(Minghui.org) El Sr. Wang Huaifu de 68 años, es jubilado del centro de abastecimiento de granos de Weicheng en la ciudad de Mianyang, provincia de Sichuan. Fue arrestado el mes pasado y brutalmente torturado durante su detención.
Esta fue la tercera vez en los últimos diez años, solo tres meses después de su última liberación. Después de su tercer arresto en junio de 2011, fue encarcelado y torturado durante tres años.
Lo siguiente es el relato del Sr. Wang:
Arresto ilegal
Siete oficiales de policía irrumpieron en mi casa el 25 de junio. Saquearon mi casa y me arrestaron. Los policías eran del departamento de policía de Chengnan y de las comisarías de Songya y Tangxun. Entre ellos estaban Chen Wei, Sun Yuran y Li Sitai.
Ese día me llevaron al centro de detención de Mianyang y estuve detenido allí 15 días.
Mi familia intentó encontrarme, pero la policía se negó a decirles. Tuvieron que ir a un par de centros de detención hasta que dieron conmigo finalmente.
Tortura brutal
El día que llegué al centro de detención, Liu Bo el guardia me llevó a su oficina para el proceso de registración. Le conté sobre Falun Gong. Cai Fan, otro guardia en la oficina, comenzó a maldecir al fundador de Falun Gong cuando empecé a hablar. Cuando intenté detenerlo, me empujó al suelo.
Me esposó la mano izquierda detrás de la espalda y ajustó las esposas tanto como pudo. Era insoportable. Luego hizo lo mismo con la derecha. Tenía tanto dolor que no me podía levantar. Tomó mis brazos y empujó mi espalda con su rodilla para levantarme. Escuché que mi espina se quebraba y sentí un dolor intenso. Tuve que quedarme medio en cuclillas, en una posición medio arrodillado.
Diez minutos más tarde, cuando me sacaron las esposas, mis manos estaban hinchadas como panes. Tenía que apoyarme en cosas para moverme y me costaba cuidarme solo.
Decidí denunciar este incidente al director del centro de detención el 3 de julio. Pero los guardias en servicio, Zhang Yongwu, Liu Bo y Cai Fan, evitaron que llegara a él.
Tratamiento de emergencia
El día 14, tenía un dolor agudo. No pude aliviarme en toda la noche. Amanecí con el abdomen abultado. Era tan doloroso que pedí a los guardias que me ayudaran, varias veces. Dos guardias me llevaron al hospital alrededor de las 6:30 a.m. El médico tenía que usar un catéter urinario para que pudiera liberar.
La policía trajo a mi esposa al hospital para pagar el costo del tratamiento. Luego fui liberado el mismo día, el 10 de julio.
Fui a casa con el catéter. Mis manos y brazos aún duelen. Todavía estoy teniendo dificultades para moverme y cuidar de mí.
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Categoría: Hechos de la persecución