(Minghui.org) Mi hija de 14 años ha practicado Falun Dafa por más de un año. Durante ese tiempo fue capaz de sobrepasar muchos problemas típicos de la adolescencia. Ahora está saludable y es una joven feliz. Tiene buena personalidad, raramente se enoja incluso cuando es perjudicada; me ayuda en los quehaceres domésticos los fines de semana y en días festivos, y es la mejor estudiante en su clase.
Hace dos años, era totalmente diferente. Tenía muchas dificultades en su trabajo escolar. A menudo se quedaba hasta las 2 a.m. o más tarde para finalizar sus tareas. Porque estaba cansada, debía dormir más los fines de semana, y se quedaba en la cama cuando podía. Yo tenía problemas que se levantara para comer, mucho más para que ayude en las tareas de la casa. Dejaba un lío por donde andaba.También era muy quisquillosa con las comidas. Aparte de las papas y coliflor, no comía verduras, y rara vez las terminaba.
Lo que más me molestaba era su temperamento. Era introvertida, pero muy terca. Era muy difícil comunicarse con ella. Cuando alguien la culpaba por algo, lloraba durante un largo tiempo. De repente se enojaba en medio de una conversación normal y se negaba a contarnos por qué. Nos mentía para cubrir sus errores o para conseguir lo que deseaba.
En el último verano, cuando comenzamos a practicar Falun Dafa, lo que el Maestro dijo acerca de la educación de nuestros hijos, me iluminó. Mirando hacia adentro y mejorándome, mi hija mejoró conmigo.
El Maestro dijo:
“Hay personas que cuando educan a los hijos también se enfadan, los regañan haciendo tanto ruido, casi que voltean el cielo. Cuando educas a tus hijos, no tienes que actuar de esa manera, no te enfades realmente, debes educar a tus hijos con más racionalidad, así podrás educarlos verdaderamente bien”. (Zhuan Falun)
Me di cuenta que yo necesitaba ser tolerante, considerada y diligente.
Siendo tolerante
Primero, necesité controlar mi propio temperamento. Un día, mi hija cerró la puerta de cristal de nuestra cocina cuando yo estaba a punto de pasar con una olla de agua. Choqué contra la abertura y el agua me salpicó por completo.
Comencé a gritarle pero me detuve, porque me di cuenta que como cultivadora, no debo enojarme. Le pedí disculpas: “Estuvo mal de mi parte porque no fui capaz de controlar mi temperamento, por lo tanto no cumplí con el estándar de una cultivadora”.
Otro día, lloró cuando sintió que había sido perjudicada. Con calma le manifesté: “No te preocupes por eso. Pasa todo el tiempo. Tal vez sea para que mejores tu tolerancia”. Dejó de llorar y escuchó detenidamente.
Desde entonces, es capaz de controlar cada vez más su temperamento . En una oportunidad su abuela la criticó, y no se enojó. Luego de eso, no importa lo dura que sea con ella, nunca más se enfadó por mi rigurosidad.
Siendo considerada
Con una mente calma y buena comunicación, descubrí por qué a mi hija le llevaban tanto tiempo hacer sus tareas escolares.
Un día, de repente se molestó cuando la estaba realizando y se negó a contarme por qué. No hice escándalo; un rato después, lloró y dijo: “tengo demasiada tarea”.
Me di cuenta que en el pasado, siempre le había pedido que la terminara rápido, pero no sabía que verdaderamente necesitaba ayuda. A partir de entonces, ya no estuve apegada a que se apresure en hacerla. En cambio, pasé más tiempo ayudándola a entender los problemas. Esto en verdad contribuyó en su rendimiento escolar.
Un día, camino a casa, tuvimos que desviarnos por obras en las carretera. Cuando mi hija se quejó, le expresé: "Los obreros de la construcción trabajan duro para beneficiar a la sociedad. También tienen que mantener a sus familias. No puedes pensar en tu propia conveniencia, debes pensar en los demás”.
Más tarde manifestó varias veces: "¡He sido tan egoísta!". La animé diciendo: "Muy pocas personas pueden darse cuenta cuando están siendo egoístas. Ya estás más en armonía que la persona promedio al enfrentar la situación". Estuvo feliz de escucharlo.
Después de eso, fue muy considerada. Por muy desagradables que fueran las cosas, ya no se quejaba. En cambio, las trataba con una actitud positiva.
Siendo diligente
Mirando hacia adentro, descubrí por qué mi hija era perezosa. Inconscientemente, yo no quería que soportara dificultades. Deseaba que se sintiera cómoda. Con el fin de acrecentar su responsabilidad, tuve que dejar de consentirla.
Le puse normas estrictas sobre lo que necesitaba hacer y lo que no podía hacer. A través del estudio de Falun Dafa, también se dio cuenta que no se debe ser perezosa. En un trozo de papel sobre la pared escribió la frase: "Deshacerse de los apegos", para recordar levantarse a tiempo todos los días. Aparte de cuando dormía, ya no se quedaba en la cama. También estaba dispuesta a hacer las tareas domésticas que le había asignado.
Una mañana, hizo caer accidentalmente un vaso de agua de miel cuando tenía prisa por ir a la escuela. Pensé que tendría que secarlo después que se fuera. Pero, rápida y completamente limpió la mesa y el piso antes de partir. En el pasado esto hubiera sido increíble.
Ya no miente para conseguir lo que desea, no es quisquillosa y rara vez deja comida en el plato. Era muy apegada a un chaleco de piel que llevaba todo el tiempo, como si le diera apoyo moral. El verano pasado fue capaz de dejarlo después que comenzamos a practicar Falun Dafa. Fue increíble que la práctica la ayudara a deshacerse de ese apego de tanto tiempo en cuestión de días.
Tiene un teléfono celular, pero sólo lo usa para revisar los deberes escolares. No lo hace para jugar, chatear en línea o leer novelas. El último semestre, obtuvo la puntuación más alta en su clase en el examen final.
Probablemente surgirán nuevos problemas en el futuro, pero ya no estoy preocupada por la educación de mi hija. ¡Con la guía de Falun Dafa, nuestro futuro es brillante!
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