(Minghui.org) Cerca de 2.000 practicantes se dieron cita en Flushing, ciudad de Nueva York, el 23 de abril de 2017 para conmemorar la concentración a gran escala de practicantes que tuvo lugar en Beijing el 25 de abril de 1999. Ocurrió tres meses antes de que comenzara oficialmente la persecución contra Falun Dafa.

La banda marchante “Tian Guo” tocó en Flushing el 23 de abril de 2017.

Estandarte con la palabras “Falun Dafa es bueno”.

Después de que fueran arrestados ilegalmente cerca de 50 practicantes de Falun Gong en Tianjin en abril de 1999, alrededor de 10.000 practicantes se concentraron pacíficamente en la cercana Beijing el 25 de abril para apelar ante el gobierno central y que fueran liberados. Zhu Rongji, el entonces primer ministro de China, se reunió con los practicantes y acordó liberar a los arrestados. A pesar de eso, el líder del partido comunista, Jiang Zemin, prohibiría Falun Dafa tres meses después. En julio dio comienzo una salvaje persecución a escala nacional.

En el marco de esta campaña, decenas de millones de practicantes han sido oprimidos por negarse a renunciar a su creencia. Entre las vejaciones se incluyen arrestos, detenciones, torturas, trabajos forzados, lavados de cerebro y penas de privación de libertad. Según los datos recopilados por Minghui.org, se ha confirmado que, como mínimo, 4.000 practicantes han perdido sus vidas bajo custodia policial.

Los 200 enérgicos componentes de la 'Tian Guo Marching Band' encabezaron la primera sección del desfile, titulada: “Falun Dafa es bueno”. Con estandartes y un barco sobre el cual se mostraban los ejercicios de Falun Dafa. El espectáculo atrajo a miles de espectadores.

Judith Harrison, jefe de la comisaría 109, dirigió a otros policías para que cubrieran el evento. Cuando pasaban danzando el dragón y el león, le pidió a otro compañero policía que le tomara una foto con el desfile de fondo. Ese mismo día, publicó la foto en la cuenta del Twitter del departamento de policía y escribió: “¡Fue un día precioso!”.

El barco y la demostración de los ejercicios.

En la pancarta se lee: “En conmemoración del 18.º aniversario del '25 de abril' cuando tuvo lugar la apelación pacífica de los practicantes de Falun Gong”.

'La justicia prevalecerá'

La segunda sección del desfile hacía un llamamiento para que se detenga la persecución contra Falun Dafa en China. La tercera se enfocaba en generar conciencia sobre el movimiento Tuidang que consiste en renunciar al partido comunista chino (PCCh) y a sus organizaciones afiliadas. “Ya que el PCCh ha estado haciendo daño a tanta gente por décadas, todo aquel que se ponga del lado del régimen afrontará las graves consecuencias de estos actos”, explicó Yi Rong, coordinador del Centro de Servicios Globales para Renunciar al PCCh. “Afortunadamente, más de 270 millones de chinos ya han renunciado al partido”, afirmó.

Dong Lu, un representante de una organización cristiana, dijo que estaba contento de venir y apoyar a los practicantes de Falun Dafa. Otro miembro de dicha organizacion, Sheng Lin, sostenía una pancarta donde se leía: “La persecución a Falun Dafa es un crimen, y la extirpación forzada de órganos es una perversión”. Lin manifestó: “Espero que más gente preste atención a esto”.

Un grupo cristiano se unió a la marcha para mostrar su apoyo a los practicantes.

Habiendo presenciado en 2008 un acto en el cual cerca de 300 personas simpatizantes del PCCh rodeaban y atacaban a los practicantes, Lu dijo que estaba satisfecho de ver que la situación había mejorado significativamente. “Todos sabemos que la justicia prevalecerá”, señaló.

Un estandarte pide que la persecución sea frenada.

Más de 270 millones de chinos han decidido renunciar al partido comunista chino, la liga juvenil comunista y a los jóvenes pioneros.

Un mundo mejor

Dai, un viandante, describió que le resultaba familiar la violencia y el engaño con el cual el PCCh había tratado a los chinos en campañas políticas previas. “Cuando escuché por primera vez esto en 1999, supe enseguida que Falun Dafa estaba siendo agraviado”. Dijo sentirse mal porque muchos chinos, incluyendo a los que viven en fuera de China, permanecen siendo influenciados por la propaganda del PCCh.

William, que inmigró a los EE.UU. hace más de 30 años, aclaró que él siempre había estado del lado de los practicantes: “Muchas personas como yo saben qué está bien y qué está mal. Aunque no sabemos cómo ayudar, esperamos que sigan generando conciencia sobre la persecución hasta que se acabe”.

Después de la marcha, los practicantes se concentraron en el centro de Flushing, cerca de la Biblioteca Pública de Queens, donde celebraron una vigilia a la luz de las velas: “Hemos sido testigos de cómo Falun Dafa y los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia pueden cambiar a una persona para mejor. Esto ha ocurrido con cada uno de nosotros”, observó Mingyu Hou, un practicante.

Li, un espectador, dijo que le emocionó el coraje de los practicantes defendiendo su creencia: “La energía positiva continuará difundiéndose y acabará cambiando el mundo”.

Antecedentes

El 25 de abril de 1999, alrededor de 10.000 practicantes de Falun Gong se reunieron pacíficamente en las calles de Beijing después de los inexplicables arrestos de 50 compañeros practicantes en la cercana ciudad de Tianjin. Se concentraron cerca la Oficina Central de Apelaciones, donde esperaron que su caso fuera atendido. La policía los organizó en filas a lo largo de varias calles de la zona, también alrededor de Zhongnanhai, el recinto de la central gubernativa del partido.

Los 10.000 abandonaron silenciosamente el lugar ese mismo día después de reunirse con el primer ministro Zhu Rongji, el cual les aseguró que liberaría a los arrestados por error en Tianjin.

Pero el líder del partido, Jiang Zemin, divulgó a través de su ministerio de propaganda que la concentración no había sido una protesta pacífica sino un “asedio a Zhongnanhai”, el recinto del gobierno central. Esta propaganda fue usada para poner a la opinión pública en contra de Falun Gong, y sirvió como excusa para lanzar la salvaje persecución que empezaría algunos meses después. Desde entonces, casi 18 años de atrocidades han venido sucediéndose ininterrumpidamente.