(Minghui.org) Fue otra vez el Año Nuevo Chino. Todo el aire olía a pólvora de los petardos, comida caliente, saludos de la gente, y risas de los niños. Sin embargo, solo tenía lágrimas y el corazón roto.

En la víspera del Año Nuevo Chino hace 16 años, mi madre fue llevada por las autoridades. Desde entonces, el Año Nuevo Chino solo ha sido triste para mi.

Mi madre practicaba Falun Dafa. Sus padres y dos hermanas lo practicaban también. Después la tragedia vino a mi madre y su familia. Jiang Zemin, el ex jefe del partido comunista chino (PCCh) comenzó la persecución a Falun Gong en julio de 1999.

Padecía traqueítis desde que solo tenía un año de edad. Para tratarla, bebía una amarga medicina china, pero todavía sufría por ello una vez al mes. Después de comenzar a practicar Falun Dafa con mi madre en 1996, la traqueítis desapareció. No necesité más beber la medicina amarga.

Mi vista mejoró. Tenía buenas notas en la escuela. Gané el primer premio en la Competición Olímpica de Matemáticas de la Escuela Primaria Nacional en 1999 y fui aceptado en la mejor escuela secundaria de nuestra ciudad.

Arresto

Mi madre fue arrestada en la víspera del Año Nuevo del 2000. Desde entonces fue encarcelada muchas veces hasta mayo de 2012. Mi padre se volvió a casar. Perdí a mis seres queridos que me habían dado todo.

No fue hasta el invierno de 2001 que recibí la primera carta de mi madre, la cual había conseguido enviar a escondidas desde el campo de trabajo. Me animó a estar fuerte. Manteniendo la carta en mis manos, lloré “mamá” en mi corazón una y otra vez. Se me caían las lágrimas y empapé la carta.

En abril de 2003 fue triste y alegre a la vez. ¡Mi madre fue liberada! Fui a la casa de mi abuela a visitarla. Cuando la vimos no pudimos controlar nuestras lágrimas.

Mi madre cocinó carne y muchas otras de mis comidas favoritas. Lo comí con el corazón lleno de alegría. Deseaba estar con papá, mamá y poder estar juntos de nuevo, como la familia feliz que éramos. Mamá fue despedida de su puesto gubernamental y no tenía ingresos. Tenía que estar con papá, aunque realmente quería estar con mi madre. Pude al final, visitarla de vez en cuando.

Encarcelada

La pequeña alegría fue destruida seis meses más tarde. Cuando fui a la casa de mi abuela en octubre, mamá no estaba allí. La llamé. No había respuesta. “Abuela”, dije con voz temblorosa: “¿Dónde está mamá?”.

“La policía vino y se la llevó”. Mi corazón se rompió de nuevo.

Me gradué en el instituto en 2005 y fui al campo de trabajo forzado para visitar a mi madre el día antes. Los guardias del campo no me permitieron entrar, diciendo que necesitaba un carta de la comisaría de policía local.

Recorrí en bicicleta once kilómetros hasta la comisaría. Cuando traje la carta, los guardias me negaron la entrada de nuevo.

Me paré en la puerta, y de repente vi a mi madre pasando por allí. Tuve la oportunidad de decirle unas pocas palabras. Le dije que le traje algo de comida, pero los guardias no me permitieron dársela.

Viendo las lágrimas de mis ojos, mi madre dijo: “Hijo, tal vez puedas decirle a la guardia que tienes que ir al colegio mañana y no podrás visitarme de nuevo. Dile que esta comida la llevas con todo el amor a tu madre. Quizás entonces te permitan dármela…”Mamá lloró. Yo lloré. También lo hizo la guardia.

Mamá fue liberada mientras estaba en el colegio, pero fue arrestada de nuevo en mayo del 2007 y enviada a la cárcel de mujeres provincial de Hebei en febrero de 2008.

Un año, fui a la cárcel unos días antes del Año Nuevo Chino. Estuve diez minutos. Nos sentamos separadas por una barrera de cristal y hablamos por un teléfono. Cuando el tiempo se acabó, contuve las lágrimas y la saludé con la mano. Mamá me dijo después que estuvo llorando todo el camino de vuelta a la celda.

Una familia rota

La familia de mi madre estaba arruinada. Después que la persecución del PCCh comenzara, mis abuelos eran vigilados y sus teléfonos estaban pinchados.

Desde que mi madre fue arrestada en 2007, mi abuela estuvo buscando su liberación. Fue en triciclo a visitar abogados por toda la ciudad, pero ninguno se atrevió a defenderla.

Mi abuela estaba tan preocupada y triste que tuvo un derrame cerebral. No podía cuidarse desde entonces.

La policía irrumpió en la casa de mis abuelos en abril de 2009. Saquearon la casa y arrestaron a mis dos tías, que estaban allí cuidando a mi abuela. Mi anciana tía fue enviada al campo de trabajo forzado.

Esto era demasiado para mi abuela. Murió 40 días después. Mi tío  había estaba preocupado por mi madre y sus familiares durante los últimos diez años, no pudo soportrlo. Cayó enfermo y fue hospitalizado varios días después que la abuela muriera.

Tres chicos de tres familias rotas, el hijo de mi tía mayor, el hijo de mi tío y yo, vivíamos con mi tía joven, que también tenía un hijo que cuidar. Mi tía, además de soportar la persecución, cuidaba de cuatro niños, mi abuelo, y se encargaba de las necesidades de mi madre y mi anciana tía, que estaban en la cárcel.

En 27 de agosto de 2009, mi tía nos llevó a celebrar el cumpleaños de mi abuelo. Llovió a mares durante todo el día, como si el cielo estuviera llorando por nuestra tragedia familiar.

Mi abuelo no podía aguantar el sufrimiento de ver a su ser amada muriendo en la cárcel. Dejó este mundo un año después.

Cuando mi anciana tía fue liberada, al primer lugar al que quiso ir fue al lugar donde estaban las cenizas de mi abuelo. Cuando mamá salió fuera, el primer lugar que visitó también fue el lugar donde estaban las cenizas.

Ahora deseo que la tragedia que pasó mi madre, yo y toda nuestra familia no hubieran sucedido.