[Minghui Net] Después de que el campo de trabajo forzado de Mongolia Interior cerrara el año pasado, el Sr. Su Qinghe, soldado veterano detenido ahí por su creencia en Falun Gong, no fue liberado como uno podría haber esperado. De hecho, fue trasladado al centro de lavado de cerebro de Hegang, en la provincia de Heilongjiang y fue sometido a más persecución. El centro de lavado de cerebro es una cárcel oscura, una instalación de detención ilegal donde los practicantes son torturados.

Como el Sr. Su, muchos practicantes de Falun Gong fueron trasladados a los centros de lavado de cerebro o centros de rehabilitación como campos de trabajos forzados cerrados el año pasado.

En lo que respecta a Amnistía Internacional está preocupada, la abolición de los campos de trabajo forzado no es más que un “cambio estético” y “los maltratos y torturas continúan, solo que de una forma diferente”.

Tienen razón.

Al menos 158 centros de lavado de cerebro estaban en funcionamiento en 2013 en 21 de las 23 provincias, 3 de las 4 directamente gobernadas municipalmente y 3 de las 5 regiones autónomas.

Mismas instalaciones, diferentes nombres

En algunos casos, un campo de trabajo “cerrado” simplemente significa una nueva placa. Por ejemplo, al conocido con el nombre campo de trabajo forzado de Masanjia, lo cambiaron por “Centro de rehabilitación obligatorio de Masanjia”, y el edificio se transformó en una sucursal de la prisión para mujeres de la ciudad de Shenyang. El mismo personal del mismo edificio lleva a cabo la misma persecución política contra los practicantes transferidos de campos de trabajo forzado o prisiones.

Durante los últimos 15 años de persecución, la oficina 610, que la crearon más allá del ámbito de los sistemas judiciales chinos, ha desarrollado un extenso, maduro y perfecto lavado de cerebro institucionalizado compartido entre los campos de trabajo y los centros de lavado de cerebro. El uso de la violencia, tortura física y tácticas psicológicas para “transformar” a un practicante son comúnmente vistas en los dos sitios.

Con el mismo personal de los campos de trabajo antiguos, trabajando en los nuevos centros renombrados, los practicantes no sufren menos abusos físicos y mentales.

 

Chi Xiuhua, practicante de Falun Gong, fue trasladado de la prisión para mujeres de la provincia de Liaoning al centro de rehabilitación obligatorio de Masanjia.

 

 

La familia de la Sra. Chi la visitó poco después de que la trasladaran al centro de rehabilitación obligatorio de Masanjia, solo para descubrir que había cambiado completamente: tenía la cara pálida y apática, no podía sostenerse la cabeza ni abrir los ojos, no tenía energía ni para hablar.

Continuamente tácticas elaboradas

El lavado de cerebro siempre ha sido una parte importante de la persecución, llevada a cabo tanto en prisiones, campos de trabajo como en centros de lavado de cerebro. Esta generación venidera de centros de lavado de cerebro ha surgido junto con tácticas nuevas para evitar el escrutinio internacional.

A diferencia de los campos de trabajo forzado, donde uno solo puede ser admitido después de diferentes procedimientos formales, centros de lavado de cerebro son cárceles oscuras donde los practicantes pueden estar detenidos sin un proceso debido y durante periodos indefinidos.

Existiendo fuera del sistema legal, la apertura o cierre de un centro de lavado de cerebro no requiere un registro público. Único por su naturaleza clandestina, los centros de lavado de cerebro pueden ser establecidos en hoteles, restaurantes, edificios residenciales o incluso en institutos durante tiempos variables. El nivel administrativo puede ser desde un nivel provincial, municipal, del condado, de la localidad o incluso una unidad de trabajo de un practicantes, directa o indirectamente supervisado por la oficina 610.

Cuando sea necesario aparecerán ante el público como un Centro de Educación Legal o Centro de Rehabilitación de Drogas. Se describía al mundo exterior como un lugar de educación y reforma positiva para estudiantes, mientras lo que sucede detrás de las puertas cerradas es una historia diferente.

Si un edificio determinado atrae demasiado la crítica internacional, simplemente se puede cerrar y reabrir bajo un nombre diferente o en una ubicación diferente.

Un caso fue el del centro de lavado de cerebro de Jiansanjiang, que este año apareció en los titulares internacionales por detener a abogados de derechos humanos. Después de su cierre aparente, enseguida resurgió como el Centro de Rehabilitación de Drogas de Qiqihar.

 “Gu Sonhai, de la oficina 610 de Heilongjiang fue al centro de lavado de cerebro [centro de rehabilitación de drogas de Qiqihar], a principios de mayo para presionarme para que renunciara a Falun Gong. Me abofeteó 30 veces, provocando que mi cara se hinchara muchísimo".

 “Agarró un mando de televisión para continuar golpeándome la cara después de tener la mano dolorida de tanto pegarme. Me agarró de los cabellos y golpeó mi frente contra la pared, y me obligó a ver videos que difamaban a Falun Gong. Me torturó durante una semana y tampoco me dejaba dormir. El agente Qian me hizo estar de pie durante mucho tiempo y me pegó cuando traté de doblar las rodillas debido al cansancio. Tenía la cara insensible, herida e hinchada”. Una practicante recordó su pesadilla en este nuevo centro de rehabilitación de drogas de Qiqihar”.

Como lo ve el congresista Christopher Smith: “El partido comunista cree que la única forma para poder sobrevivir es acabar con la diversidad de opinión y la creencia. Para los practicantes de Falun Gong, esto significa renunciar a sus creencias y ser ‘transformados’, a través de la reeducación.  

 “Las detenciones arbitrarias deben parar. La difamación debe parar. La tortura debe parar. Las cárceles oscuras deben cerrar. No debería existir la sustracción de órganos de ningún preso en China…los autores de crímenes contra la humanidad deben rendir cuentas”, comentó en una concentración reciente en el Capitolio de Estados Unidos.