(Minghui.org) Conocí a mi marido en la universidad en 2004. Era un hombre sencillo y amable, siempre estaba sonriendo. Cuando me lo presentaron, me dijo que practicaba Falun Dafa y que seguía los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia. Estas palabras quedaron impresas en mi corazón.

Después me regaló una copia de Zhuan Falun. Lo leí una vez y comprendí que esta práctica no tenía nada que ver con la política, a pesar de que hubiera oído rumores que aseguraban lo contrario.

Me explicó que la autoinmolación del supuesto practicante de Falun Dafa en la plaza de Tiananmen fue un falso montaje para confundir al pueblo chino. Vi con mis propios ojos una foto de Wang Jindong, el supuesto practicante, sentado en el suelo después de la inmolación simulada con el cabello quemado y la cara negra, pero con una botella de plástico intacta en su regazo.

Decidí leer los 9 Comentarios sobre el Partido Comunista. Llegué a comprender cómo el partido comunista chino (PCCh) provocó la revolución cultural y cómo ha estado estafando, engañando, amenazando y asesinando a un número incalculable de ciudadanos chinos. Enseguida pude distinguir con claridad que este libro contaba la verdad. La libertad de creencia no existe en mi país.

Mi marido me recordó como nos forzaron para que nos comprometiéramos con el partido cuando éramos jóvenes. Nos hicieron jurar que daríamos nuestras vidas por servir al PCCh, aunque por su parte haya estado asesinando a una cantidad innumerable de personas chinas durante su mandato. ¿Por qué forzaba el PCCh a los estudiantes para que se unieran al partido cuando todavía eran tan jóvenes? Lo hacían antes de que fuéramos capaces de pensar por nosotros mismos. Una vez que adquirí esta visión de los hechos, apremié a otros para que también renunciaran al PCCh y a sus organizaciones afiliadas.

Practicar ha cambiado mi vida. No he vuelto a sentirme pesimista. Siento que la vida está llena de esperanza. Ahora entiendo que hay gente buena en este mundo, que también existen los Fo y los dioses. Que debo ser una persona buena y amable.

En cuanto empecé a practicar encontré un buen trabajo de vendedora. Me asignaron una cuenta de clientes enorme, y un año después, mis ventas crecieron hasta alcanzar un 70% más que las del resto del departamento. Incluso fui enviada a América y Canadá para participar en ferias de comercio internacionales. Aún así, en ningún momento me apegué a fama y beneficios personales. Nunca peleé ni competí con mis compañeros.

Algunos años después, justo cuando me estaba planteando cambiar de trabajo, un reclutador de trabajo en el extranjero me brindó una oportunidad en una buena compañía. Acepté el trabajo, edifiqué unos cimientos sólidos para mi futuro. Todo esto ocurrió porque mi corazón cambió para mejor, así que atraje buena gente a mi vida.

Persiguiendo a buenas personas

En 2011, mi marido fue enviado a la cárcel. Había hablado a varias personas sobre Falun Dafa, y alguna de éstas lo denunció a la policía. Mi marido es una buena persona -todos los practicantes que salen a aclarar la verdad sobre la persecución a la gente, son buenas personas-. Tratan a los desconocidos como si fueran de su propia familia. Renuncian a su propia comodidad, con la esperanza de despertar las conciencias de más personas.

Esta buena gente es detenida ilegalmente, y algunos incluso son torturados en cárceles. El PCCh usa la violencia en un intento de forzarles a abandonar su creencia en Falun Dafa. Estos practicantes que son detenidos tienen familias, padres e hijos. Debemos alzarnos para reclamar justicia.

Ahora, mucha gente sabe que esta persecución fue idea de Jiang Zemin. Ha sido él quien ha cometido un crimen. Ha sido él quien ha violado la ley. Más de 200.000 personas ya han presentado querellas criminales acusándolo. Debemos posicionarnos del lado de la justicia. Espero que todos puedan reconocer la verdad y así puedan optar por un futuro esplendoroso.