(Minghui.org) Una mujer encarcelada por su fe, realizó una huelga de hambre en protesta por el trabajo forzado que se le exigía mientras estaba en prisión, como consecuencia fue golpeada y alimentada a la fuerza. Su familia advirtió a las autoridades penitenciarias que se reservan el derecho de demandarlos por abusos a los presos.

El 13 de noviembre de 2014, la Sra. Zhou Yafang fue detenida por informar a la gente sobre la verdad de la persecución que está llevando a cabo el régimen comunista chino contra Falun Gong, también conocido como Falun Dafa, una práctica espiritual de cultivación que conlleva enormes beneficios tanto para el cuerpo como para la mente y que se basa en los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia.

La Sra. Zhou con una edad de 49 años y residente de la ciudad de Lingyuan, fue sentenciada a seis años de prisión en agosto de 2015 viendo poco después cómo su apelación fue rechazada. A principios de 2016 fue trasladada a la prisión de mujeres de la provincia de Liaoning.

Fue forzada a realizar más de 15 horas de duro trabajo todos los días sin cobrar por ello. Tuvo que soportar este maltrato durante un año y medio antes de decidir protestar. Las autoridades penitenciarias respondieron con más abusos y maltratos. Exigió una disculpa, pero nunca se la dieron.

Brutalmente golpeada durante la primera huelga de hambre

El 5 de julio de 2017 la familia recibió una llamada telefónica de la prisión, diciendo que había estado en huelga de hambre durante siete días.

Al día siguiente, sus seres queridos se apresuraron en ir a la cárcel. El jefe de sección Zhao les informó de lo que pasó. La Sra. Zhou se había negado a realizar trabajos forzados, así que la enviaron en régimen de aislamiento. Respondió con una huelga de hambre.

La Sra. Zhou le dijo a su familia que había sido golpeada y torturada, tenía moretones por todo el cuerpo. La guardia Zhao negó que alguna vez la hubieran golpeado.

La familia quedó consternada, casi no podían reconocerla, al darse cuenta de lo delgada y débil que se encontraba, le pidieron que pusiera fin a su huelga de hambre.  Estuvo de acuerdo.

Alimentada a la fuerza durante la segunda huelga de hambre

El 4 de enero de 2018 la prisión llamó a la familia diciendo que otra vez se encontraba en huelga de hambre. Sus seres queridos visitaron la prisión al día siguiente y se enteraron de que la Sra. Zhou se vio obligada a permanecer de pie durante más de 10 horas al día por negarse a realizar trabajos forzados.

Esta vez, se negó a detener su huelga de hambre.

La familia regresó el 8 de enero y ella le dijo: "Me están maltratando. El jefe de sección Zhao y el jefe del equipo deben disculparse conmigo. No violé ninguna ley y no soy un criminal. Me niego a hacer trabajo forzado”.

Zhao dijo:"¡Nunca me disculparé con ella! Si se niega a comer, ¡la alimentaremos a la fuerza!".

Zhao procedió a elaborar un formulario de renuncia que la eximiera de responsabilidad para que la familia firmara. Conocindo de antemano por otros practicantes las posibles consecuencias de la alimentación forzada, se negaron rotundamente a dar su firma.

Cuando regresaron el 16 de enero, la Sra. Zhou ya estaba en un hospital con una sonda de alimentación en la nariz. Notaron que sus manos estaban esposadas detrás de su espalda, en una condición extremadamente delgada, no podía hablar y parecía sumamente débil.

Inmediatamente solicitaron su libertad condicional médica, pero la prisión se negó a concedérsela.

La familia llegó a la prisión el 23 de enero con una elaborada declaración por escrito, que detallaba el abuso que ha sufrido la Sra. Zhou a manos de los guardias de la prisión. Le entregaron el documento al jefe de sección Zhao y pidieron ver a la Sra. Zhou.

Zhao se negó a dejarles mantener una reunión cara a cara y solo permitió que la familia hablara con la Sra. Zhou por teléfono.

La Sra. Zhou dijo que había puesto fin a su huelga de hambre hacía unos días, y su familia le recordó que escribiera los nombres de los guardias y reclusos que pudieran abusar de ella durante el resto de su encarcelamiento. Le aseguraron que buscarían justicia contra los perpetradores.