(Minghui.org) La Sra. Zhao Shuyuan de Karamay, provincia de Xinjiang, fue sentenciada a nueve años de prisión en 2002 por practicar Falun Gong. Estuvo realizando huelgas de hambre por más de tres años para protestar por la detención ilegal.

En respuesta, los guardias ordenaron a los reclusos alimentarla a la fuerza regularmente. Una vez echaron una taza de agua hirviendo en su boca, quemando su carne.

La ex ingeniera del buró de petróleo de Karamay recientemente presentó una demanda judicial contra Jiang Zemin por haber lanzado la persecución a Falun Gong que terminó en su encarcelamiento y tortura. Sin embargo, fue arrestada de nuevo y ahora se enfrenta nuevamente a la persecución.

Inusual visita policial precede arresto

El 3 de noviembre de 2015 la Sra. Zhao estaba en su casa cuando escuchó que alguien golpeaba la puerta. Dos policías aparecieron sin invitación. Uno de ellos le mostró un folleto. “Esta es una lista de técnicas anti-robo que podría usar para proteger su hogar”. La Sra. Zhao estaba perpleja ya que no le parecía nada común que la policía fuera de puerta en puerta diciendo esto.

Se alarmó cuando el segundo policía comenzó a sacarle fotos. Ella les advirtió: “Los ciudadanos tienen el derecho a no ser fotografiados. Al hacerlo sin permiso, están violando la ley”. Masculló unas palabras y se fueron.

Dos días más tarde, decenas de policías y personal de seguridad de la comunidad saquearon la casa de la Sra. Zhao. Quedó claro que aquella visita rara fue para confirmar su identidad.

Enviaron a la Sra. Zhao al centro de detención de Karamay. Al momento de este reporte, su arresto fue aprobado por la fiscalía de Karamay, lo que pavimentó el camino para enjuiciarla.

Reclusa recuerda su participación en la alimentación forzada de la Sra. Zhao

Lo siguiente es un relato personal de una reclusa que alguna vez ayudó a alimentar a la fuerza a la Sra. Zhao en la prisión.

Entré en la prisión de mujeres de Xinjiang en enero de 2007 y me detuvieron en la “unidad disciplinaria”. Vi una practicante de Falun Gong atada a una cama todo el día y noche. Su nombre era Zhao Shuyuan. La habían encadenado allí por más de tres o cuatro años y ella estaba en huelga de hambre.

Una tarde, nos ordenaron a diez de nosotros alimentar a la fuerza a la Sra. Zhao, nos lideró Li Aihua.

Li Aihua preparó un tubo de 70 ml. y un cinto largo rectangular hecho con una goma de bicicleta, con el agujero en el medio para poder meter el tubo dentro.

Sostuvimos a la Sra. Zhao contra un banco que había al lado del cabezal de la cama. Estaba medio acostada allí. Su cabeza estaba sobre los elásticos de la cama. Una persona se sentó en un banco sobre la cama, sosteniéndole la cabeza entre sus piernas para que no pudiera moverse. Mientras tanto, esta reclusa también le agarró la nariz y le cubrió la boca. Los brazos de la Sra. Zhao estaban esposados al marco de la cama. Las reclusas le sostenían los brazos. Otras dos reclusas le cubrían la boca con el cinto de goma. Otra persona se sentó en sus piernas. No había manera de que pudiera moverse.

Li Aihua usó el tubo y le metió comida en el estómago. Varios dientes se le cayeron (Li Aihua nos dijo que nosotras éramos responsables), así que la comida pasó por su boca. Vi mientras como ella intentaba escupir la comida.

Le agarraron la nariz con mucha fuerza y la boca estaba cubierta con el cinto de goma. Varias veces, vi que se sofocó y que casi se desmaya.

Después de cada alimentación forzada, la Sra. Zhao estaba tan cansada que no podía sentarse.

Temíamos que muriera sofocada, así que las reclusas hablaron con los guardias para preguntarles. El jefe de la prisión con apellido Li nos dijo: “Fue aprobado por la dirección de la prisión. Incluso si muere, no tiene nada que ver con ustedes”. Me sorprendió ver tanta crueldad allí.