(Minghui.org) Un señor que tenía sepsis y fue declarado incurable por su doctor decidió poner su fe en Falun Dafa. Una semana después, pudo comer y caminar. Ya no necesitaba el ataúd que su esposa le había preparado. Compartió su experiencia con muchos otros, quienes luego también aprendieron Falun Dafa.
A continuación su historia.
Desde el borde de la muerte a tener salud perfecta
Me diagnosticaron sepsis en el año 2011. El doctor dijo que la única forma de prolongar mi vida era recibir una transfusión de sangre, pero me advirtió que aun si podía costearlo, igualmente moriría pronto. Me envió a casa y me aconsejó que pasara mis días finales con mi familia. Pocos días después, no podía comer ni beber y no tenía energía para hablar.
Cerca del fin del año, mi esposa fue a comprarme un ataud. Camino a casa se encontró con una amiga. La amiga al ver que yo estaba hinchado y casi no podía respirar, me dijo que mi última oportunidad para vivir era Falun Dafa. Me dijo que recitara sinceramente: "Falun Dafa es bueno, Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno".
Al principio tenía sospechas, pero pensé en intentarlo ya que no tenía nada que perder. Repetí noche y día lo que me dijo. Pocos días después, pude sentarme, comer y beber. Pocos días después pude lentamente volver a caminar.
Fui a agradecer a mi amiga que me había contado sobre Falun Dafa. Cuando la gente que me conocía me vio, quedaron impactados porque pensaron que ya debería estar muerto. La amiga de mi esposa quedó muy feliz y me dio una copia de Zhuan Falun, el libro principal de la práctica.
Terminé de leer el libro tan pronto como pude. Había practicado el budismo por diez años en el pasado, pero no era sino hasta ese momento que me di cuenta que no tenía idea de lo que era la cultivación y el propósito de la vida. Finalmente pude encontrar mis respuestas.
De allí en adelante estudié las enseñanzas a diario. Seis meses después, comencé a realizar los ejercicios de Falun Dafa y mi salud continuó mejorando. Por 20 días tuve diarrea a diario y perdí mucha agua. Ya no estaba hinchado y mis familiares quedaron tan sorprendidos que también comenzaron a practicar.
Un día tuve un sangrado severo en la nariz. Cuando traté de tapar la nariz, me comenzó a salir sangre por la boca. Mi esposa quedó aterrorizada, pero me sentí muy tranquilo, ya que sabía que la práctica me estaba ayudando con mi salud. El sangrado se detuvo luego que recolecté medio tubo de sangre. No estaba mareado en absoluto y continué con el trabajo que estaba haciendo. Me pasó lo mismo siete veces en los dos años siguientes. La última vez que me sangró la nariz fue en el año 2014, y desde entonces mi sepsis desapareció.
La práctica restauró mi salud y salvó mi vida.
Contándole a la policía y a los guardias sobre Falun Dafa
Como el régimen comenzó a perseguir a Falun Dafa en el año 1999, decidí que debía salir y contarle a los demás los hechos tras la persecución y los beneficios de la práctica. Un día estaba entregando volantes de Falun Dafa y fui arrestado. Les conté lo que me había sucedido y sobre la propaganda del gobierno. Me liberaron ese mismo día.
Nueve meses después, la policía me arrestó junto a otro practicante mientras distribuíamos volantes de Falun Dafa. Nos pusieron en un centro de detenciones. Tenía un poco de pastel que había llevado conmigo ese día. Durante los próximos 20 días no comí nada más que el pastel. El otro practicante inició una huelga de hambre por 11 días para protestar su arresto ilegal.
Ninguno de nosotros sufrió incomodidades físicas. Los guardias y otros presos no creían lo que nos había sucedido. Nos escucharon explicar los hechos sobre Falun Dafa y estuvieron de acuerdo con nosotros. Más de 40 detenidos y una docena de guardias decidieron renunciar al partido comunista chino y a sus organizaciones afiliadas para mostrar que no estaban de acuerdo con la persecución.
Cuando estábamos siendo liberados, el jefe del centro de detenciones vino a decirnos que, si enviaban a otros practicantes de Falun Dafa al centro: "Los trataremos bien. Falun Dafa realmente es bueno".
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