(Minghui.org) Estoy segura de que no estaría viva hoy si no practicara Falun Dafa. Por eso, le pedí a una practicante que escribiera mi historia y la enviara para publicación a Minghui. Quiero compartir estas historias, y la alegría y bendiciones que me trajo Dafa.

Maltratada por mi familia

Cuando era una niña pequeña, vivía una vida feliz. Sin embargo, esto cambió cuando cumplí 12 años, y fui secuestrada a punta de cuchillo por un matón. Intentó forzarme a que fuera con él a las montañas pero me escapé cuando uno de mis hermanos pasó por allí. Sin embargo, mi familia no me consoló cuando llegué a casa, sino que insistió que yo había estado saliendo con el secuestrador. Uno de mis hermanos me empujó al piso, me cortó el pelo y me afeitó la cabeza. Luché y lloré pero mi familia solo se quedó mirando. Desde ese día en adelante me quedé muda y me costaba mucho comunicarme.

Mi familia pensaba que yo era tan linda al punto de ser peligroso. Me encerraron en casa y me prohibieron salir y tener contacto con otros. Dijeron que era para protegerme de la gente mala.

Ni siquiera me permitieron ir a la escuela. El maestro de mi escuela anterior les pidió a mis padres que me dejaran ir a la escuela, pero mi padre le dijo que no era su asunto.

Los vecinos hablaban a mis espaldas y murmuraban que mis padres me habían encerrado porque yo había hecho algo malo. Me sentí incluso más humillada y pensaba que solo morir me salvaría.

Deseo de muerte sin éxito

A los 16 años trabajé en una fábrica. Era difícil para mí comunicarme o relacionarme con otros. La soledad y la depresión me estaban volviendo loca y pensé en suicidarme.

Tomé veneno tres veces y pensé en tirarme en las vías del tren.

El veneno me lastimó pero no me mató. Cuando estaba considerando tirarme en las vías del tren, un inmortal apareció en mis sueños y me dijo que no tenía permitido morir.

“El tren ni siquiera pasará por encima de ti”, dijo. “Descarrilará y mucha gente se lastimará”. Al escuchar esto dejé de pensar en el suicidio.

Las tribulaciones abundan

Cuando me casé, mi familia no aprobó el matrimonio así que no fueron a la boda. Esto enojó a mi nueva suegra. Ella ya estaba frustrada porque apenas me escuchaba decir algo. Por eso, la familia de mi esposo me odiaba y con frecuencia me pegaba.

Mi esposo era un vago y se negaba a trabajar. También apostaba y tenía relaciones extramatrimoniales.

Me convertí en estilista y abrí un salón de belleza. El negocio iba bien. Las ganancias del salón eran destinadas para la educación universitaria de mi hermano menor y para pagar las deudas de mi esposo.

Mi salud comenzó a deteriorarse dos años después de dar a luz a mi hijo. Me diagnosticaron parálisis del nervio craneal, cáncer de mamas y otras enfermedades, incluyendo una enfermedad al corazón. A los 29 tuve un infarto.

Mi suegra estaba preocupada de que su hijo tendría que cuidar de mí si quedaba postrada en cama, así que le sugirió que se divorciara. Cuando salí del hospital, encontré que la familia de mi esposo se había llevado todo, incluida nuestra casa y mi hijo. De pronto no tenía ni casa ni familia.

Destino con Dafa

Durante este momento más difícil de mi vida, tuve dos sueños que predijeron mi futuro. Uno de mis hermanos me visitó el día después que tuve el segundo sueño y me trajo algunos libros. Este hermano fue uno de los que me cortó el pelo cuando era niña.

Abrí el libro Zhuan Falun, pero mi educación era limitada, había muchos caracteres que no reconocía. Estaba tan triste que comencé a llorar. Lloré y lloré hasta que me dormí sobre el libro. Cuando desperté y miré el libro de nuevo, podía leer todos los caracteres.

Después de terminar Zhuan Falun, ¡encontré todas las respuestas que tenía sobre la vida! No podía estar más feliz. Todo los momentos lúgubres del pasado desaparecieron y comencé a hablar y reír de nuevo.

Cuando era joven, quería ser monja, pero ningún templo me aceptaba. Me dijeron que mi destino no había llegado aún. Ahora había encontrado Dafa.

Volví a tener buena salud y mi salón estaba lleno de gente. Todos los que me conocían sabían que solía estar enferma y que volví a estar bien por la práctica de Falun Dafa.

Ahora viviendo con los principios de Verdad-Benevolencia- Tolerancia, decidí visitar a mi suegra y resolver los conflictos entre nosotros. Cuando me vio, se arrepintió de haberme abandonado y me devolvió mi hijo.

Una noche con nieve, me resbalé y caí. La radiografía mostraba que dos huesos en mi muñeca y uno de mi mano se rompieron. Me negué a operarme así los médicos me acomodaron los huesos y me colocaron un yeso.

Al mismo tiempo le pedí a Shifu que me ayudara. El dolor se detuvo y tuve una sensación de calor en el brazo lastimado. No pasó mucho tiempo para que pudiera volver a mover el dedo roto. El médico estaba perplejo.

Me saqué el yeso después de seis días y mi brazo estaba bien. Uno de mis clientes dijo: “¡Tu brazo se curó tan rápido! Yo me rompí la pierna hace seis meses y aún estoy renga. Falun Dafa es verdaderamente preciado!”.

Policía admite que lo que digo es la verdad

Cuando el partido comunista comenzó a perseguir a Dafa, la policía local me arrestó. Me llevaron a un centro de detención, pero desarrollé síntomas de estar enferma, así que las autoridades del centro se negaron a aceptarme.

La policía me llevó a un hospital cercano. Había estado allí cuando estaba enferma antes de practicar Dafa. Aunque no había pasado por ahí hacía muchos años, uno de los médicos me reconoció. “No puedo creer que aún esté viva”, le dijo a uno de los policías. “¡Tenía varias enfermedades terminales! ¡Es imposible que sea una criminal!”.

“No ha cometido ningún crimen”, contestó el policía. “Fue arrestada por practicar Falun Dafa. Nos dijo que Dafa había curado sus enfermedades terminales, pero no le creímos. Ahora sabemos que está diciendo la verdad”.

Les dije a los médicos que Dafa me salvó, y que sin Dafa no estaría viva hoy.

Regresé a casa al día siguiente y me recuperé en nada de tiempo.