(Minghui.org) Quisiera compartir una experiencia que tuve con otra practicante, la “Sra. Yang”, quien tenía apegos de larga duración. A pesar de habérselos señalado múltiples veces, ella nunca mejoraba.

Esto me hizo ansiosa por ella, porque sentía que ya había hecho muchas actividades de Dafa y había salvado a muchos seres conscientes. Hubiera sido una pérdida para ella lograr sólo la bendición de una persona común, al final de la rectificación del Fa.

Después de un tiempo, me enteré de que la Sra. Yang no sólo se negaba a aceptar mis comentarios, sino que también estaba enojada conmigo y aún le había dicho a otro practicante que yo "la perseguía deliberadamente".

Muchos días me sentí agraviada, malinterpretada y poco apreciada. En mi mente, repasaba ejemplos de cómo la Sra. Yang no se alineaba con los estándares del Fa y de cómo les había hablado mal de mí a otros practicantes. Incluso empecé a pensar en cómo sería tomar represalias.

En ese momento, la naturaleza agresiva de mis pensamientos me impactó enormemente. De repente, me di cuenta de que no era la Sra. Yang quien había reaccionado mal a las críticas, sino que yo era intolerante a la crítica.

Este apego surgió por la intolerancia y el odio hacia las deficiencias de los demás. Era insensible y pensaba que yo me cultivaba mejor que los demás. Incluso lo tomaba por sentado que los otros no sabían cómo cultivarse, y que yo debía decirles cómo mejorar.

El Venerado Shifu Li dijo:

“La bondad de una persona común no se manifiesta en el no generar ye cuando adquiere alimentos para sobrevivir; más bien, se manifiesta en no tener en cuenta los errores de otros, en no guardar rencores, no tener envidia, no buscar la venganza deliberadamente, no matar gente, no quitar la vida a nadie irracionalmente, y no hacer daño intencionalmente”. (Dafa lo abarca todo, Escrituras esenciales para mayor avance II)

Por el contrario, yo siempre me enfocaba en las deficiencias de los demás y utilizaba la excusa de "resolver sus deficiencias" para mostrar lo buena que era. ¡Así que no se le podía culpar a mi compañera practicante por haber dicho aquellas cosas terribles sobre mí!

De hecho, según el Fa de Shifu Li, ni siquiera había alcanzado el nivel más básico de compasión que debe tener una persona común. Al mismo tiempo, por mis nociones de prepotencia y vanidad había abierto brechas que me habían impedido avanzar en mi cultivación y también había lastimado a otros practicantes.

Pensé: “¿Si yo le hubiese hablado a la Sra. Yang con benevolencia, ¿por qué se habría negado constantemente a escucharme? Reflexioné acerca de mis señales verbales y no verbales y acerca de mis motivos para hablar con ella.

Me di cuenta de que, durante todos nuestros intercambios, había aseverado, de manera egoísta, que yo tenía razón, que era mejor que ella, y que la Sra. Yang debería seguir lo que le había dicho y cambiar su forma de ser.

No la había tratado como un igual ante Dafa. Tampoco me había preocupado por ella genuinamente y no había respetado sus sentimientos. No había sido humilde y compasiva cuando le había recordado que mejorara, ni la había animado o hablado sobre cómo podríamos mejorar juntas.

Somos todos seres humanos que nos estamos cultivando y todos tenemos pensamientos humanos. Si alguien me hubiera tratado de la misma manera que yo había tratado a la Sra. Yang, me hubiera enojado también.

Decidí que, de ahora en adelante, tendría más cuidado en mis interacciones con los compañeros practicantes. Primero corregiría mis propias deficiencias y sería humilde y respetuosa con el practicante con el cual estaría hablando.

Después de asumir todo esto, y acompañada por otro practicante, fui a visitar a la Sra. Yang. Le pedí disculpas sinceramente y comencé a llorar cuando pensé en cómo la había lastimado y cuánto había querido que cambiara. (No pensé en sus deficiencias ni una vez.)

Para mi sorpresa, la Sra. Yang comenzó a contarnos acerca de su propio viaje de introspección. Agregó: "En el pasado, estaba haciendo actividades de Dafa con una actitud superficial y, debido a esto, hice mal las cosas. De ahora en adelante, ¡me cultivaré bien en Dafa!".

Hemos resuelto nuestro conflicto que había durado varios días. Nuestro deseo fundamental, de limpiarnos de todos los pensamientos negativos, hizo que nuestra conversación continuara. Disolvió nuestros apegos individuales y fortaleció nuestra convicción de cultivarnos verdaderamente.

Me gustaría agradecerle al venerado Shifu Li, quien usa muchas maneras de mostrarnos nuestros apegos y nos ayuda a eliminarlos. ¡Gracias, Shifu Li, por cuidarnos benevolentemente y por asegurarse de que nadie se quede atrás!