(Minghui.org) El Centro de Investigación de Sustracción  Forzada de Órganos en China (COHRC, por sus siglas en inglés) presentó los resultados de su investigación más reciente en el 27.° Congreso Internacional de la Sociedad de Trasplantes en Madrid, España, celebrado el 30 de junio al 5 de julio. Los investigadores documentaron sus hallazgos en un nuevo informe de 341 páginas titulado: "El tráfico de trasplantes en China continúa a pesar de las declaradas reformas".

Una serie de medios de comunicación nacionales e internacionales han cubierto el tema de la sustracción de órganos tras la publicación del informe. El nuevo informe se puede encontrar en el sitio web de la COHRC en ChinaOrganHarvest.org.

David Li, coautor del nuevo informe, presenta los hallazgos de su equipo en el Congreso Internacional de Sociedad de Trasplantes el 2 de julio.

El gobierno chino afirmó en 2015 que había dejado de extraer órganos de prisioneros ejecutados en el corredor de la muerte y que había realizado una transición completa a la obtención ética de órganos. Sin embargo, los observadores internacionales han puesto en duda que un proceso que llevó décadas en otros países pueda cumplirse de la noche a la mañana.

Los autores del informe recopilaron datos sobre los nuevos desarrollos que se implementaron en el sistema de donación de órganos chino después de 2015, las políticas gubernamentales y las operaciones de trasplante de órganos que se llevan a cabo en cientos de hospitales chinos. Basándose en su análisis, los autores concluyeron que el número de trasplantes continúa superando el número de donaciones legales, que los órganos siguen estando disponibles "a pedido" para los extranjeros, y que casi no hay supervisión en el sistema de trasplante.

Los trasplantes superan a las donaciones: El número de donaciones voluntarias en China sigue siendo extremadamente bajo en relación con la magnitud de la industria de trasplantes. A finales de 2017, el recuento oficial de donantes registrados era de 373.536. Si se aplica la proporción de donantes registrados y reales en los Estados Unidos a este total, esa base de donantes habría producido menos de 29 donantes de órganos para trasplantes en China. La suma de las donaciones reportadas (principalmente de donantes no registrados en unidades de cuidados intensivos) en cada región fue también muy inferior a la cifra oficial de 15.000 trasplantes realizados. Sin embargo, decenas de miles de trasplantes se realizan en hospitales chinos cada año.

Continúan los trasplantes programados para extranjeros: Las recientes investigaciones han desacreditado las declaraciones oficiales chinas de que no se realizan trasplantes a extranjeros. En octubre de 2017, periodistas de una importante cadena de televisión coreana descubrieron que los pacientes extranjeros de otras partes de Asia y Oriente Medio siguen acudiendo en masa a uno de los mayores centros de trasplantes de China. A los pacientes se les programaron tiempos de espera de solo días o semanas, con "donaciones" monetarias adicionales al hospital que resultaron en cirugías aceleradas.

La regulación no ha seguido el ritmo de la supuesta reforma: El sistema de donación de órganos y el marco reglamentario de China están todavía en sus inicios y no pueden soportar el número de trasplantes que se realizan en China y su naturaleza según demanda y programados. Los organismos que supervisan el sistema de donación siguen siendo organismos vacías, y la mayoría de los órganos utilizados para trasplantes no proceden del sistema nacional de donación y asignación que a menudo se presenta a la comunidad internacional.

Una fuente alternativa de órganos sigue siendo necesaria: Dado que las donaciones voluntarias no pueden justificar el número de trasplantes realizados y que los expertos reconocen que las ejecuciones penales se han reducido en los últimos años, la mayoría de los órganos se sustraen continuamente de los presos de conciencia en ejecuciones extrajudiciales. Las principales víctimas son los practicantes de Falun Dafa (Falun Gong), que siguen siendo el mayor grupo de prisioneros de conciencia en China, y han sido sistemáticamente detenidos, encarcelados, torturados y sometidos por la fuerza a análisis de sangre y exámenes médicos tanto en custodia estatal como en sus hogares.

Arthur Caplan, profesor de bioética en la Facultad de Medicina de la Universidad de Nueva York, escribió en el prólogo del informe: "China, como lo muestra este excelente, minucioso y bien documentado informe, continúa permitiendo la violación de Derechos Humanos y la ética mínima en el trato a sus ciudadanos, permitiendo el asesinato con el fin de obtener órganos para trasplantes".

En la conferencia de prensa en la que se anunció la publicación del informe, el Dr. Huige Li, profesor del Centro Médico Universitario de Maguncia y coautor del informe, presentó las características y la naturaleza "a pedido" de los trasplantes en China: cirugías programadas, cortos tiempos de espera y sustracción de órganos vitales enteros de fuentes vivas, matando efectivamente al donante en el proceso. Analizó un caso reportado en una revista médica china en el que un "donante" de órganos no satisfacía ni los criterios de muerte cerebral ni los de muerte cardíaca, sino que estaba con vida en el momento de la sustracción del órgano.

Grace Yin, directora ejecutiva de COHRC, dijo que China llegó a realizar más trasplantes que cualquier otro país en solo unos pocos años después de que la industria despegara en el año 2000, a pesar de la escasez de donaciones voluntarias de órganos. Además, la industria continuó creciendo después de que la sustracción forzada de órganos atrajera la atención internacional por primera vez en 2006. La cifra oficial de 10.000-15.000 trasplantes al año en China es una subestimación y solo unos pocos hospitales pueden superarla fácilmente.

Por ejemplo, COHRC estimó que el Centro Oriental de Trasplantes de Órganos de Tianjin solo tiene la capacidad de realizar entre 6.000 y 8.000 cirugías por año. El director del Centro de Trasplante de Hígado de la Universidad de Beijín, Zhu Jiye, declaró en 2013 que su centro realizó 4.000 trasplantes de hígado en un año.

Con base en los datos disponibles referentes al tiempo de hospitalización después de la cirugía y la tasa de ocupación de las camas disponibles, los autores calcularon que los 165 centros de trasplantes aprobados por el gobierno de China combinados pueden realizar más de 70.000 cirugías cada año.

David Matas, abogado canadiense de derechos humanos y pionero en la investigación del abuso de trasplantes de órganos en China, destacó: "El nuevo informe me decepcionó porque confirmó lo que he visto, que China no ha cambiado. Aumentó [su] capacidad de encubrimiento".

David Matas habla en el Congreso Internacional de la Sociedad de Trasplantes en Madrid, España.

El informe también señaló que la cantidad de órganos de donantes registrados y pacientes fallecidos en las unidades de cuidados intensivos, según lo citado por el régimen de China, podrían quedar muy lejos de los 15.000 trasplantes reconocidos por el gobierno.

"Las cuentas oficiales indican que el porcentaje de órganos procedentes de donaciones aumentó de un 23% en 2013 a un 80% en 2014, y que las donaciones voluntarias se convirtieron en la única fuente oficial de órganos en 2015. No es plausible que una transición tan completa en este sistema pudiera haber tenido lugar en solo uno o dos años", dijo David Li, coautor del informe.

China no ha promulgado leyes fundamentales que reconozcan la muerte cerebral o que regulen la obtención, donación, asignación y trasplante de órganos. Su sistema de donación de órganos y su marco jurídico y reglamentario siguen siendo carcasas vacías, contienen numerosas lagunas que permiten la obtención de órganos sin ética y no pueden abastecer el número de trasplantes que se realizan en China ni su naturaleza programada con anticipación.

Las pruebas presentadas en el informe sugieren que estos órganos se sustraen de prisioneros de conciencia en ejecuciones extrajudiciales; los practicantes de Falun Dafa son el grupo más numeroso de prisioneros de conciencia en China y siguen siendo las principales víctimas de la sustracción de órganos. La industria de trasplantes de China comenzó su crecimiento exponencial después de que el régimen chino lanzara su campaña para erradicar la práctica espiritual en 1999 y priorizara el trasplante de órganos en su estrategia nacional con una inversión significativa en investigación, desarrollo, industrialización y capacitación de personal.

Bai Shuzhong, ex jefe de la división de salud del departamento general de logística del ejército de liberación popular, dijo en una investigación telefónica llevada a cabo por la Organización Mundial de Investigación de la Persecución de Falun Gong en 2014 que fue Jiang Zemin, entonces presidente del comité militar central, quien dio instrucciones para llevar a cabo la recolección de órganos de los practicantes de Falun Gong: "EL presidente Jiang [Zemin] dio instrucciones al respecto... gente vendiendo riñones para cirugías de transplantes... después de que Jiang emitió la orden, todos trabajamos mucho contra los practicantes de Falun Gong".

Durante una entrevista con el People's Daily  (el periódico estatal más grande de China) en 2001, Huang Jiefu afirmó: "La lucha contra Falun Gong es una guerra política seria, y no debemos tener misericordia con el puñado de miembros clave".

El nuevo informe concluye: "La sustracción de órganos de prisioneros de conciencia para trasplantes apoya la campaña del gobierno para destruir a los grupos que etiqueta como 'enemigos del estado', sirve a sus esfuerzos del frente unido para ganar influencia con los dignatarios extranjeros y la élite de los chinos en el extranjero, y proporciona fama, promoción e incentivo económico a los hospitales y médicos que participan en estos abusos".

Sin embargo, la supuesta reforma de China ha ganado el reconocimiento de algunas organizaciones internacionales de trasplantes como resultado de las campañas de relaciones públicas, el uso de datos cuestionables, las hojas de ruta agresivas, los escaparates de los centros de trasplantes y las presentaciones en foros internacionales.

Dado que el sistema de trasplantes de China continúa siendo apoyado por el asesinato de inocentes, los autores advierten: "Al ampliar los acuerdos para compartir órganos con otras partes de Asia, las regiones de Belt y Road, y más allá, el régimen chino también corre el riesgo de implicar a la comunidad internacional en sus crímenes".

El Dr. Caplan también escribió en su prólogo: "El informe debe ser atendido tanto por la comunidad de trasplantes como por los gobiernos de todo el mundo. Lee este informe y luego presiona a tu gobierno para que actúe y corrija lo que debe terminar".

El Centro de Investigación de Sustracción de Órganos de China (COHRC, por sus siglas en inglés) es una organización sin fines de lucro que lleva a cabo y presenta investigaciones fidedignas sobre el abuso de trasplantes de órganos en China, incluyendo la matanza de presos de conciencia por órganos. Los investigadores de la COHRC buscan y analizan evidencia de una amplia gama de fuentes chinas y extranjeras.