(Minghui.org) Comencé a practicar Falun Dafa, también llamado Falun Gong, cuando tenía 23 años de edad. Durante los últimos 20 años he continuado practicando. El 19 de junio de 1993, tuve la suerte de poder asistir a la 3.ª sesión de clases de Dafa de la ciudad de Changchun, que el Maestro Li celebró en la sala provincial del comité del partido de Jilin. En ese momento, no sabía que esto era lo que siempre había estado anhelando y esperando.
Mi corazón estaba muy tranquilo cuando entré en la sala. Mi amigo ya me había encontrado un asiento en la décima fila. Cuando me senté, tenía la sensación de que mis deseos se habían cumplido. En ese momento sentí que algo se movía sobre mi espalda, así que miré a mi alrededor para ver si había alguien detrás de mi silla, pero no vi a nadie. Sentí que había algo rotando dentro de mi cuerpo y le dije a la persona que venía conmigo: "hay algo que se mueve en mi espalda y parece que esta rotando". Mi amigo respondió: "Es el Falun lo que notas rotar, el Maestro te concedió un Falun". Tenía mis dudas, ya que el Maestro ni siquiera había aparecido en ese momento. Entonces, ¿quién me había plantado aquel Falun?
Mientras esperaba, pensé en las imágenes de algunos de esos grandes maestros de qigong: ricos, famosos, bien vestidos y poseedores de un equilibrio único. Dentro del vestíbulo, no había nadie que intentara mantener el orden, ni tampoco alguien pidiendo al resto que no hicieran ruido y que se callaran. Sin embargo, todo el mundo en la sala estaba muy tranquilo y parecía que todo se veía envuelto y restringido por el gran poder de la benevolencia. Nadie hablaba en voz alta, o paseaba a su antojo, tampoco nadie charlaba sin parar o fumaba. Todos estaban inmersos en un campo de energía lleno de benevolencia y paz, esperando en silencio la llegada del Maestro.
Como todos esperaban ansiosamente, el Maestro se acercó al escenario vestido con una camisa blanca de manga corta y limpia. Aunque sus pantalones y zapatos de cuero lucían relativamente desgastados, su pulcritud tocaba el alma. Me sorprendió comprobar que aunque vivía en este sitio mundano, permanecía fuera de todos los elementos mundanos. Su piel era impecable y su cabello de color negro le hacía aparecer como alguien de un poco más de 20 años de edad. El Maestro Li era alto, poseía un buen porte, una tez extraordinaria y una sonrisa amistosa y benévola.
Tras presentarse a sí mismo y a Falun Dafa, el primer tema del que habló fue de los fashen. El Maestro tiene un número incontable de fashen. Antes de su llegada, sus fashen estuvieron limpiando tanto la sala como los cuerpos de las personas con relación predestinada, otorgándoles Falun. En ese momento, entendí que era el Maestro quien con anterioridad limpió mi cuerpo y me entregó un Falun. El Maestro reveló las respuestas de algunos de los misterios del mundo y de otras cosas que realmente quería saber. Creo que el Maestro no es una persona común sino alguien que posee habilidades extraordinarias. El Maestro lo sabe todo.
Escuchar aquellas conferencias del Maestro me permitió llegar a comprender algunas cosas que nunca habría alcanzado a entender sin practicar la cultivación. Llegué a saber que el Fa del universo es "Verdad-Benevolencia-Tolerancia". Estas tres cosas constituyen todo dentro del universo, incluyendo a nosotros, los humanos. Me enteré de la verdadera razón por la que los humanos se enferman y sus causas principales. Cuando uno cambia y se asimila a la característica del universo: "Verdad-Benevolencia-Tolerancia", es capaz de crear cambios en la causa fundamental de la enfermedad, y así todo vuelve a la normalidad. Decidí tomar este camino de volver a mi verdadera naturaleza original.
Cada frase que dijo el Maestro fue tan preciada. Apresuradamente, intenté tomar notas de la conferencia, pero caí en la cuenta de que no tenía bolígrafo. En ese momento, el Maestro dijo que no tomáramos apuntes porque eso afectaría nuestra concentración al escuchar las conferencias. Así que, escuché muy atentamente. No quería perderme ni una sola frase, ni olvidar nada de la conferencia. Sentí que cada oración que el Maestro decía llevaba una energía muy fuerte que penetraba continuamente en mi cerebro, y me llenaba constantemente. Cuando era estudiante, necesitaba pensar mientras escuchaba en las lecciones de los profesores con el fin de memorizarlas y recordarlas. Aquello era un proceso muy agotador. Sin embargo, la conferencia del Maestro llevaba una energía muy fuerte que no solo entraba en mi mente, sino que también alcanzaba mi yo interior dentro del alma. Cuanto más escuchaba, más cómodo me sentía.
En las diez lecciones, el Maestro ajustó físicamente los cuerpos de los practicantes varias veces. Primero, nos dijo que nos pusiéramos de pie y pensáramos en una o dos enfermedades, y luego nos relajáramos. El Maestro se paró en el escenario, levantó su mano a lo alto y gradualmente la bajó. Sentí que la materia negra estaba siendo presionada hacia abajo, desde la cabeza hasta la planta de los pies. El Maestro la agarró en su mano y sentí como la retiraba de mi cuerpo. Mientras capturaba la materia negra en su mano, el Maestro pidió a todos que movieran sus cuerpos muy rápido. Luego se dirigió a la esquina del escenario y lanzó esa "cosa". Un día, el Maestro dijo que todos sentirían dolor en sus tobillos al estar de pie por largos periodos mientras practican los ejercicios. Él expulsó el ye del tobillo de todos los presentes. Desde aquel entonces, no importa cuánto tiempo esté de pie, nunca siento dolor en los tobillos.
El día en que el Maestro habló del tianmu, me encontraba sentado en el centro de la sala, calculo que en la sexta o séptima fila. Mientras escuchaba, me preguntaba si el Maestro nos pediría que nos levantáramos mientras usaba su mano para abrir nuestro tianmu. Escuché con plena concentración y en el área entre mis dos cejas sentí picazón. Incapaz de soportar la picazón, con mi mano trate de rascarme suavemente. El Maestro me miró con benevolencia e indicó que no me rascara mientras estaba hablando del tianmu, ya que estaba abriéndolo para todos. De repente, entendí lo que estaba sucediendo.
El tercer día de conferencias, llegué a la sala de conferencias 30 minutos antes de lo habitual. Sin embargo, encontré que muchos practicantes ya estaban en la puerta de la sala queriendo entrar. El Maestro condujo a muchos practicantes y ayudó a guiar a la multitud. Cuando las puertas finalmente se abrieron todo el mundo corrió rápido para encontrar un asiento. Seguí el ejemplo. Cuando levanté la cabeza, vi que el Maestro estaba parado a un lado del pasillo, mirando a cada practicante con benevolencia. Miré al Maestro mientras pasé apresuradamente por el pasillo delante de él. El Maestro trató este tema durante aquella clase y después de escuchar la conferencia, la cultivación personal de todos aumentó, junto con nuestra comprensión del Fa. Tal congestión y competencia por los asientos no volvió a ocurrir. En las conferencias siguientes, las puertas de la sala siempre se abrían una hora antes del horario establecido.
Todos los días después del trabajo, iba con prisa a las conferencias en mi bicicleta sin siquiera cenar. El trayecto era de una hora debido a las largas distancias. Esto era algo que no podía imaginar que pudiera hacer antes, cuando mi cuerpo siempre se sentía muy débil. Llegaba más de media hora antes de la hora establecida para la conferencia. Sentía que el campo de energía estaba lleno de benevolencia y paz. No pensaba en cosas malas ni tampoco en cosas buenas. Mi mente estaba en quietud y mi alma interior tranquila y en paz. Ni durante las tres horas de clase, ni en el viaje de vuelta a casa, sentía hambre.
Cada día, el Maestro daba conferencias durante más de dos horas, con descanso de 10 minutos, y luego enseñaba los ejercicios. Un practicante estaba en el escenario para demostrar los movimientos del ejercicio, mientras el Maestro hablaba sobre los aspectos principales del ejercicio. Como había tanta gente, me tomó un poco de tiempo encontrar un sitio para practicar el ejercicio. Una señora me empujó y tomó mi lugar sin ninguna muestra de disculpa. La rabia creció en mi corazón, pero pensé en las enseñanzas del Maestro y en seguir el requisito de "Verdad-Benevolencia-Tolerancia" en nuestra vida diaria. Sabía que enojarme no era correcto. Por lo tanto, controlé mi ira, pero un aire de injusticia permaneció en mi interior. En ese momento, una bola de energía benevolente entró en mi corazón e inmediatamente disipó ese soplo de injusticia.
En la sala, las primeras cuatro filas de asientos tenían pegatinas VIP. Estas filas se reservaban para los organizadores de las autoridades provinciales. Los funcionarios del partido comunista chino (PCCh) querían probar al Maestro, para lo cual hicieron presentarse a muchos pacientes gravemente enfermos para que los tratara. Una señora se puso de pie en el escenario con cuatros resultados de tomografía computarizada y habló emocionada diciendo que su madre tenía cáncer en etapa terminal. Originalmente, le creció un tumor muy grande en su pecho que incluso causó que su tráquea cambiara de posición. El Maestro la trató durante cuatro sesiones. Después de cada sesión llevaban a la paciente para realizarle una tomografía computarizada, de acuerdo a la solicitud de los funcionarios provinciales. El cuarto resultado de la tomografía computarizada demostró que el tumor había desaparecido totalmente, y que su tráquea solo se encontraba inclinada ligeramente. Esta señora dijo a los más de 1.000 practicantes que estaban presentes en la sala que podían subir al escenario y mirar los resultados de la tomografía computarizada, que eran reales. Llena de gratitud, la señora le regaló al Maestro una bandera bordada.
Sin embargo, en 1999, esta señora apareció con el partido comunista chino (PCCh) alegando "las supuestas 1.400 muertes" y revocando totalmente lo que había dicho delante de tantas personas en el escenario. La observé en la televisión. ¡Su expresión temerosa demostró que debía sentirse amenazada por alguien! A pesar de todo lo que dijo, nadie se atrevió a rebatir los hechos que atestiguaban los cuatro resultados de la tomografía computarizada. Yo mismo fui testigo de todo esto.
No puedo ver otros reinos, pero puedo sentir las vigorosas rotaciones de numerosos Falun en mi cuerpo. Estos Falun siguen moviéndose desde lo profundo de mi cuerpo hasta la superficie e incluso ocasionan que mi ropa se mueva. Cuando asistía a las clases, el Falun que rotaba en mi mano hacía que el papel que sostenía vibrara.
Un día después de escuchar una lección, practiqué el segundo juego de ejercicios de Falun Dafa. Como mis brazos eran muy delgados, cada vez que hacía el ejercicio, era una experiencia bastante ardua ya que sentía como si mis brazos levantaran una enorme montaña, incluso lloraba del dolor. Sin embargo, mi deseo por transitar el camino correcto y cultivar Dafa era muy fuerte. Cuando hice la tercera postura y levanté mis brazos por encima de la cabeza, en medio de un enorme dolor, pensé: Nunca bajaré mis brazos, aunque esto signifique perder mi vida. De repente, vi un ojo aparecer en mi párpado izquierdo muy claramente, fue algo muy real. En Zhuan Falun se menciona que:
"Ademas del canal principal, arriba de las cejas, por encima y por debajo del parpado y en el punto shangen también hay varios subcanales principales. Estos deciden el asunto de los niveles atravesados" (Segunda Lección de Zhuan Falun).
Como acababa de empezar mi cultivación, mi comprensión de Dafa era limitada. Por lo tanto, tenía una duda en mi corazón desde que lo aprendí, ¿cómo puedo haber alcanzado un nivel tan alto que todos mis subcanales sean ojos?
En el décimo día, el Maestro respondió a las preguntas de los practicantes. Quería hacer una pregunta que tenía en mi corazón, pero debido a la perturbación que me ocasionaban las viejas fuerzas, no pude expresar claramente la pregunta en mi nota. Cuando el Maestro leyó mi nota, el significado era totalmente diferente de lo que originalmente había querido preguntar. Sentado entre el público, no dejaba de pedirle disculpas al Maestro: "Maestro, esto no es lo que quise decir, esto no era lo que quería decir". El Maestro pareció haber oído mis disculpas y volvió a mirar mi nota. A través de esta "reexaminación", el Maestro le quitó a su discípulo tanta materia mala.
Antes de que me diera cuenta, los 10 días de clase terminaron. El Maestro estaba muy ocupado, yendo a diferentes partes del país para difundir el Fa con una agenda muy apretada. Después de las conferencias de 10 días en Changchun, el Maestro tuvo que irse a otro lugar para difundir el Fa. El Maestro vino y se fue rápidamente y el sentimiento de tener que separarme del Maestro no fue agradable.
El Maestro nos dijo entonces que como había algunos problemas con los arreglos en el lugar al que se suponía que tenía que ir, podía quedarse en Changchun por otros ocho días, así que pudo dar otra clase de ocho días en Changchun. Al oír eso, todos los practicantes en el salón se pusieron muy contentos de tener tal relación predestinada con Dafa. Como recién llegados, tuvimos la oportunidad de escuchar 18 días de conferencias a cargo del propio Maestro. ¡Ese fue el recuerdo más feliz y honorable de mi vida!
Los ocho días de conferencias se celebraron en la Sala Ming Fang Gong de la Universidad de Jilin, ya que la sala original no podía contener el creciente número de practicantes.
En el segundo día de la conferencia en Ming Fang Gong, el Maestro habló sobre el tianmu. Esta vez, supe que el Maestro estaba abriendo el tianmu para los practicantes mientras hablaba durante la conferencia. Un Falun aterrizó entre mis cejas, girando en un lugar ligeramente por encima de las cejas. Después de eso, como un taladro eléctrico, comenzó a perforar hacia adentro. Sentí como si mis dos globos oculares se estuvieran sumergiendo en la carne.
El Maestro dijo en Zhuan Falun: "Mientras hablo del tianmu, cada uno de nosotros siente que su frente está tensándose, que la carne se amontona allí, taladrando hacia dentro".
Realmente sentí que habían excavado un pasadizo en mi frente. El Falun tenía un gran poder para excavar y cuando llegó a la glándula pineal, se ensanchó y continuó girando. Después de un tiempo, se redujo de tamaño y se introdujo en el canal, rotando en la superficie de mi frente. Después de un rato de hurgar, salió del canal... y continuó desplazándose de un lado a otro de esa manera.
Las conferencias eran muy duras para el Maestro. Todos los días, daba conferencias durante más de dos horas sin beber agua. Incluso en los descansos, trataba a la gente en la parte trasera del escenario. Un día después de la conferencia, entré por una puerta lateral. Miré por una de las ventanas y vi que había mucha gente en la habitación y que el Maestro estaba tratando sus enfermedades personalmente. Realmente el Maestro siempre parecía estar muy ocupado y trabajando duro. A regañadientes, abandoné aquel lugar.
El precio de entrada a las conferencias era el más bajo de todo el país. Los nuevos practicantes pagaban 40 dólares, mientras que los veteranos pagaban 20 dólares. En ese momento, cualquier otra tarifa de entrada a sesiones de Qigong eran fácilmente superiores a 100 dólares. El Maestro llevaba una vida sencilla. En el salón provincial de fiestas, llevaba una camisa blanca que lavaba todas las noches y la volvía a llevar al día siguiente. En el Ming Fang Gong, llevaba una camiseta blanca de manga corta muy común. Casi todo el coste de las entradas se le entregaban al organizador. El Maestro no recibía apenas dinero. Comprendí que el precio de las entradas era muy bajo porque el Maestro restaba su parte para que los discípulos accedieran fácilmente a las conferencias. El PCCh luego difamó al Maestro, diciendo que codiciaba el dinero. El Maestro tenía 100 millones de practicantes. Si todos le hubieran dado un dólar, habría sido millonario. Estaría más que feliz de darle al Maestro un dólar. Esto podría conseguirse fácilmente. Sin embargo, el Maestro no quiere nada de sus discípulos. El Maestro solo quería que sus discípulos tuvieran el corazón para cultivar Dafa, para asimilarse a las leyes universales de Verdad, Benevolencia y Tolerancia, ser una buena persona y buscar el camino recto.
El Maestro no tenía una casa lujosa. Solo tenía una casa vieja y rota, que yo mismo he visto. Aquellos practicantes que han estado en la casa del Maestro dijeron que derramaron lágrimas de tristeza cuando vieron su casa. El Maestro no está manchado por prácticas corruptas y es un Maestro verdadero, una de las grandes virtudes. Comprendí que la razón por la cual el Maestro no puede ser mancillado por el mundo mundano es porque los asuntos mundanos no pueden afectarlo de ninguna manera.
El 29 de abril de 1994, el Maestro regresó a Changchun y organizó otra clase de enseñanzas de Falun Dafa en Ming Fang Gong. Llevé a mi madre y a un amigo para que escucharan las conferencias del Maestro. Todos los asientos en Ming Fang Gong estaban ocupados e incluso algunos practicantes se quedaron afuera pese a que habían venido de lugares muy lejanos. Estos practicantes no pudieron entrar porque las entradas ya estaban agotadas. Por lo tanto, se sentaban fuera de la sala todos los días para meditar negándose a salir.
En ese momento, no sabía que esta sería la última vez que el Maestro estaría difundiendo el Fa en Changchun. El décimo día, como tenía algo que hacer, no asistí a la clase. Eso se convirtió en mi arrepentimiento eterno. Mi alma interior se llenó de dolorosos remordimientos.
Veinte años después, cuando pienso en este asunto, entiendo que el Maestro usó aquello para iluminarme en el entendimiento de que oportunidades como esta no siempre estarán ahí. Todo pasará con rapidez, así que necesito valorar esta oportunidad y la relación predestinada que me tomó millones de años culminar. Por lo que necesito ser muy diligente en mi cultivación.
Recordé firmemente las enseñanzas del Maestro de usar "Verdad-Benevolencia-Tolerancia" como el estándar para guiar mi comportamiento en la cultivación de mi xinxing. He vivido inmerso en la alegría, feliz de poseer el Fa durante toda mi vida. A pesar de la persecución, de permanecer encerrado en celdas, de ser golpeado, de perder mi trabajo, de perder mi casa... La alegría y la felicidad de obtener el Fa todavía residen en mi corazón y nunca desaparecerán.
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