(Minghui.org) Comencé a practicar Falun Dafa en 2007. Mientras estudio el Fa y mejoro mis entendimientos, siento cada vez con mayor convicción que mi trabajo de dirigir un colegio privado fue arreglado por el Maestro Li.

La sociedad actual está corrupta, y la gente vive para perseguir fama y fortuna buscando siempre el modo de acrecentarlas. Los colegios también buscan formas de hacer dinero y crean programas adicionales que les generen ingresos. Los padres, con el fin de conseguir un tratamiento especial para sus hijos, les ofrecen a los maestros alimentos y bebidas, invitaciones, regalos, e incluso dinero. Los maestros usualmente toman estos beneficios como algo normal.

Antes de hacerme practicante, aceptaba esas cosas pensando que mientras yo no las pidiera, era correcto tomarlas. Me consideraba una buena persona en comparación con aquellos que peleaban por dinero y no me daba cuenta de este problema cuando recién comencé a practicar. Sin embargo, durante un tiempo, esas cosas mal habidas —usualmente de gran valor— se perdían o destruían sin razón alguna. Incluso me caí un par de veces antes de mirar internamente. Me di cuenta de que tales cosas ocurrían porque aceptaba beneficios que no me pertenecían.

El Maestro Li dijo:

“En este universo hay un principio: el que no pierde, no gana; si se gana, hay que perder, y si no pierdes, se te forzará a perder. ¿Quién desempeña esta función? Es precisamente esta característica del universo quien la desempeña, por eso no va si solo piensas en obtener” (Primera Lección, Zhuan Falun).

Me di cuenta de que ya era hora de deshacerme del apego al interés personal. Como discípula de Falun Dafa, debería recordar siempre las enseñanzas del Maestro y tratar de ser honorable. Ahora verdaderamente sigo los principios de Dafa y me cultivo. Pienso en los estudiantes y solo les cobro aranceles razonables. Cuando no pude rechazar regalos de dinero en efectivo, lo usé para competencias, fiestas, paseos u otras actividades.

Los fabricantes le pagan comisiones a los maestros para promocionar sus productos, pero yo ya no las acepto. Dado que no se agregan comisiones, los artículos escolares tienen un precio justo e, incluso, nuestros estudiantes compran cosas para estudiantes de otros colegios.

Cuando enseño, presto atención a la calidad y trato a cada estudiante con compasión. Soy muy cuidadosa cuando corrijo exámenes y califico concursos, y trato a todos los estudiantes con imparcialidad sin importar en qué clase estén.

Las agencias educativas le dan comisiones a los maestros para insistir a sus alumnos en que se inscriban para obtener las certificaciones que ofrecen, pero yo me niego a esto. Solo incentivo a los estudiantes a buscar aquellas que se relacionen con sus estudios. Algunas de esas certificaciones se superponen con otras o no se vinculan en absoluto con sus áreas de interés. Les explico esto a los estudiantes y les hago sugerencias sobre qué hacer, lo que les ahorra tiempo y dinero. Le pido ayuda al Maestro para disuadir a los representantes de esas compañías que vienen al colegio, y funciona.

El Maestro dijo:

“La cultivación depende de uno mismo, el gong depende del shifu” (Primera Lección, Zhuan Falun).

Estoy muy agradecida con el Maestro por Sus arreglos.

Debido a que seguimos estándares altos, mucha gente no nos entiende. Algunos comentaron: “Debería ser fácil para ustedes hacer mucho dinero considerando la jerarquía de su colegio, la calidad de la enseñanza y la cantidad de alumnos”. Algunas personas incluso me dijeron cómo cobrar más dinero. Mi corazón no se movió por sus sugerencias. Les hablé sobre la virtud, la relación entre perder y ganar, y los principios que subyacen tras una buena persona.

Algunos de mis estudiantes dijeron: “Fuimos a otros colegios a averiguar acerca de la calidad de enseñanza, los honorarios, y otras cosas. Parece que nuestro colegio es el mejor. Unas cuantas personas prefieren nuestro colegio a pesar de tener que viajar bastante. Nos gustaría hacerles publicidad”. Por lo tanto, tenemos muchos estudiantes e, incluso, quienes no nos entienden se conmueven ante los hechos.

Los colegios son como pequeñas sociedades. Hay estudiantes de todas las clases sociales y con diferentes personalidades. Hay funcionarios, gente común, e incluso espías de la oficina nacional de seguridad y la oficina 610. Siempre recuerdo las enseñanzas del Maestro y estudio el Fa diligentemente y con más frecuencia. También participo semanalmente en un pequeño grupo de estudio del Fa, y recito y copio Zhuan Falun. También comparto experiencias de cultivación con otros compañeros practicantes y miro internamente.

En virtud de que practico Dafa, soy saludable, equilibrada y calmada y me intereso realmente en nuestros estudiantes. Los alumnos dicen: “Maestra, es tan considerada y realmente amable. Por eso nos gusta estar en su clase”. Tener una buena relación con mis estudiantes es un buen comienzo para que pueda aclararles la verdad.

En mis clases, incorporo los principios de Dafa, aspectos de la cultura tradicional china y asuntos de actualidad y noticias a las que puedo acceder a través de Freegate. A los estudiantes les gusta esta combinación y dicen que soy una “mujer talentosa”. Los alumnos se muestran deseosos de hablar abiertamente conmigo y buscan mi consejo. Naturalmente, saco el tema de renunciar al partido comunista chino (PCCh) y sus organizaciones afiliadas. En el momento oportuno, los ayudo a desafiliarse. Si algunos están interesados en aprender más, les doy software y folletos de Freegate con información sobre Dafa y sobre la persecución. Más de 30 colegas y estudiantes han estudiado Zhuan Falun y otros han empezado a practicar Dafa.

La rotación de estudiantes es muy alta porque a menudo llegan por asesorías temporarias, cursos gratuitos de prueba, exámenes, y para registrarse para competencias. Trato de aprovechar cada oportunidad para comentarles los hechos sobre Falun Dafa y convencerlos de renunciar al PCCh.

Si no hay mucho tiempo, simplemente les doy información y el software de Freegate. La mayoría de los estudiantes que han estado en la escuela por un largo tiempo finalmente están dispuestos a renunciar al PCCh. Algunos dicen: “Usted es una persona tan buena. Creo en usted, así que renunciaré”.

Incluso he tenido en mis clases a espías de la agencia nacional de seguridad y de la oficina 610. Se identificaron luego de que me conocieron bien. Les dije: “Gracias por su confianza. Necesito decirles algo…” Luego les dije la verdad acerca de Falun Dafa y los convencí de renunciar al PCCh.

También me invitaron a sus oficinas a enseñarles cómo usar Freegate y así acceder a más información sobre Dafa y renunciar al PCCh en línea. Le aconsejé al personal de la oficina 610 que no hiciera más maldades a los practicantes de Dafa y les pedí que ayudaran a los practicantes cuando fuera posible para que tuvieran un buen futuro. Así lo entendieron y prometieron que lo harían.

Una vez fui invitada a dar una conferencia en una locación muy remota. Fui solo para poder hablar sobre Falun Dafa. La audiencia allí fue muy amable y no había escuchado sobre renunciar al PCCh. Lo expliqué en detalle y todos los estudiantes, recepcionistas y otros miembros del personal renunciaron. Estaban muy conmovidos e insistieron en invitarme a comer. Uno dijo: “Debemos ofrecerle esta invitación por haber viajado toda esta distancia para salvarnos”. No pude escapar de eso así que fui a cenar y me encontré con que habían traído a sus familiares. También los convencí de renunciar al PCCh. Hasta los camareros en el restaurante renunciaron. ¡Todo salió bien y la velada fue un éxito!

No solo le hablo a la gente acerca de Falun Dafa en el colegio, también participo en actividades sociales y encuentros. En una reunión de la clase, llevé regalos para cada asistente, que incluían una cinta de video informativo y el software Freegate.

Un maestro retirado y algunos de mis excompañeros estaban invitados y, aunque no nos habíamos visto por décadas, todos mis antiguos compañeros comentaron sobre mi apariencia joven y mi buena salud. Cuando nos hicimos a un lado para conversar, les dije sobre Falun Dafa. Incluso convencí a nuestra maestra de renunciar, quien luego me invitó a su casa para aclarar la verdad a su familia. Al final de la fiesta, algunos compañeros todavía no habían escuchado los hechos sobre Dafa, así que me paré en el corredor y les hablaba a cada uno a medida que iban partiendo.

A veces, me sentí excesivamente entusiasta de salvar personas y solo hablaba con ellas apenas un momento sin llegar a sus corazones, lo cual no tenía un buen efecto. Me sentía muy triste de que no renunciaran al PCCh.

Luego empecé a prestar atención a la forma en que me expresaba. Especialmente cuando trato con estudiantes nuevos, no abordo el tema inmediatamente. En cambio, trato de acercarme a ellos y conocer acerca de sus perspectivas, personalidades y pasatiempos a fin de organizar paseos y actividades de entretenimiento apropiados. De este modo puedo aclarar la verdad en una atmósfera relajada. Este método es muy efectivo.

Se que debo hacer buen uso de esta plataforma educativa para cultivarme mejor y ayudar a salvar más gente.