(Minghui.org) Los practicantes de Falun Gong de Oslo se dieron cita en el pueblo de Hønefoss, la mañana del 2 de septiembre de 2017, para celebrar el 11.º Día “Ringerike”. Instalaron un puesto, y desplegaron carteles para informar a la gente sobre los beneficios que produce esta práctica que mejora mente y cuerpo, y que está siendo perseguida por el régimen comunista chino desde 1999.




Los practicantes de Falun Gong le cuentan a los participantes del 11.º Día “Ringerike” en qué consiste esta disciplina, y por qué está siendo perseguida por el régimen chino.

Hønefoss es el centro administrativo del municipio de Ringerike. La pequeña y tranquila población se llenó de participantes el día del evento. Cientos de empresas, organizaciones y agrupaciones instalaron puestos y ofrecieron su música, baile y comida. Los residentes en el vecindario se unieron a los turistas en la celebración. Los practicantes de Falun Gong aprovecharon la oportunidad para repartir folletos de Falun Gong entre los participantes, con la esperanza de que más gente conociera la práctica, y generar conciencia sobre la persecución.

Varios practicantes demostraron los cinco juegos de ejercicios de Falun Gong. La relajante música de fondo, atrajo la atención de los transeúntes. Varias personas imitaron lo movimientos de los practicantes, y muchos los observaron con curiosidad. Algunos se detenían a escuchar los hechos de la persecución. Otros coincidieron en decir que los practicantes mostraban gran valor al hablar abiertamente en contra de la persecución.


Una niña aprende a hacer la meditación sentada.



La gente conoce la verdad sobre la persecución y firma una petición para exigir que se le ponga fin.

Personas, con sentido de la justicia, firman la petición para exigir que la persecución acabe.

La gente que se acercó al evento celebrado en Hønefoss, quedó atónita cuando supo que una persecución tan brutal se ha prolongado durante 18 años. No podían creer que en una civilización, en la que vivimos hoy día, todavía sucedan cosas como la sustracción forzada de órganos a personas encarceladas por sus creencias y que incluso sea autorizada y regulada por el propio estado chino.

A algunos les irritó profundamente este crimen: “¡Debe parar!”.

Algunos no podían dar crédito cuando conocieron la brutalidad de los hechos. Una persona dijo que uno de sus parientes se había casado con una china. Afirmó: “Le mostraré a ella este folleto”.

Aquellos que conocían por primera vez tales atrocidades firmaban la petición para exigir el fin de la persecución y el fin del crimen de la sustracción forzada de órganos a personas vivas.