(Minghui.org)

Salí a distribuir el Semanario Minghui a los compañeros practicantes una semana antes del Año Nuevo Lunar del 2001. Todo estaba tan cubierto de hielo aquel día que resbalé y caí camino a casa. Instintivamente, usé mi mano derecha para amortiguar la caída y me la torcí.

Alguien vino de atrás y me preguntó si estaba bien. Le respondí sin pensar, “Estoy bien. Gracias”.

Fui al centro comercial a comprar algunas cosas antes de llegar a casa.

Aquella noche, mi mano derecha dolía tanto que no pude dormir. Cuando me levanté a la mañana siguiente a hacer los ejercicios de Falun Dafa, pensé que me la había dislocado.

Esforzándome para hacer los ejercicios

Toda mi mano y brazo derecho estaban muy hinchados, y pensé: “Hoy solo estudiaré el Fa y omitiré los ejercicios”.

A la mañana siguiente, el brazo seguía hinchado y todavía no podía hacerlos. Cualquier ligero movimiento producía un dolor penetrante.

Recordé que era una practicante y que debía hacer los ejercicios. Me forcé para levantar el brazo derecho, y, cuando no pude, usé el brazo izquierdo para ayudarme. Cuando era demasiado doloroso, tomaba un descanso. Comencé y paré, y comencé y paré nuevamente. Persistí, pero me llevó una hora completa terminar el primer ejercicio.

Después continué con el resto. Ignoré el dolor durante todo el día e hice lo que debía hacer, sin importar cómo.

Las viejas fuerzas no pueden perseguirme

Es costumbre cada año para mis familiares reunirnos para celebrar la llegada del año nuevo. A todos les gusta comer el repollo picante que hago, pero ¿cómo iba a hacerlo con mi mano derecha inútil?

Nuevamente traté como mejor pude. Cuando vieron mi mano hinchada, llegaron a la conclusión que debía haberme quebrado la muñeca y me instaron ir al hospital. Uno dijo: “Los huesos quebrados toman cien días para sanar”.

Les aseguré que estaría bien en un par de días. Pero no estaba convencida. Rápidamente me di cuenta que las viejas fuerzas trataban de perseguirme, por lo que reuní todos mis pensamientos rectos y les dije: “Quiero transitar el camino de un practicante de Dafa. No pueden controlarme. Las eliminaré”.

La interferencia se detuvo en seco.

El día de Año Nuevo, los hijos de mi suegra y yo hicimos los ejercicios juntos. Estaba sorprendida de vérmelos hacer normalmente. Dije: “Excepto en mi primer día, he estado haciendo los ejercicios todos los días. Puse mi confianza en el Maestro y superé esta tribulación en siete días”.

Incapaz de tragar

Un día de julio de 2012, no podía comer. Me llevé la comida a la boca, pero no pasaba por la garganta. Traté con algo suave pensando que sería fácil de tragar, pero aún no pasaba. No podía ni beber agua.

Esto fue por varios días. Supe que algo estaba mal y pensé que debían ser las viejas fuerzas tratando de perseguirme. Al atardecer, estaba tan hambrienta que mi estómago gruñía, pero todavía no podía tragar. Era como si mi garganta estuviera bloqueada.

Puse el dedo en la boca para darle un golpecito a mi garganta, pensando, “Quiero ver qué eres que no me dejas comer”. Con unos pocos toques por toda la garganta mi cuerpo reaccionó, y medio bol de saliva amarga salió.

Llené un gran vaso de agua, lo tomé, y fui a la cama.

Cuando desperté a la mañana siguiente, todavía no tenía ganas de comer. Me estaba poniendo ansiosa.

Inmediatamente me di cuenta que debía dejar ir los factores de las viejas fuerzas que estaban interfiriéndome. Tomé un bol de sopa de arroz y me forcé a comerlo. Hice lo mismo con arroz y un bollo al vapor. Como discípula del Maestro, no debía estar preocupada por esos fantasmas podridos que trataban de interferirme.

Alrededor de un mes después, todo volvió a la normalidad y no experimenté ninguna otra dificultad al comer cualquier clase de comida.

Nadie tiene el derecho de intervenir si estamos haciendo lo correcto

Otro practicante y yo fuimos a hablarle a la gente sobre Falun Dafa y la persecución a fines del año pasado. Mucha gente estaba afuera despejando la nieve. Decidimos cruzar la calle donde estaban congregados para hablar con ellos.

Mientras la estábamos cruzando, alguien tomó mi bolso y exigió conocer que había dentro.

Estaba lleno de todo tipo de materiales de información sobre Falun Dafa, incluyendo CDs, cuadernillos, información sobre cómo romper el firewall de Internet del PCCh y unos pocos souvenires de Dafa.

No tenía miedo y solo pensé que tenía que detenerlo. Sin embargo, continuó tironeando mi cartera. Llamé en voz alta al Maestro que me rescatara. Tan pronto como pronuncié el nombre del Maestro, la persona que estaba agarrando mi bolso quedó inmóvil.

Otra persona estaba con su cámara y tomó mi foto. Giré hacia él y le dije: “Tu cámara está rota. Sea cual fuere la imagen que tomaste no quedará una sombra”.

Me marché diciendo: “Nadie tiene el derecho o el poder de obstaculizar lo que estoy haciendo…”. Continué distribuyendo los materiales a todos en mi camino.

Mi compañera se había marchado en búsqueda de ayuda. Chocó conmigo en el centro comercial y estaba sorprendida de encontrarme ocupada hablándole a la gente de Falun Dafa.

Durante mis 18 años practicando Falun Dafa, he encontrado muchas situaciones de yeli de enfermedad y otras tribulaciones, pero todas se resolvieron con la ayuda del Maestro y su cuidado compasivo.

Aunque sé que tengo un largo camino por andar y debo continuar esforzándome mucho en cultivarme, estoy convencida que transitarlo bien es confiar en el Maestro y en Dafa un 100% en cada paso.