[Minghui Net] Me encerraron durante seis años en la cárcel de mujeres de la provincia de Hunan. La noche del 25 de junio de 2002, estaba recluida en una celda aislada por hablar de Falun Gong y no dejar que los guardias difundieran mentiras sobre Dafa durante una asamblea en la prisión. Los guardias esposaron mis manos a la espalda. Me mantuvieron esposada durante mucho tiempo por no cooperar con los guardias.
Al principio, fue muy doloroso, sentí que mis brazos estaban a punto de separarse de mi torso. Todo mi cuerpo se humedeció por mis lágrimas y el sudor. Apreté los dientes y cerré los ojos. Me acordé de lo que Shifu dice en Zhuan Falun: Cuando es “difícil de soportar, se puede soportar; difícil de hacer, se puede hacer”. Luego seguí recitando Hong Yin. Los guardias trataron de obligarme a dejar de resistir el acoso, diciéndome que de otro modo no me quitarían las esposas. Mi pensamiento era que soy una Dafa dizi y no transigiría con la maldad. Así que le pedí a Shifu que me diera fuerzas y seguí recitando el Fa todos los días. Poco a poco, sentí como mis brazos se hacían más largos, ya no sentía dolor. Sabía que Shifu me estaba fortaleciendo, así continué recitando el Fa todos los días. En medio mes, los guardias se dieron por vencidos y dejaron de hostigarme en el aislamiento.
La noche del 13 de agosto de 2002, debido a que otra vez fui detenida por los guardias, para hacer maldades, me encerraron aislada durante 45 días. Después de salir, seguí resistiendo el hostigamiento. No hice el trabajo forzado, ni me puse el uniforme de reclusa. Los guardias me encerraron en un taller, entonces recité varios artículos de Shifu en voz alta: “La magnificencia de los dizi”, “Los votos de los Fo se están cumpliendo”, “Dafa es indestructible”, y “Los Dafa dizi del periodo de la Rectificación del Fa”. Mientras recitaba el Fa, muchos reclusos me aplaudieron.
En ese momento, la presa que asignaron para vigilarme se asustó mucho. Me reportó con los guardias y el director de la prisión. Así, una vez más, me encerraron en la celda de aislamiento. Esta vez los guardias le prestaron una camisa de fuerza a la policía armada. Dos presas y dos guardias pasaron mucho tiempo metiéndome en la camisa de fuerza. Cuando se fueron, le pedí a Shifu que me ayudara pues a los guardias no se les permite hostigar a los Dafa dizi. Luego usé mucha fuerza para estirar mi cuerpo, después lo relajé, luego pude quitarme la camisa. Los guardias me dejaron en la celda aislada sin darme comida ni agua. Tampoco pude usar el baño. No volvieron hasta las 6 p. m. Al entrar, se sorprendieron de verme meditando y la camisa de fuerza en una esquina. Me preguntaron: “¿Cómo te quitaste la camisa?”. Yo les dije que hay seres divinos tres pies por encima de la cabeza y Shifu no permite que los guardias persigan a los Dafa dizi.
El 8 de abril de 2003, un dirigente de una organización religiosa vino a la prisión a difundir mentiras sobre Falun Gong, los guardias nos engañaron para que fuéramos a oír su discurso. Debido a que otra compañera practicante y yo le impedimos difamar a Dafa, fuimos enviadas a celdas de aislamiento. Los guardias no sólo esposaron mis manos a la espalda, también me pusieron grilletes en los pies con una gran cadena. Cuando me ponían los grilletes, de repente se escuchó un trueno muy fuerte en el cielo. Todos ellos tenían miedo. Les dije que los seres divinos estaban muy enojados por lo que hacían y que no debían tratar así a los Dafa dizi. Tan pronto como salieron de la celda de aislamiento, de repente llovió mucho. Me paré junto a la puerta y recité los artículos de Shifu. Cuando levanté el pie para caminar, el gran grillete cayó. Luego también salieron las esposas.
Se lo conté a la compañera practicante que estaba encerrada en la celda de al lado. Discutimos si debíamos dejar que los guardias supieran lo que pasó. Ella dijo que sí, porque hay que hacer valer el Fa y su milagroso poder. Esa misma noche, cuando un patrullero vino, me vio haciendo los ejercicios sin grilletes ni las esposas. Me preguntó: “¿Cómo te quitaste otra vez las esposas?”. No le respondí y seguí haciendo los ejercicios. Al día siguiente, los guardias trajeron dos pares nuevos de grilletes con llave, uno lo usaron con la compañera practicante de la celda contigua a la mía. Dos guardias me pusieron los grilletes, les dije del poder milagroso de Dafa. No me escucharon, por el contrario los apretaron más. Después, comprobaron muchas veces si estaban bien cerrados. Sólo tuve un pensamiento, que no podrían contenerme y que no funcionaría. Cuando se fueron, tiré los grilletes y las esposas.
Después de varios días, un guardia trajo un grupo de personas a verme, me puse los grilletes y las esposas a petición de una de los internas. Les dije que independientemente de lo que trataran de hacer, no funcionaría, y que sólo aumentarían su yeli. Al oírlo, la guardia vino a mí, a comprobar los grilletes y las esposas, luego se fue. Cuando se fueron me quité las esposas de nuevo. Y con mucha facilidad, se cayeron.
El 14 de mayo de 2004, todas las cinco practicantes que estábamos en la misma celda iniciamos una huelga y recitamos el Fa juntas por un día. Al día siguiente, los guardias llevaron una docena de internas para obligarnos a ir al equipo de estricta disciplina, usando picanas eléctricas. Como nos negamos a ir con ellos, los guardias ordenaron a cuatro internas llevarnos. Dos internas nos llevaron de las manos, las otras dos de los pies. Una vez ahí, los guardias nos pegaron mucho, luego nos encerraron en un pequeño cuarto de madera y nos colgaron de una reja metálica al interior de la habitación.
Estaba encerrada en un cuarto con una pequeña ventana en el techo. El sol podía entrar por esta ventana. Me ataron y colgaron de la reja de metal de la litera de arriba, sin que los pies tocaran el suelo, y estaba expuesta al sol. Grité para resistir el hostigamiento, pero las reclusas me pusieron un pedazo de tela en la boca, tapándola para impedir que gritara. Cuando cerré los ojos, el sudor y las lágrimas inundaron mi cara. Recité los artículos de Shifu en silencio. Recité los poemas del Hong Yin, uno tras otro. Poco a poco me sentí como si estuviera sentada en una silla y era muy cómoda. Abrí mis ojos; mi cuerpo seguía colgando en el aire. Sabía que Shifu estaba sufriendo todo por mí. “La cultivación depende de uno mismo, el gong depende del shifu”. Todo es hecho por Shifu, él nos protege todo el tiempo.
Durante los seis años de cárcel, comprendí con toda claridad por qué Shifu siempre nos pidió estudiar bien el Fa, Si no estudiaba bien el Fa, sería realmente difícil para mí romper la persecución. En los seis años, independientemente del método que usaran los guardias para hostigarme, a pesar de lo duro que fue, siempre creí en Shifu y en Dafa,
Seleccionado de la “Convocatoria de artículos sobre sucesos divinos en el mundo de los humanos”
Fecha de publicación: 10/3/2011
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Categoría: Salvaguardando Falun Dafa