grupo todo de blanco sentados en meditación. No estábamos seguros si estaban por el emblema o eran parte de algún otro grupo que había venido a la isla.
Nos dirigimos nuevamente al transbordador, y la fila para abordar tenía al menos una hora de espera. Pero todos fuimos pacientes y esperamos nuestros turnos. Sorprendentemente, no me sentía cansado como había pensado.
Después de regresar a casa, vi las fotos del emblema del Falun y los caracteres que habíamos formado, “Verdad, Benevolencia y Tolerancia”. Ahí estaba, un pequeño punto, una pequeña manchita, en una de las filas de delante de la formación de “Verdad”. Era tan pequeño y aparentemente insignificante, pero aun siendo parte de todo. Viendo al emblema desde arriba, me iluminé a algo.
Soy una partícula de Dafa.
He leído las palabras del Maestro que dicen esto, y he oído a otros practicantes decir esto. Pero no lo entendí completamente hasta ese momento.
Mientras miraba la foto con asombro, recordé mi experiencia. Yo sabía lo que estábamos formando, pero no había comprendido del todo su magnitud. Mi primer pensamiento fue: "¡Wow, esto debe haber llevado mucha planificación!". ¡Fue verdaderamente increíble!
En ese momento, de alguna manera no entendía por qué otros tenían pilotos de diferentes colores, a pesar de que sabíamos de antemano lo que estábamos formando. Perdí de vista el panorama general y me enfoqué en mi pequeña área, en lo que me estaba impactando de forma inmediata. No podía ver la gran cantidad de trabajo y de actividad que se llevó a cabo para hacer que todo se uniera. Yo era una pequeña partícula en esa gran imagen y solo podía ver mi pequeño lugar en ese momento. Cuando finalmente vi la imagen completa, lo entendí.
Se necesitó la cooperación de todos para crear el emblema. En una de las fotos, varias personas en pilotos amarillos parecían estar corriendo para volver a sus lugares. Esta foto carecía del impacto y la belleza de las fotos en las que cada uno estaba en su lugar. Pensé: “Esto es como ser una partícula de Dafa. Cuando cada uno de nosotros está en su lugar y cada uno hace lo que se supone que debe hacer, logramos lo que se pretende. Y es indescriptiblemente hermoso e impactante, y muy significativo”.
Recordé la dificultad que tuve para hacer lo que se suponía que tenía que hacer. Estaba acalorado, con dolor y realmente incómodo. Cuando se puso difícil, mi mente luchó para evitar que yo cumpliera con mi tarea. Mis nociones me dijeron que no podía hacerlo, que debía renunciar, que no podía soportar el calor. Mi apego al confort era fuerte. Pero logré encontrar la fuerza y la resistencia necesarias para hacer lo que me había propuesto, para hacer el papel que yo había acordado hacer. Mi deseo de hacer lo mejor para el Maestro y los demás, junto con el ánimo que encontré al ver a otros a mi alrededor haciendo lo que se suponía que debían hacer -estas son las cosas que me ayudaron a tener esa fuerza. ¿Cómo podía haber pensado en defraudar al Maestro, a los demás, solo porque estaba un poco incómodo? Me avergonzaba haber tenido estos pensamientos y haberme quejado en mi mente.
Como discípulos de Dafa, tenemos un acuerdo con el Maestro. No es fácil, y las interferencias y nuestras nociones y apegos, por supuesto van a venir a tomarnos. Pero debemos recordar qué hizo el Maestro por nosotros y por qué estamos aquí. Debemos perseverar.
Cada uno es una partícula de Dafa. No nos olvidemos, en esta etapa final, de hacer bien lo que debemos hacer.
¡Gracias, Maestro, por todo lo que ha hecho por nosotros!
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Categoría: Mejorándose uno mismo