(Minghui.org) Una mujer decidió presentar una moción para reconsiderar su sentencia después de que perdiera una apelación contra su sentencia de prisión por su fe espiritual. Sin embargo, a sus abogados se les han negado las visitas durante los últimos 15 meses y por lo tanto, no han podido obtener su firma necesaria para presentar la moción.

El 26 de febrero de 2014, la Sra. Wang Lei una empresaria en Beijing, fue arrestada por negarse a renunciar a Falun Gong, una disciplina espiritual perseguida por el régimen comunista chino. El 24 de noviembre de 2015, presentó una apelación después de ser sentenciada a 8 años de prisión.


La Sra. Wang Lei.

El 24 de febrero de 2016, el tribunal segundo intermedio de Beijing dictaminó para confirmar el veredicto original. Como ninguna ley en China penaliza a Falun Gong, la Sra. Wang estaba decidida a luchar por su derecho constitucional a la libertad de creencia. Contrató a dos nuevos abogados para que la ayudaran a preparar una moción para modificar su sentencia. Les dijo que solicitaran que el tribunal de primera instancia y el tribunal superior revocaran las condenas en su contra y la absuelvan de todos los cargos.

El 30 de junio de 2016, sus abogados intentaron visitarla por primera vez. El centro de despacho, donde se encontraba en ese momento, se negó a conceder una reunión alegando que la Sra. Wang se negaba a renunciar a Falun Gong. También se informó a los abogados que necesitaban el permiso de la oficina judicial de Beijing y de la oficina penitenciaria de Beijing para cualquier reunión futura.

Los abogados intentaron dos veces más después de que fuera trasladada a la prisión de mujeres de Mongolia Interior en septiembre de 2016. El 10 de enero de 2017, fueron a la prisión pero se les negaron las visitas por la misma razón: que la Sra. Wang todavía se negaba a escribir declaraciones para denunciar a Falun Gong.

Un guardia de la prisión incluso le pidió a los abogados que presentaran pruebas de que no practicaban Falun Gong ellos mismos. Los abogados acudieron a la oficina penitenciaria de Mongolia Interior para obtener ayuda, pero la oficina se puso del lado de la prisión.

Los abogados regresaron a la prisión el 11 de septiembre y nuevamente fracasaron en obtener una reunión con la Sra. Wang. El jefe de la sección Jin Feng dejó claro que no se permitirían reuniones hasta que la Sra. Wang dejara de practicar Falun Gong. Los abogados trataron de hablar con la administración penitenciaria, pero los directores Yang Weihong, Peng Yumei y Zhang Yan no fueron encontrados. Los abogados visitaron a continuación la fiscalía local, que también rechazó su solicitud de reunirse con su cliente.

Con las solicitudes de los abogados para reunirse rechazadas repetidamente, la moción de la Sra. Wang para reconsiderar su sentencia sigue careciendo de su firma y no puede presentarse al tribunal superior.

Empeoramiento de la condición mental

Alrededor de 2001, la Sra. Wang desarrolló un trastorno mental por primera vez mientras servía 3 años de trabajo forzado por negarse a abandonar Falun Gong. Dos guardias masculinos le sacudieron la cara con picanas eléctricas hasta que se agotaron las baterías. A partir de ese momento, comenzó a escuchar voces y sufrió ataques de ansiedad.

Más tarde se recuperó después de hacer ejercicios y leer libros de Falun Gong.

Cuando fue detenida de nuevo en 2010, fue inyectada con una gran cantidad de sustancias desconocidas, lo que resultó en un deterioro de su estado mental.

Consiguió volver a la normalidad después de su liberación, pero sufrió una recaída tras su último arresto en febrero de 2014 y las posteriores palizas de los guardias.

Según el hermano menor de la Sra. Wang, a quien se le permitió verla en la prisión, el estado mental de su hermana se ha deteriorado aún más.

La Sra. Wang le dijo a su hermano que el 31 de marzo de 2017 la golpearon con picanas eléctricas por negarse a usar su placa de reclusa y ser fotografiada. Dos reclusos la vigilaron las 24 horas del día y se le prohibió comprar artículos de economato.

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