[Minghui.org] Estuve detenido y me llevaron a la estación de policía local en múltiples ocasiones desde el inicio de la persecución de los practicantes de Falun Dafa en 1999 por el partido comunista chino. Siempre me negué a cooperar con las exigencias de la policía, a renunciar a Dafa o a traicionar a mis compañeros practicantes. Pero, no me olvidé de aclararle a la policía la verdad sobre Falun Dafa.
Cuando la policía confiscó mis libros de Dafa, envié fuertes pensamientos rectos: “¡los libros de Dafa deben serme devueltos mientras yo esté vivo!”. Por lo tanto, con la protección de Shifu, siempre me devolvieron los libros de Dafa antes de que saliera de la estación de policía.
La policía modificó su actitud hostil
Una vez, cuando estaba dejando la estación de policía, un policía me dio una bolsa y dijo: “Trae estos libros de nuevo. Esta vez no tuvimos tiempo de leerlos”.
Los policías que escucharon y entendieron la verdad acerca de Falun Dafa y cambiaron su actitud hostil previa contra la práctica. Ahora tienen pensamientos bondadosos hacia Dafa y protegen a los practicantes todo el tiempo.
En una ocasión cuando me arrestaron por aclarar la verdad sobre Falun Dafa continué hablando sobre la práctica con el jefe de policía y otros agentes. Hablé de la belleza de Dafa y dejé al descubierto el mal perpetrado por el partido comunista chino (PCCh).
Les hablé del principio que el bien será recompensado con el bien y el mal recibirá retribución. Quería lo mejor para ellos y esperaba que pudieran tener un futuro bueno. A causa de la compasión de un practicante de Dafa sus corazones cambiaron. Cinco días más tarde cuando me liberaron, cinco agentes de policía renunciaron al PCCh y a sus organizaciones afiliadas. Sólo el jefe de la policía no renunció.
Después de regresar a casa miré hacia adentro y me pregunté: “Ya que tengo una relación predestinada con el jefe de la policía, ¿por qué no tuve éxito en persuadirlo para renunciar al PCCh y sus organizaciones afiliadas?”.
Estudié el Fa y seguí mirando hacia adentro. Encontré mi apego. Tenía miedo de ofenderlo hablando demasiado. Esto era debido a mis apegos de miedo, egoísmo y el deseo de protegerme todo lo cual impactaba en la eficacia al ayudar a las personas para que tengan un futuro bueno.
Me di cuenta de que tenía que deshacerme de mis apegos. Mantuve el pensamiento de que tenía que salvar al jefe de la policía por lo que lo visité seis veces para hablarle de la bondad de Falun Dafa. En la sexta visita hablé con él durante una hora. Antes de irme me preguntó con frialdad: “Me visita una y otra vez. ¿No tienes miedo de que yo te pueda arrestar de nuevo?”. Le respondí con una sonrisa: “No tengo miedo. Vale la pena si puedo ayudar a que usted y su familia tengan un buen futuro”.
A la mañana siguiente me desperté a las 3 a.m. por un fuerte golpe en mi puerta. Era el jefe de la policía. Rápidamente entró en mi casa e hizo una reverencia tres veces respetuosamente delante del retrato de Shifu.
Antes de irse me dijo en voz baja: “Dígale a sus allegados, cuando estemos en la patrulla y veamos que están colgando materiales de Falun Dafa nosotros gritaremos a unos cientos de metros de distancia: “¿Es esto Falun Gong?”. Entonces deberían evitarnos. No vamos a perseguirte”.
Después de que lo despedí encontré un trozo de papel sobre la mesa con los cuatro nombres de todos sus familiares para renunciar al PCCh y sus organizaciones afiliadas.
Versión en inglés disponible: http://en.minghui.org/html/articles/2014/6/16/1665.html
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Categoría: Aclarando la verdad