(Minghui.org) Gracias Maestro, gracias compañeros practicantes.
Mi nombre es Ileana. Soy de Argentina. Hoy quiero compartir con ustedes algunas experiencias de cultivación que tuve con mi hija, ya que algunas de las pruebas más importantes en mi cultivación están relacionadas con ella. Creo que podrían ser útiles para otros practicantes con y sin niños.
Mi primera gran prueba fue en su nacimiento. Mi fecha de parto coincidía con el primer show que Shen Yun daría en Argentina en 2009. Primero pensé que mi embarazo era actualmente una interferencia porque no me permitía participar activamente en la promoción y organización de los shows de Shen Yun. Con el tiempo me calmé y comprendí que la bebé era también una discípula de Dafa, así que ella debía comprender y cooperar. Le pedí que aguantara hasta que los shows terminaran para nacer.
En efecto sucedió y fui capaz de participar en algunas tareas y ayudar en los reportajes de Shen Yun para La Gran Época.
Una vez que los shows habían terminado, le dije a mi bebe, “bien, ahora puedes nacer”. Después de todo, era solo una semana después de la fecha de parto. Pero ella aún no nacía, y una nueva serie de shows en otra ciudad de América del Sur se estaba acercando. Participé en los reportajes de esos shows también. Habían pasado ya dos semanas desde la fecha probable de parto y ella seguía sin nacer.
En ese punto yo ya estaba preocupada -no solo por ella sino también porque debía tratar con el doctor; se suponía que debía visitarlo en esas semanas, pero no lo hice debido a las preparaciones para los shows de Shen Yun. Pensé que si iba a verlo, él querría hacer una cesárea. En cierto nivel, entendía que como practicante no debería tener que someterme a tal procedimiento. Sin embargo yo también temía a la idea de tener que hacerme esa operación, nunca me gustaban los doctores y siempre consideré primitivos sus métodos.
Temía ambos, la operación y perder la cara en frente de él. Era también muy tarde para buscar un nuevo doctor. Mi familia me instó a ir pronto al médico para ser responsable por la vida de mi hija, etc. Pero mi mentalidad cambió de “todo está bien, todo va a estar bien” a “necesito ir al doctor para concordar con la sociedad común” y finalmente “pero si voy, él me forzará a una cesárea, así que no puedo ir”. También estaba preocupada, ya que si no iba al médico podría dañarla a ella o incluso poner en riesgo su vida.
Otra semana pasó con shows en otra ciudad de América del sur. Esa era la última ciudad en la región con presentaciones de Shen Yun, por lo que pensé que ella debería nacer después de eso. Tres semanas después de la fecha probable, no había señales de trabajo de parto.
En ese tiempo, miré dentro y encontré numerosos apegos. Además de los mencionados previamente, encontré el apego a la reputación, estaba preocupada sobre lo que otros practicantes pensarían de mí si perdía mi bebé. También intenté aceptar el hecho de que tal vez tenía una gran cantidad de yeli para pagar y tendría que perder mi hija en ese escenario. También tuve momentos donde estaba clara en que el Maestro estaba cuidando de mí y mi bebé, que no tenía nada que preocuparme. Pero todos los miedos y preocupaciones volvían rápidamente.
Pasé todo el tiempo pensando en ello, estudiando el Fa, enviando pensamientos rectos, y mirando dentro. Aunque llegando a cierto nivel, supe que tenía que tener fe en el Maestro, llegar al reino donde no tenía preocupaciones o miedos no fue fácil.
El Maestro dijo en Exponiendo el Fa en el Fahui Internacional de Nueva York, 2004:
“Si puedes cultivarte genuinamente, cuando verdaderamente puedas dejar ir tu apego por la vida o tu miedo a la muerte –y no sólo actuar así para que lo vean los demás, mientras en tu interior constantemente piensas sobre eso– entonces, no importa qué tipo de enfermedad tengas, serás curado. En la cultivación, la diferencia entre lo humano y lo divino es justamente la diferencia de un pensamiento. Esta diferencia de un pensamiento parece fácil, pero sólo puede lograrse con una sólida y profunda base a través de tu cultivación. Si realmente puedes dedicar mucho esfuerzo al estudio del Fa, vas a poder lograrlo”.
Una mañana sucedió. Me desperté mientras seguía en la cama, y mi primer pensamiento fue “ella aún no nace…”, luego repentinamente llegué a ese reino teniendo fe total en el Maestro, sin miedos ni dudas, sin importar lo que suceda. En ese momento tuve una visión del Maestro en la imagen de Fo, con una kasaya naranja y cabello azul, una figura de aproximadamente 10 cm de alto. A su lado había un ser iluminado femenino, vistiendo una bata color lavanda y cabello ondulado rojizo. Se tomaron de la mano y descendieron a mi panza. Tres días después -alrededor de cuatro semanas después de la fecha de parto- mi hija nació en un parto natural y sin complicaciones.
Durante ese período de tiempo, muchas manifestaciones me mostraron que no era una niña común y corriente, y cómo los pequeños discípulos tienen su propio camino para asistir al Maestro en la rectificación del Fa. Pero enfocaré este entendimiento en la gran prueba que tuve que pasar en este sentido.
Algunos años pasaron sin mayores problemas. Pero luego mi relación con su padre iba peor y peor. En cierto punto, mi hija comenzó a tener manifestaciones de yeli de enfermedad. Al principio no eran muy serias y siempre las pasábamos enviando pensamientos rectos, y ella se ponía bien. Pero con el tiempo se volvieron más serias. En un momento, su padre comenzó a tener la misma manifestación de enfermedad y yo estaba cansada de tener que lidiar con eso sola.
Un episodio particular ocurrió cuando mi hija comenzó con ataques de tos que no le permitían respirar con normalidad. Su padre tenía la misma manifestación de yeli de enfermedad. Entonces lo culpé y decidí por mi cuenta que él debería ser el único enviando pensamientos rectos para rectificar la situación.
Eso por supuesto fue incorrecto. Dos semanas pasaron y mi hija seguía tosiendo. Incluso llegó a un punto en que a veces escupía sangre por toda la tos. Sentía que no era justo que ella pasara por eso solo porque los adultos no pudieran resolver sus problemas, así que comencé a enviar pensamientos rectos para eliminar la interferencia. Me tomó una semana entera de enviar pensamientos rectos casi constantemente, y al final, la manifestación de yeli desapareció y ella estuvo bien.
Menos de un mes después, mi hija nuevamente tuvo manifestaciones de yeli de enfermedad. Una noche comenzó a quejarse que le dolían los oídos. Se retorcía del dolor y no pudo dormir.
Decidí enviar pensamientos rectos. Ya era tarde en la noche y estaba muy cansada, pero estaba decidida a enviar pensamientos rectos toda la noche si era necesario. Vi que no tenía el apoyo de su padre. Sin embargo, esta vez no me molestó, y decidí encargarme del asunto por mi cuenta.
En el mismo segundo, sentí una gran indignación e ira, y pensé: “¡¿Cuánto tiempo vas a seguir haciendo estas cosas?! ¿De nuevo con lo mismo? ¿Cuántas veces vas a venir con la misma cosa? ¡Esto no tiene nada que ver conmigo!”.
En ese momento, también me di cuenta de que esta no era una buena reacción. Pero cuando miré a mi hija, vi que había dejado de quejarse por el dolor y se había quedado dormida en la cama.
Estaba estupefacta. Pensé que tal vez el dolor se había calmado por un momento pero volvería a comenzar después de un tiempo, así que empecé a enviar pensamientos rectos. Pero después de unos minutos, me di cuenta de que ella seguía durmiendo tranquilamente.
Todo esto sucedió en una fracción de segundo. La tribulación se había disuelto con ese solo pensamiento mío, incluso antes de que realmente empezara a enviar pensamientos rectos.
Más tarde me di cuenta de que la ira y la indignación no habían sido dirigidas a mi hija, sino al mal que causaba la interferencia. Ese pensamiento era una forma de negar los arreglos de las viejas fuerzas.
Esto fue un claro ejemplo en los principios de la enseñanza del Maestro Más allá de los límites de la tolerancia, Escrituras esenciales para mayor avance (II):
“Pero la tolerancia no significa tolerar a los seres perversos –que ya no tienen naturaleza humana o pensamientos rectos– desafiando ambas, las leyes humanas y divinas, a la vez que corrompen seres vivientes y la existencia de Dafa en diferentes niveles”.
Después de ese episodio, mi hija no tuvo más manifestaciones de ye de enfermedad. Ese fue también un punto de inflexión en nuestras vidas y, finalmente, me llevó a irme a Nueva York con ella.
En este entorno, ella puede asistir a la escuela Minghui los fines de semana. Como vivimos con otros practicantes con niños, ella tiene la oportunidad de ser más diligentes haciendo los ejercicios y estudiando el Fa con otros pequeños discípulos a diario.
Realmente agradezco a Shifu desde el fondo de mi corazón por brindarnos a mi hija ya mí la oportunidad de venir a Nueva York y cultivar en este entorno, lo que ha sido positivo para ambas.
Por favor, corríjanme si algo en mi experiencia de compartir no está de acuerdo con el Fa. Gracias, Maestro, y gracias, compañeros practicantes.
(Presentado en la Conferencia de Intercambio de Experiencias de Inglés de Nueva York 2018)
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