(Minghui.org) Saludos, venerado Maestro y compañeros practicantes.

Soy de Heilongjiang y practico Falun Dafa (también llamado Falun Gong) y me he estado cultivando durante 20 años. Esta es la primera vez que participo en un Fahui de China.

De ser un granuja a ser un practicante de Dafa

En el verano de 1999, mi madre vino a visitarme a un pequeño pueblo en la montaña en la provincia de Jilin. La vi leyendo un libro y haciendo algunos ejercicios todos los días. Me dio curiosidad. Ella me dijo que el libro era Zhuan Falun y que estaba practicando Falun Dafa, un camino de cultivación de la escuela Buda. Me interesé y me preguntaba si podría ayudarme a dejar algunos de mis malos hábitos. Mi madre me animó a probarlo.

En ese momento, tenía muchos malos hábitos: bebía, fumaba, apostaba, peleaba y golpeaba a mi esposa. Como era propenso a tener problemas, mi esposa siempre estaba preocupada por mí. Sabía que lo que estaba haciendo estaba mal, pero no podía controlarme.

Cuando comencé a leer Zhuan Falun, me impresionaron profundamente los principios descritos en él. Me uní al grupo de estudio del Fa e hice los ejercicios todos los días. Poco a poco, cambié y me deshice de mis malos hábitos. Me sentí rodeado por las bendiciones del Fo.

Alguien en nuestro grupo de estudio del Fa tenía diabetes severa. Se recuperó completamente después de practicar Dafa por un corto tiempo. Ser testigo de su recuperación fortaleció aún más nuestra fe en Dafa.

Pero poco después de que empecé a practicar, comenzó la persecución a Falun Dafa. La propaganda difamatoria de Dafa inundó los medios. Todos los practicantes en nuestro grupo de estudio del Fa lo abandonaron. Fue difícil para mí continuar, y mi esposa y yo escondimos nuestros libros de Dafa. Pero fue imposible soltar completamente a Dafa en mi corazón. Después de alejarme de Dafa, mis malos hábitos volvieron. Todos los días me sentía mal conmigo, pero no sabía qué hacer.

En el 2006 me mudé a otra ciudad en la provincia de Heilongjiang. Shifu organizó un encuentro con los practicantes locales, y con su ayuda reanudé la práctica. Una vez más me deshice de mis malos hábitos. Mi relación con mi esposa mejoró y nos llevábamos bien. Trabajé diligentemente y traté a las personas con amabilidad.

Tengo dos hijos, un niño y una niña. Mi hija tenía una salud pobre desde que nació, y se enfermaba fácilmente. Un día volvió a enfermarse y no paraba de llorar, mi esposa y mi hijo decidieron llevarla al médico. En el camino, se encontraron con un practicante que puso un amuleto con las palabras "Falun Dafa es bueno" a su lado. Inmediatamente dejó de llorar y luego se durmió. Regresaron a casa en lugar de ver al médico. Unas horas más tarde, mi hija se despertó completamente recuperada y comenzó a jugar.

Mi esposa atestiguó la increíble recuperación de nuestra hija y decidió practicar Dafa. Ella tenía una seria enfermedad cardíaca e hiperplasia ósea, de lo que se recuperó después de practicar Dafa durante tres meses.

Caminar en la senda de la rectificación del Fa

El practicante Ming me invitó a distribuir folletos sobre Falun Dafa y aclarar la verdad con él en el invierno de 2006. Yo estaba emocionado, pero, por razones de seguridad, los otros practicantes no estaban contentos de verme, pues yo era alguien a quien no conocían. Me sentí incómodo, pero Ming dijo que haría equipo conmigo.

En el camino a nuestro destino, enviamos pensamientos rectos para eliminar cualquier interferencia. A través de mi tercer ojo vi al Falun protegiendo nuestro destino. Sabía que Shifu me estaba alentando.

Salíamos en grupos de dos. Cuando puse un folleto en la primera puerta, vi que irradiaba una luz brillante. Estas personas eran muy afortunadas de recibir información tan valiosa.

Cuando estaba a punto de poner un folleto en otra puerta, vi a un perro adentro a punto de ladrar. Le dije al perro: "Estoy aquí para salvar a tu dueño". El perro pareció entender y no ladró.

Durante otro viaje a un pueblo, había una casa sola a unos 100 metros de todas las demás. Estaba a punto de caminar hacia ella, pero la otra practicante trató de disuadirme.

Le dije: "No evitemos ninguna casa". Ella dijo: "Claro, enviaré pensamientos rectos para apoyarte". Cuando regresé de dejar un volante en la puerta, me preguntó si la persona que ella vio me había preguntado algo. Estaba desconcertado ya que no vi a nadie, solo un montón de ladrillos. Pero ella dijo que había una persona en la casa. Cuando miré hacia atrás, la pila de ladrillos se había ido.

El poder del desinterés

Nueve de nosotros, tres hombres y seis mujeres, fuimos a las zonas rurales a repartir folletos de Falun Dafa en julio de 2009. Mi esposa fue una de ellas.

Tras terminar en dos aldeas, me dirigía a casa a buscar más folletos cuando vi autos de policía conduciendo por las aldeas donde acabábamos de estar.

La practicante Ling me vio y dijo: “La policía viene. Vámonos”. Se subió a mi motocicleta y comenzamos a alejarnos, pero un auto de la policía estaba bloqueando el camino justo delante. Ling desmontó y corrió. Me tranquilicé y continué dirigiéndome al coche de policía. Todos los oficiales comenzaron a perseguirla, como si no me vieran.

Me detuve junto al auto de la policía, preguntándome cómo ayudarla. De repente escuché golpes desde el interior del automóvil. Otra practicante estaba encerrada dentro y no podía bajar la ventana. Encontré una gran roca y estaba a punto de usarla para romper la ventana, cuando la ventana se bajó sola y ella saltó fuera. La llevé a un lugar seguro y otro practicante la llevó a su casa.

Regresé y seguí buscando a Ling y a los otros practicantes. En ese momento todos nuestros teléfonos celulares estaban apagados. Caminé sin pensar en mi propia seguridad y sin preocuparme por mi esposa, pero no encontré a nadie más. Un practicante me llamó alrededor de las 4:00 p. m. y me dijo que regresara a casa. Más tarde descubrí que tres practicantes fueron arrestados, incluida mi esposa. Los esfuerzos para rescatarlos comenzaron esa misma noche. A la coordinadora le preocupaba que yo fuera interferido debido al sentimentalismo por mi esposa y no me pidió que participara. De vuelta a casa, estudié el Fa con una mente tranquila. Sabía que el sentimentalismo humano no debía interferirme y yo debía unirme al esfuerzo de rescate.

Al día siguiente, hablé con la coordinadora sobre cómo me sentía y compartí mi idea de invitar al director de la división de seguridad nacional a cenar. Ella estuvo de acuerdo. El director aceptó mi invitación y vino a cenar con su esposa esa noche. Dos practicantes más se unieron a nosotros.

No anduvimos por las ramas, sino que fuimos directo al grano poco después de comenzar a hablar. El director estaba muy sorprendido de que yo fuera practicante de Falun Dafa. Estuvo de acuerdo en que era bueno tener fe. Compartimos nuestras historias personales con él y su esposa y les contamos lo maravilloso que es Dafa y por qué el gobierno persigue a Falun Dafa. Su esposa expresó su interés en leer Zhuan Falun después de saber la verdad. El director convino en liberar a los practicantes.

Los tres practicantes regresaron a casa dos semanas después.

Experimentar el poder de Dafa

En mayo de 2009, más de una docena de nosotros fuimos a una zona rural para distribuir folletos de Falun Dafa. Fuimos denunciados y llegó la policía local.

Siete policías me persiguieron hasta que tropecé y caí. Me rodearon antes de que pudiera levantarme. Justo cuando estaban a punto de patearme, grité: "¡Maestro, sálvame!". Sus pies se detuvieron en el aire, muy cerca de mi cara. El Maestro los congeló. Sería difícil imaginar las consecuencias si Shifu no me hubiera protegido.

Me llevaron a la estación de policía. Otro practicante me llamó justo después de que llegué allí. Rápidamente le dije que estaba en la estación de policía y colgué, deslizando el teléfono en mi bolsillo. La policía me ordenó que entregara mi teléfono. Me negué porque tenía los números de teléfono de muchos practicantes. Le dije: "Nunca lo conseguirás". Todos se me acercaron e intentaron quitármelo, pero simplemente no pudieron. Estaban perplejos, pero Shifu de nuevo me protegió.

Más tarde, solo un oficial de policía, Wang, quedó para vigilarme. Le dije la verdad sobre Falun Dafa y el partido comunista chino (PCCh). Renunció al PCCh.

Dos practicantes más fueron llevados a la estación. Wang recibió la orden de vigilarnos a los tres. Cuando necesitaba usar el baño, Wang me guiaba en el camino. Le pregunté si la puerta estaba cerrada. Dijo que la puerta principal si estaba pero que la puerta lateral no. También señaló la puerta lateral.

Cuando volví, noté que nos estaban reteniendo en una habitación cerca de la puerta lateral. Sería fácil saltar por la ventana y escapar. Les dije a los otros dos qué hacer. Luego llevé a Wang al pasillo para conversar con él. Escuchamos el sonido de la puerta cerrándose y sonreímos. Cinco minutos más tarde, me hizo una señal para que escapara también, pero cuando regresé a la habitación, vi que el practicante Ming, que era mayor, todavía estaba allí. Dijo que estaba demasiado cansado y me dijo que debería irme. No quería dejarlo atrás y decidí quedarme. Wang nos dijo que su turno estaba por terminar y que no habría posibilidad de escapar después de eso. Pero yo sabía que todo estaba bajo el control del Maestro.

El oficial de policía Chen reemplazó a Wang para vigilarnos. También le dije la verdad sobre Dafa y las atrocidades cometidas por el PCCh. Para mi sorpresa, él quería escuchar más sobre el Fo y la cultivación que mencioné. Renunció del PCCh y sus organizaciones juveniles, luego nos dijo "no escapen" y fue a tomar una siesta. Entendí y le dije a Ming que podíamos escapar juntos. Pero él aun no podía, así que decidí quedarme con él. Cuando Chen se despertó y nos vio aún ahí, sacudió la cabeza.

Después del turno de Chen, Zhang lo reemplazó. Me escuchó decirle la verdad sobre Falun Dafa y se fue a dormir. Cuando se despertó a la mañana siguiente y nos vio todavía allí, dijo: “No tienen más oportunidad de escapar. Oficiales de la división de seguridad nacional vendrán para llevárselos”.

Ming y yo fuimos llevados al centro de detención. En nuestra celda, comencé a enviar pensamientos rectos, pero Ming tenía demasiado miedo. Sabía que Shifu estaba con nosotros, y no tenía miedo. Cuando el compañero de celda en jefe escuchó que me detuvieron por practicar Falun Dafa, fue respetuoso conmigo.

Esa primera noche, nos levantamos para hacer los ejercicios. Pero al hacerlos, la cadena en la puerta de la celda sonó, así que rápidamente volvimos a nuestras camas y fingimos estar dormidos. Un guardia se acercó y nos maldijo. Me di cuenta de que tenía el apego al miedo y decidí hacerlo mejor al día siguiente. Lo mismo sucedió la noche siguiente. Después de escuchar el ruido de la cadena, no me moví y terminé de hacer los ejercicios. Escuché pasos pero nada más. Después de eso, hice los ejercicios todas las noches.

Con la ayuda de los practicantes locales, fuimos liberados en 15 días.

Ser tolerante y soltar el apego a la competencia

Trabajé en una fábrica de pulido de granito en 2010. Contraté a cuatro trabajadores para hacer un trabajo en particular. Terminaron el trabajo, pero el cliente no estaba satisfecho con el brillo e insistió en que se volviera a hacer. De lo contrario, deduciría 4.000 yuanes de lo que debía. Estaba cerca del Año Nuevo Chino, y los trabajadores no querían rehacerlo, así que les pedí que dividieran la pérdida de 4.000 yuanes entre ellos y aceptaron.

Sin embargo, al regresar a mi ciudad natal para las vacaciones, me encontraron y me exigieron que les pagara 4.000 yuanes. Me negué. Entonces tres de ellos comenzaron a golpearme.

Recordé lo que dijo el Maestro:

“¿Qué es un corazón de gran Ren? Siendo alguien que refina gong debes, ante todo, ser capaz de no devolver el golpe al ser golpeado ni devolver la injuria al ser injuriado, tienes que ejercer Ren. De otro modo, ¿qué clase de cultivador eres?” (Zhuan Falun, Novena Lección).

Yo soy un practicante y no me defendí. En cambio, me quedé parado allí. La piel alrededor de mis ojos estaba herida y sangraba. Eso los asustó y se detuvieron.

Dije: "Ya han golpeado lo suficiente". Se estremecieron. Les dije: “No hay que tener miedo. No me defendería porque soy practicante de Falun Dafa. Si han terminado, deben irse”. Sentí que yo era enorme y que ellos eran diminutos.

Una persona que venía con ellos se ofreció a llevarme al hospital. Le di las gracias y volví a la casa de mi hermano. Al verme mi hermano se puso furioso y quería vengarse.

Le dije: "No serían mis contrincantes si me defendiera como antes. Ahora no quise pelear con ellos”. Dijo que yo era un tonto y también me dijo que debía ir al hospital. Le dije que me recuperaría después de leer un capítulo en Zhuan Falun.

Él y mis otros hermanos eran tan escépticos que me observaron leer. Cuando terminé, el sangrado se detuvo, la hinchazón desapareció y la carne desgarrada se cerró. "Eso es increíble", fue todo lo que pudieron decir.

Clarificar la verdad a la policía ferroviaria

Hace unos años acepté una oferta de trabajo en Lhasa, Tíbet. Cuando abordé el tren a Lhasa, dos policías de ferrocarril se acercaron para confirmar el número de mi asiento y luego me ordenaron que fuera con ellos. Los seguí con un pensamiento en mi mente: "Los voy a salvar a los dos".

En el vagón contiguo, se detuvieron y me dijeron que abriera mi equipaje. Uno de ellos dijo: “Todavía estás sonriendo. Veamos cuánto tiempo sigues así”. Encontraron mi computadora portátil y me dijeron que la desbloqueara. Yo consentí. El oficial de policía mayor comenzó a examinarla. El más joven me pidió que desbloqueara mi teléfono celular también. Obedecí y él se lo entregó al oficial mayor, quien me preguntó si todavía practicaba Falun Dafa. Le respondí: "Por supuesto, es una práctica tan maravillosa". El oficial mayor le dijo al menor que me vigilara y se fue.

Comencé a conversar con el oficial joven: “¿Por qué haces esta clase de trabajo? Eres tan joven”. Él respondió: "Los practicantes de Falun Dafa se prendieron fuego”. Sabía que había sido engañado por la farsa de la autoinmolación. Le pedí al Maestro que me ayudara a eliminar los elementos malvados detrás de él y salvarlo. Le dije la verdad sobre la autoinmolación. Escuchó atentamente y entendió. Me dijo que nunca haría algo como eso nuevamente. Le dije que debía parar ahora mismo. Él estuvo de acuerdo. Cuando el oficial mayor regresó, simplemente se fue. Yo estaba feliz de que una vida se salvara.

El oficial mayor me dijo que lo siguiera. Lo hice alegremente y le pedí a Shifu que me ayudara a salvarlo también. Nos detuvimos entre los vagones del tren y él dijo: “No trates de darme un sermón. Soy un miembro veterano del partido comunista”. Solo le sonreí. Me dijo que borrara los libros electrónicos de Falun Dafa en mi tableta y que hiciera una grabación en video renunciando a Falun Dafa. Entonces él me liberaría.

Le dije: "Si hago lo que me pides, sería realmente malo para ti". Se sorprendió y me preguntó por qué. Le dije que Falun Dafa es una forma de cultivación de la escuela Buda y que sería una mala acción si él hiciera que un practicante dañara al Fa de Buda. Estaba sorprendido por lo que dije y lo reflexionó.

Luego dijo: "En cuanto me digas que abandonarás la práctica, te dejaré ir". Me llamó terco y estaba a punto de insultar a Dafa. Lo detuve allí mismo y le conté más sobre Falun Dafa y las cosas malvadas de las que era responsable el PCCh.

Escuchó atentamente y entendió lo malvado que es el partido. Él preguntó: "¿Qué debo hacer contigo?". Le respondí: "Eso es fácil. Solo déjame ir”. Él sonrió y me liberó.

Estaba tan feliz de verlo sonreír. Sentí la compasión de Shifu, su presencia y su protección.

Después de más de 20 años de cultivación, sigo teniendo este sentimiento increíble: es maravilloso tener un Maestro.