(Minghui.org) Cuando comencé a practicar Falun Dafa (también llamado Falun Gong), estaba atraída por sus profundas enseñanzas y principios. Sentí que era el mejor Fa, sin semejanzas en este mundo. Luego de leer el preciado libro Zhuan Falun (el libro principal de Falun Gong), firmemente me decidí a practicar la cultivación en este sistema por el resto de mi vida.

Cuando el partido comunista chino (PCCh) lanzó la persecución en contra de Falun Gong en julio de 1999, hablé a favor de Dafa y exhibí carteles en la plaza de Tiananmen tres veces. Fui arrestada y detenida en cada una de las protestas.

Aclarando la verdad en el centro de detención

Fui arrestada y llevada al centro de detención de la ciudad en marzo del 2005 por distribuir material aclarando la verdad en nuestra área. No era culpable de ningún crimen y por ello me rehusé a llevar el uniforme de la prisión. Le dije a los detenidos los hechos sobre Falun Gong, y recité las enseñanzas del Fa del Maestro (el fundador de Falun Gong) incluidas “Lunyu” y “Hong Yin” luego del desayuno todos los días por 20 minutos. Esto duró por 10 meses.

Al menos 200 personas aprendieron la bondad de Falun Dafa durante un periodo de 10 meses. Muchas personas se beneficiaron con Dafa.

Una mujer de 49 años de edad con cáncer de útero quién sangraba todos los días había escuchado el Fa y su sangrado paró luego de 7 días. Una mujer de 54 años de edad con neurología trigeminal había escuchado Dafa por 3 días y su enfermedad desapareció completamente. Incluso más asombroso, fue liberada un mes después.

Decidida cultivación en prisión a pesar de la tortura física

Diez meses más tarde, fui ilegalmente sentenciada a un término de cinco años y llevada a la prisión provincial de mujeres. Me rehusé a usar la ropa de prisión, y comencé una huelga de hambre para protestar la persecución. Me pusieron en una celda de confinamiento por tres días. Constantemente practicaba los ejercicios en la celda solitaria a pesar de la interferencia de los molestos ruidos, generados adrede por las guardias de prisión.

No me veía como una prisionera. Como una practicante de Dafa, tenía que validar el Fa en cualquier situación. Recité “Falun Dafa es bueno” y “Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno” en frente de las reclusas por varios meses. La prisión no pudo detenerme y, por lo tanto, me aisló en una celda hasta que todas las reclusas se fueron a realizar trabajos forzados.

Fui siempre torturada por mi resistencia a la “transformación”. En una ocasión, recibí más de 150 bofetadas por una reclusa que fue ordenada a hacerlo por las guardias de la prisión, y 84 latigazos en mí cara con una bufanda que llevaba alrededor de mi cuello para mantener el calor por otra reclusa.

Shifu dijo:

“Vivir sin expectativas,
morir sin arrepentimientos;
extinguiendo todo pensamiento excesivo,
cultivar el fo no es difícil”
(“Sin existencia”, Hong Yin)

Una tarde, dos despiadadas reclusas me torturaron luego que me negué a ser “transformada”. Me llevaron a un edificio vacío, y me ataron a un gran marco de hierro. Luego me pincharon con agujas las uñas para que la sangre goteara al suelo. Fue muy doloroso. Me mantuve recitando las enseñanzas del Fa del Maestro hasta que me desmayé luego de dos horas. Cuando recobré el conocimiento, me rehusé a ser transferida al hospital, o a cantar la declaración de “transformación”.

Otra noche, las mismas dos reclusas me forzaron a tragar agua que estaba mezclada con los ajíes más picantes. Cuando me resistí, una persona me pisó la mejilla y otra en la parte superior del cuerpo, fracturándome las costillas. Me alimentaron a la fuerza. Me sacaron los pantalones y me insertaron pimienta caliente en mi vagina. También me forzaron a pararme descalza y me arrojaron agua fría. Luego una tercer reclusa vino a verme. Me forzó a estar de pie por siete horas.

La reclusa no me dejó dormir por 41 días incluso teniendo mis costillas rotas. Un día, estaba tan cansada que solo me acosté. Me arrastraron de la cama y me forzaron a pararme sin ningún apoyo. Cuando me dormí en el suelo, me levantaron, y arrastraron por el cuello.

Para forzarme a renunciar a Dafa, esas dos despiadadas reclusas retorcieron mis pezones sin parar hasta que comenzaron a sangrar. Luego me pusieron una camisa. Como resultado, la ropa se pegó a mis pezones cuando la sangre se secó. Luego me arrancaron la ropa al día siguiente y repitieron la tortura nuevamente.Pero, yo aún me rehusaba a firmar el documento de “transformación” y puncé el papel con el bolígrafo. Me apuñalaron el vientre con el bolígrafo, causándome sangrado por cinco horas.

Entre las distintas torturas, no tuve permitido usar el baño por 13 días; era forzada a acuclillarme en el cemento en mi ropa interior en el frío invierno por tres días; no tenía permitido lavarme la cara por 37 días. Cuando lo hice una vez, me apretaron la cara muy mal.

Shifu dijo:

“Un gran ser iluminado no teme a las penalidades
Su voluntad está formada de diamante
Sin apego a la vida ni a la muerte
Camina abierta y majestuosamente su sendero en la rectificación del Fa"
(“Pensamientos rectos y acciones rectas”, Hong Yin (II))

Estaba en lágrimas y continuamente recitaba esta enseñanza de éste Fa mientras aguantaba el sufrimiento viviendo en este infierno. He sentido el significado de “Cientos de penalidades caen a la vez, para ver cómo uno sobrevive” (“Templando la mente y el corazón de uno”, Hong Yin). También he probado el dolor causado por la crueldad del malvado partido comunista chino (PCCh).

Durante los cinco años de encarcelamiento, me rehusé hacer trabajo forzado. Las guardias me llevaron al sitio de trabajo y me forzaron a pararme en el vestuario. Al regreso al final del día, ordenaron a las reclusas arrojarme agua fría desde el cuello hacia abajo para congelarme.

También trataron de usar mis sentimientos hacia mi familia para destruir mi fuerte voluntad en Dafa. Trajeron a mis tres hijos a la prisión y los forzaron a insistirme a que haga el trabajo por el “ejercicio saludable”. Pero este intento fue en vano.

Antes de que sea liberada, escribí “Falun Dafa es bueno” y “Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno” en la pared de mi celda. En el día de mi liberación, caminé fuera de la prisión y grité esas mismas palabras fuertemente.

Tortura mental durante mi segundo encarcelamiento

Distribuí material de información de Dafa y amuletos a unos 200 trabajadores migrantes de las aldeas, que se habían reunido en el primer piso de mi edificio para solicitar el salario que les debía un propietario de bienes raíces en 2014. Fui arrestada por la policía y detenida en el centro de detención de la ciudad.

Nueve meses luego de mi arresto, fui ilegalmente sentenciada a cinco años y llevada a la prisión provincial de mujeres para la “transformación”. Las guardias de prisión veteranas, quien ya me conocían, sabían que era imposible lavarme el cerebro y “transformarme”.

Una semana más tarde, las guardias me ordenaron que firmara una copia de cinco declaraciones impresas renunciando a Dafa. Cuando me rehusé, ocho o nueve reclusas me empujaron a una silla. Me amordazaron y me taparon los ojos con una toalla. Luego tomaron mi mano y “firmaron” e imprimieron mis huellas digitales en las cinco declaraciones.

Cada prisionera tenía un espacio en la alacena para arroz y una caja de cartón para guardar cosas. Como me rehusaba a firmar el documento, no me asignaron ningún espacio.

La líder de la celda de la prisión solía comprender los hechos de Dafa y a menudo recitaba Hong Yin conmigo. En el segundo año, de todas maneras, ella fue reportada a las guardias por otra prisionera quien dijo que ella también creía en Falun Gong. Al ceder ante la presión de las autoridades de la prisión, esta líder se volvió muy cruel conmigo.

La líder de la celda de la prisión me reprendía todos los días antes del almuerzo para arruinar mi apetito. Ella me vigilaba de cerca, no me dejaba tomar una ducha, y muchas veces tiraba mi ropa. Incluso sacó mi comida, citando que no merecía comer porque no trabajaba.

En una ocasión, le di un trozo de carne a una prisionera mayor. La líder de la celda usó esto como una excusa de acusarme de que estaba “difundiendo Falun Gong”, y me gritó.

En otra ocasión, una reclusa abuso verbalmente de mí y Dafa. Le pedí a la líder que parara el abuso. La líder se rehusó a intervenir. En cambio, le pidió a otra reclusa que me golpeara hasta que desvanecí.

Antes de que me liberaran, de vuelta escribí en la pared de mi celda las palabras, “Falun Dafa es bueno” y “Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno”. El día que salí de la prisión, recité fuertemente las benditas palabras una vez más.

Permaneciendo diligente todo el tiempo

Cuando soportaba la tortura, no derramé ninguna lágrima, no importaba cuan dolorosa e insoportable fuera. Pero cuando pensaba en la cara bondadosa del Maestro en los videos del Fa y las hermosas escenas de practicar los ejercicios junto a mis compañeros practicantes, mis lágrimas no podían detenerse.

Fui sentenciada a prisión dos veces por un total de 10 años.No sostengo ningún resentimiento por haber sido encarcelada. Pero me arrepiento de las oportunidades que perdí en salvar personas por estar en prisión.

Desde que fui liberada de prisión, he participado en los ejercicios matutinos globales, y enviado pensamientos rectos a las cuatro horas establecidas cada día. He estudiado el Fa siempre que puedo todos los días para recuperar el tiempo perdido que estuve en prisión. He aclarado la verdad cada día. Viendo mi deseo de salvar a la gente, el Maestro siempre arregla a la gente predestinada a encontrarse conmigo.