(Minghui.org) El Concilio de la ciudad de Viena aprobó el 7 de abril de 2017, por unanimidad, una resolución que condena la sustracción ilegal de órganos en China el cual es autorizado por el propio régimen comunista. La resolución fue impulsada por los concejales: Gudrun Kugler, Peter Florianschütz y El-Nagashi Faika.

Concejal Gudrun Kugler (en el medio), uno de los promotores de la resolución.

La resolución del Concejo condena la sustracción forzada de órganos aprobada por el régimen chino. Especialmente, a los practicantes de Falun Gong se le están sustrayendo órganos masivamente.

El Consejo pide al gobierno austríaco que intervenga y tome acción para procurar que se discuta abiertamente y se penalicen los trasplantes ilegales que siguen haciéndose actualmente en China.

Se sugiere crear un comité internacional que investigue la situación de los trasplantes en China, y así prevenir la extirpación ilegal de órganos. También hace un llamamiento a la comunidad internacional para que apremie a China a liberar todos los prisioneros de conciencia pacíficos.

La resolución puntualiza que la cosecha ilegal de órganos es un crimen y una violación de los derechos humanos básicos; que China ostenta la segunda posición en cuanto al número de trasplantes mundiales, solo por debajo de EE.UU. y que aunque el régimen chino declara que los órganos provienen de donaciones voluntarias, hay pruebas irrefutables de que un número enorme de personas están siendo asesinadas para robarle sus órganos.

Según los informes oficiales chinos, se realizan aproximadamente 10.000 trasplantes cada año. Pero si lo comparamos con otros países el tiempo de espera para recibir un órgano es extremadamente corto, y nunca se llega a informar de la procedencia de decenas de miles de órganos trasplantados.

En una audiencia del parlamento europeo en 2016 se denunció el sistema, se detectaron evidencias fiables de que durante los últimos 15 años, cientos de miles de personas habían sido asesinadas para nutrir la industria del trasplante chino.

En base a dicha resolución, los donantes involuntarios son personas que han sido torturadas en campos de trabajos forzados y condenados a muerte. Incluyendo practicantes de Falun Gong, personas con creencias religiosas minoritarias como tibetanos y uigures.

El estado chino permite la extirpación forzada de órganos y la mantiene en absoluto secreto. Aunque el régimen comunista anunció en 2015 que había prohibido la sustracción forzada de órganos de los condenados a muerte, aún sigue llevándose a cabo.