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¡Saludos Shifu! ¡Saludos compañeros practicantes!

El año pasado, superé una tribulación de vida y muerte. He estado pensando mucho sobre ello y decidí que debía compartir esta experiencia.

Cuando empecé mi cultivación, realmente sentí como si toda mi vida se ponía patas arriba. Estaba viviendo en Europa y trabajando como modelo. Cuando comencé a practicar Falun Dafa, paré de trabajar, se terminó mi relación de tres años y me tuve que mudar a Australia. Todo lo que conocía terminó, cambió y tuve que adaptarme… y lo hice. Cuando solo estaba sola era fácil dejarlo todo y solo vivir para Dafa.

Luego me casé y tuve hijos. Al comienzo de mi cultivación, estaba muy centrada y era diligente. Hacía muchas actividades para promover Falun Dafa y concienciar a la gente. Estudiaba el Fa y hacía los ejercicios todo el tiempo. Incluso cuando estaba ya en un estado muy avanzado de embarazo con mi primer hijo, estaba activamente involucrada con los eventos de Falun Dafa y las actividades. Cuando mi hijo solo tenía 4 semanas, le puse en una bolsa de bebé y fui a hablar al Parlamento con otros practicantes. Estaba inmersa en el Fa. Siempre estaba en un buen estado. Hasta que tuve a mi segundo hijo. Para mí, ahí fue cuando las cosas empezaron a volverse realmente difíciles. Hubo una diferencia en mi cultivación después de mi segundo hijo. Luchaba para mantenerme. El estudio del Fa, los ejercicios y las actividades de aclaración de la verdad empezaron a decaer. En mi corazón, sabía que siempre sería una Dafa dizi y que nunca dejaría de practicar, porque para mí, era el significado de mi vida. Esto lo explicaba todo. Era la razón por la que estaba viva. Eso lo tuve siempre claro.

Pero mientras pasaba el tiempo y estaba más ocupada con mis hijos, lentamente me volví menos diligente. Entré en un estado de emociones de la vida y estar aturdida. Me sentía como si me perdiera algo, como si estuviera vacía. Luego, después de un tiempo, el yeli de enfermedad empezó. Durante los últimos años, iba y venía el yeli de enfermedad, usualmente en la forma de infección de pulmón. No podía dejar de toser durante meses. Una vez, tosí tan fuerte que me rompí una costilla. Siempre pensé que era un aviso de enfermedad para que fuera más diligente. Así que por un tiempo, me centré y realmente fui más diligente. Esto me permitió salir de ese vacío, casi de un estado depresivo. De nuevo me sentí viva. Pero pasó el tiempo, y la vida común me empezó a interferir de nuevo y poco a poco me volví menos diligente una vez más. Parecía seguir este patrón con frecuencia.

También, debido a mi trabajo, siempre he luchado para comprometerme en un proyecto de aclaración de la verdad en particular. Trabajo como azafata de vuelos, así que tengo que trabajar mucho y nunca trabajo el mismo día de la semana. Esto me hace imposible encargarme de una actividad en particular que necesite realizarse cierto día. También trabajo muchos fines de semana, así que cuando tengo un fin de semana libre, siento que debería pasarlo con mi familia. Me di cuenta de que en raras ocasiones tenía tiempo de asistir al estudio del Fa grupal de los fines de semana. Esto me hacía sentir cada vez más separada del cuerpo de practicantes.

Como el yeli de enfermedad iba y veía, empecé a aceptarlo y me iba a la cama hasta que se me pasara. No pensaba mucho sobre ello solo lo trataba como yeli que tenía que soportar. Nunca lo tomé en serio. Como lo vi después, era que ¡aceptarlo estaba mal! ¡Muy mal! En octubre del año pasado, empezó a dolerme la garganta. Los primeros días, me iba a la cama con la esperanza de que se pasara. Pero no pasaba. Empeoró hasta que el lado derecho de mi garganta se empezó a cerrar. No podía ni hablar ni comer bien. Mi madre se mudó para cuidar de mis hijos y de mí, puesto que mi marido trabajaba. Mi madre empezó a hacerme purés para que pudiera tragar la comida. Perdí peso muy rápido y no tenía mucho peso por perder. Leía y trataba de hacer los ejercicios, pero me costaba ponerme de pie, estaba muy cansada. Así que hacía la versión corta de los ejercicios. Empecé a mandar pensamientos rectos todo el tiempo, tratando de eliminar lo que me estaba sucediendo. Pero nada parecía funcionar. Seguí pensando que tal vez no era muy diligente y que por eso me estaba sucediendo esto. Trataba en vano de resolverlo. Sabía que tenía que iluminarme a algo, pero no podía.  

Mi marido y mi madre estaban preocupados y yo empecé a estarlo también. Además de todo eso, cada día que faltaba en el trabajo, necesitaba tener un justificativo del médico para decir que no podía ir a trabajar. Así que tuve que ir al médico para obtenerlo y luego me recetaría los antibióticos.

Empeoré. Empecé a llorar y pensé que lo había probado todo, y nada funcionaba. Me sentí desesperanzada. Decidí que necesitaba pedir ayuda a otros practicantes. Llamé a una amiga para que viniera. ¡Fue maravillosa! Organizó un grupo de practicantes para que vinieran a mi casa esa noche. Todos leyeron y mandaron pensamientos rectos conmigo durante horas. Normalmente no veo cosas en otras dimensiones, pero durante los pensamientos rectos de esa noche, vi una garra que iba hacia mi garganta y pudimos eliminarla con pensamientos rectos. Se convirtió en cenizas y cayó al suelo. Durante el tiempo que los practicantes estuvieron allí, mi garganta empezó a volver a la normalidad y pude tragar mejor, y mi lectura se volvió más clara. Todavía estaba muy débil, pero me encontraba mucho mejor. Me sentía muy bien. Les di las gracias y pensé que me iba a poner bien. Al final de la noche, mi garganta casi había vuelto a la normalidad. Pensé que había llegado a mi límite y ahora volvería a la normalidad. Estaba eufórica.

Sin embargo… a la mañana siguiente, el otro lado de mi garganta empezó a hincharse. No podía creerlo. Mi amiga se ofreció a volver de nuevo y me vi esperándola a que viniera. Vino y leyó conmigo y mandamos pensamientos rectos, pero esta vez, no me encontraba mejor. Me di cuenta de que había puesto mi esperanza en otros practicantes en lugar de en mí. Esta no era la respuesta. A la semana siguiente, empeoré gravemente. La anterior semana pensé que había alcanzado el límite de mi tolerancia, pero ¡estaba equivocada!

Tenía mucho dolor. Era el peor dolor que había sentido en toda mi vida. Quiero decir, desde el día en que nací hasta ahora. No quería comer nada. Lloraba tratando de tragar puré de manzana. No podia dormir porque la pequeña abertura de mi garganta se cerraba completamente cuando mis músculos se relajaban. Me despertaba instantáneamente, intentando respirar. Nadie podía entenderme cuando intentaba hablar. Mi madre trataba de hacerme comer. Lloraba y ella casi gritando decía: “¿Cómo crees que se sienten los practicantes que están encarcelados cuando les torturan? Solo tienes una herida en la garganta; deja de quejarte y traga”. Así que comía algo.

Pero seguí empeorando. Pensaba que había hecho todo lo que se suponía debía hacer; Había estado mandando pensamientos rectos sin parar. Le había pedido a Shifu ayuda, había mirado dentro tratando de iluminarme a lo que esto significaba. Pero seguía teniendo problemas con cómo debería mandar pensamientos rectos. Una parte de mi seguía sin saber si esto era solo yeli o si debería eliminarlo. Sentía como si lo hubiera intentado todo y estaba al final de mi lucidez. Me sentía desesperanzada.

En los diferentes estadios, pensaba sobre usar remedios naturales y medicina natural, como plata coloidal, un antibiótico natural. Rápidamente me di cuenta de que tomar remedios naturales, era lo mismo que tomar medicamentos del médico. Lo estaba tratando como una enfermedad de una persona común. Esto no era una enfermedad y ese no era el remedio. Durante un minuto estuve lúcida, al siguiente ya no. En un estadio, cuando estaba muy cansada y todo lo que quería era dormir, pero no podía, mi marido me sugirió que tomara algo de Voltaren, un antiinflamatorio. Aparentemente, ayuda con las inflamaciones. Me dormí, pero no durante mucho tiempo. Me desperté aterrada, con un sentimiento horrible. No puedo describirlo bien. Me desperté completamente húmeda del sudor, jadeando por un aliento, y sin saber qué estaba pasando. Me sentía como si me hubieran envenenado. Me sentía tan mal por haberme metido esa cosa en el cuerpo, que me sentí asquerosa. Era como si todas las cosas buenas se hubieran marchado. Decidí que nunca  tomaría ninguna forma de medicamento en mi cuerpo de nuevo.

Como no me ponía mejor, no podía pasar tiempo con mis hijos porque no tenía energía y no podía hablar. Me sentía una mala madre. Empecé a pensar: “¿Y si no lo supero? ¿Qué les pasará a mis hijos? ¡No quiero morirme! No quiero que mis hijos tengan que pasar por la pérdida de su madre”. Empecé a pensar: “Si no fuera practicante, iría al médico y me podría curar. Es muy fácil ser una persona común. Tal vez no pueda dejar de ser una practicante”. Esta vez, mi garganta se había puesto tan mal que ahora no podía ni tragar agua. Era como si me saliera por la nariz… y estaba muy delgada.

Nadie me lo dijo en ese momento, pero mi hija empezó a despertarse por la noche llorando. Mi marido se acercaba y hablaba mientras yo dormía. Se sentaba en la cama y decía: “Mamá se está muriendo”. Mi marido estaba fuera de sí. Me dijo que después de eso él también pensó que podía morir. Luego se quitó de la mente ese pensamiento.

Llegué al punto de que no podía aguantarlo más. Esa tarde, se organizó un pequeño grupo de practicantes para empezar a leer y mandar pensamientos rectos conmigo de nuevo. Empecé a pensar que no serviría para nada. También tenía que ir a ver al médico antes para que me diera otro justificativo para el trabajo. Sabía que cuando me viera sabría que no había tomado los antibióticos que me había prescrito y que me mandaría al hospital. No podía ni tragar. En lugar de tragar escupía la saliva en un pañuelo.

Cuando fui al médico, me dijo: “Te voy a dar una inyección ahora mismo en la garganta”. Dije: “¡no!”. Me repulsaba la idea del medicamento. Dijo: “Necesitas ir directa a urgencias. Eso no bajará solo. Te admitirán, te pondrán una inyección intravenosa de antibióticos y te drenarán la garganta”. Me escribió una carta de remisión para acelerar el proceso. Nos marchamos diciendo que iríamos allí. Estaba empezando a aceptar la idea… empecé a pensar eso en beneficio de mi familia, no podía dejarles verme morir allí. No podía hacer eso a mis hijos. No podía sobrellevarlo ya más tiempo.

Fuimos a casa para llevarnos varias cosas para el hospital, mi marido no me ayudó. Esto fue extraño, porque me ayudó con todo, hacía cualquier cosa por mí, pero no quiso ayudarme a empacar las cosas para el hospital. Dijo: “¿No quieres esperar y primero leer con los practicantes?”.

Cuando llegaron, estaba echa un desastre. Empecé a llorar y ellos comenzaron a mandar pensamientos rectos. Lloraba todo el rato. Hicieron otro set de pensamientos rectos y lloraba también. Empezaron un tercer set y me calmé y me uní a ellos. Fueron los pensamientos rectos más poderosos que he hecho nunca. Me vi sentada en el universo en la posición de FZN y había una inmensa pared de polvo y escombros. Continuó infinitamente, hasta el infinito en cada dirección. Lo abarcaba todo. Fue rodando hacia mí y me empujaba hacia abajo. De repente pensé, ¡NO! No quiero ir allí abajo… instantáneamente regresé.

Cuando acabé mis pensamientos rectos, todo mi ser parecía haber cambiado. Sabía desde el fondo de mi ser que era una Dafa dizi en el periodo de la rectificación del Fa y nada podía interferirme. Este era el pensamiento recto puro del que carecía. Era toda la fuerza poderosa de ese pensamiento puro y saber que era un ser poderoso, y que nada podía interferir conmigo. Estaba tan determinada que aún no había acabado mi viaje como madre, esposa y como Dafa dizi de la rectificación del Fa. No había terminado de salvar seres conscientes. Para eso estaba aquí, así que ¿cómo se atrevían a perseguirme así? Estaba tan segura de que era una Dafa dizi en el periodo de la rectificación del Fa y que no iba a seguir los arreglos de las viejas fuerzas. Solo fue en ese momento que realmente entendí el poder de mis pensamientos rectos.

Después de eso hice el juego completo de los cinco ejercicios con los practicantes y realmente se abrió paso algo. No hace falta decir, que no fui al hospital esa noche y que la inflamación de la garganta desapareció completamente. Pasé de lo que quería el doctor de enviarme a urgencias, a que la hinchazón simplemente bajara. Mi cuerpo todavía necesitaba eliminar algunas cosas. Mi madre me hizo sopa de pollo, que tenía antojo, pero después de tomarla, la vomité. Aunque me sentí bien; sabía que había superado algo.

El día siguiente, le dije a mi madre que me llevara al estudio del Fa grupal así podría estar con los practicantes. Estaba muy débil, pero sería bueno poder estar allí. Me fui a la cama esa noche y me desperté con la necesidad de vomitar otra vez. Cuando empecé a vomitar, vomité sangre, y mucha. No se lo quise decir a mi marido, pero pensé que a mi madre sí. Me dijo que no me preocupara y que volviera a la cama. En realidad ese fue el inicio de mi recuperación.

Nunca hubiera superado esto sin el apoyo de mi familia, especialmente de mi madre y el grupo de practicantes. Finalmente, tenía que iluminarme a lo que necesitaba, pero me apoyaron sin juzgarme. No me dijeron lo que debía hacer o no. Escuchaban y me ayudaban a responder todas mis preguntas. Me ayudaron a averiguar todas las cosas que no tenía claras. Estaban ahí para mí. El poder recto del Fa, su apoyo recto para iluminarme a lo que se suponía tenía que hacer… y agradezco a Shifu por despertarme cuando estaba dormida.

Durante los siguientes días, empecé a estudiar para el examen del nivel 1 de Shen Yun. Me lancé a Dafa y las puertas parecían abiertas. Hice una llamada para preguntar si podía ayudar con la organización de los carteles de Shen Yun en los edificios altos de Brisbane con grandes vestíbulos. Era un pequeño grupo que organizaba esto y funcionaba realmente bien. En el proceso de hablar con el director de una de las compañías que se encargaba de los edificios altos, pude obtener un tiempo en el Canal Ejecutivo que se emitía en todos los vestíbulos. También tuve el pensamiento de hacer alguna publicidad de Shen Yun para Facebook. Así que obtuve el permiso y me dediqué a ello. Esta fue una experiencia maravillosa y aprendí mucho. Todo comenzó a ponerse en su lugar e hice lo que tenía que hacer para Shen Yun.

También cuando el video de ocho minutos sobre la sustracción de órganos salió, me gustó tanto que decidí que los miembros parlamentarios estatales y federales debían verlo. Me imaginé que la única manera de que pudieran verlo, sería hacer que lo vieran conmigo. Así que concerté una cita para ver a mi parlamentario federal. La oficina necesitaba un poco de persuasión para concertar la cita. Simplemente no tomaba un no por respuesta y finalmente concerté la cita. Fue bastante bien y continuamos hablando después del video bastante tiempo. Mi parlamentario estaba visiblemente conmovido al verlo. Luego hice lo mismo con el parlamentario estatal, que se conmovió increíblemente.

Hace poco, otro practicante y yo queríamos darle el libro State Organs a nuestro parlamentario y a otro candidato que justo se había presentado a su campaña. Le dimos el libro a nuestro parlamentario cuando nos encontramos con él en una feria donde teníamos un stand de Dafa. Unos días después, recibimos la información de dónde iba a estar otro candidato. Pensé que no leería los libros a menos que viera primero el video de 8 minutos. Así que, de nuevo estaba determinada y fuimos al lugar donde era la campaña y nos presentamos como practicantes de Dafa. Le dije que tenía un video de 8 minutos que quería que viera y me dijo que OK.

Luego la interferencia empezó. Debido al tráfico que había, le costaba escucharlo claramente. Sabía que eso no estaba bien; tenía que verlo con máxima atención. Lo paré y dije que necesitábamos movernos detrás del aparcamiento donde estaba más calmado para que pudiera verlo apropiadamente. Apareció un montón de gente con la que tenía que hablar. Su organizador me dijo que tenía que enviárselo por mail. Dije que no, tenía en mente que esto era recto y que tenía que hacerlo ahora. Le dije: “Esto necesita verlo conmigo, esperaré”. El organizador dijo que tenía otra cita y que no tenía tiempo. Le dije: “Son 8 minutos y esperaré hasta que esté listo”. Luego la gente se marchó, vino al aparcamiento con nosotros y vio todo el video sin interrupción. Luego le dimos el libro, State Organs.

Su mujer se quedó para hablar conmigo un rato y dijo que solía dar conferencias y que uno de sus estudiantes era una médica de China. Le contó que un día le dijo a la médica que no fuera porque era un festivo nacional. La médica se rió y comentó que sería el primer festivo que iba a disfrutar porque en China un festivo significa que un número de presos serían asesinados y se pasaría todo el día quitando corneas… así que con compasión en su corazón, me miró y dijo: “Sé que todo esto es verdad”. Luego, con las elecciones en camino, el mismo practicante y yo fuimos a ver a todos los candidatos de nuestro electorado. Queríamos que cada uno viera el video. Esta fue una experiencia maravillosa de aclaración de los hechos en profundidad.

Para resumir, cuando somos rectos y tenemos pensamientos rectos, las puertas se abren. Gracias Shifu por darme otra oportunidad con esta enorme tribulación y una llamada de atención, puesto que no me había iluminado a todo eso si no hubiera atravesado esta tribulación y encontrado el poder de mis pensamientos rectos. Si hubiera seguido a lo que le estaba pasando a mi cuerpo, no estaría hoy aquí y no podría salvar más seres conscientes.

Habiendo dicho todo esto, también creo que esta tribulación no me hubiera pasado si hubiera sido más diligente en primer lugar, si hubiera estado caminando el sendero que se supone que tengo que caminar. Estaba perdida y Shifu me dio otra oportunidad. Ahora creo que nuestros senderos se están volviendo más estrechos. Debo continuar recordándome de todo esto, puesto que sigue siendo fácil para la vida común meterse si se lo permito. Somos todos poderosos, rectos, Dafa dizi en el periodo de la rectificación del Fa. Creo verdaderamente que no debemos olvidarnos de que estamos y debemos entender el poder de lo que hacemos y a lo que hemos venido a hacer.

Gracias Shifu.

Gracias a todo el mundo.