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Soy una practicante de Falun Dafa de la región occidental de China. Fui encarcelada durante cinco años, sin ningún tipo de materiales de Falun Dafa ni acceso a otras personas. Fue como si hubiera permanecido aislada en la cueva de una montaña.

Protegida en la oscuridad de la noche

Una guardia de la prisión una vez me dijo sarcásticamente: “¿Su Shifu sabe que usted está en este rincón del mundo?”. Comprendí claramente que la intención del mal era destruir mi fuerza de voluntad, porque lo que me había dicho golpeó realmente un punto delicado. Estaba rodeada por la oscuridad y no se me permitía estudiar el Fa. Cuando fui golpeada con la idea de haber abandonado el verdadero camino en el pasado, sentí que había cometido un gran pecado. Incluso hoy en día me persiguen estos pensamientos. Vagamente recordaba que Shifu había dicho que la soledad era la tribulación más difícil. Soñé muchas veces que buscaba libros y conferencias de Falun Dafa y que le suplicaba a Shifu con lágrimas en los ojos.

Una noche oí una gran voz en mi sueño: “Ama a tu enemigo. ¿Estás dispuesta a hacerlo, te atreverás a hacerlo?”. Al despertar, pensé: "Si no estoy dispuesta a hacerlo, es como si no quisiera sacrificar nada. Si no me atrevo, es como si tuviera miedo de perder algo. ¿No es esto lo mismo que el egoísmo?”. Supe que debía alejarme completamente del egoísmo del viejo universo.

Me despidieron de mi trabajo después de ser liberada, así que regresé a mi lejano pueblo, donde no ha habido practicantes desde que el PCCh comenzara a perseguir a Falun Gong el 20 de julio de 1999. Era muy difícil contarle a la gente acerca de Falun Dafa y la persecución. Mis parientes estaban bajo mucha presión porque los aldeanos tenían miedo de escuchar la verdad sobre Falun Dafa. Como no había estudiado el Fa por muchos años, era difícil hacerlo. Algunos aldeanos informaron sobre mí y fui arrestada y llevada al centro de detención local. Mis familiares tenían tanto miedo que me evitaban. Frente a tanta adversidad, comencé a preguntarme qué estaba mal, porque no creía que Shifu había arreglado esto. ¿En qué me había equivocado?

Shifu hizo arreglos para que pudiera reunirme con compañeros practicantes. Poco a poco, empecé a comprender mejor los principios de Falun Dafa, luego de retomar el estudio del Fa. Estaba segura de que yo era una discípula de Shifu y que no estaba aquí para ser perseguida. Estoy aquí para ayudar a Shifu en la rectificación del Fa y salvar a los seres conscientes. Debo salvar a la gente con la que me encuentro. La relación entre nosotros es que ellos están para ser salvados y yo estoy salvándolos. Esta es mi responsabilidad.

El 1 de octubre, llevé a mi hijo al mercado de agricultores para repartir información sobre Falun Gong. Nuevamente alguien llamó a la policía. Mientras estaba de pie delante de un pequeño puesto, me dije: "escapa a otra dimensión”. El vehículo de la policía se fue. Inmediatamente volvimos a la aldea sin ningún problema. Le di mi último folleto a un aldeano al borde de la carretera. En ese instante, un joven en una motocicleta golpeó a mi hijo. Instantáneamente pensé: “¡Mi hijo no debe ser lastimado!”. Irresponsablemente, el muchacho parecía querer escapar, sin ni siquiera pedir perdón. Así que le dije: “Golpeaste a una persona. ¡Al menos, debes pararte y pedir disculpas por lo que hiciste!”. Se detuvo y me preguntó si mi hijo estaba herido. Le respondí: "Está bien, puedes irte ahora". Por supuesto, mi hijo estaba bien, y supe que los elementos del mal intentaban hacerme daño a través de mi hijo, porque estaban asustados.

Poco después de volver a casa, la policía vino a arrestarme. Me fui y no pudieron encontrarme. Convocaron un equipo y me buscaron todo el día, durante varios días. Buscaron en todas las casas de mi localidad. Incluso lanzaron petardos en la hierba, en los arbustos, los árboles y en los campos agrícolas, en caso de que me estuviera escondiendo allí. Fueron ida y vuelta en sus motocicletas a lo largo de las carreteras. Me senté en un escondite a pensar: “¡Shifu, los seres conscientes en esta área necesitan ser salvados, no me iré!”. Finalmente, luego de perturbar a todos en la zona, se fueron.

Un día, después de la medianoche, alguien estaba golpeando a mi puerta. Salté de mi cama y fui a toda prisa hacia el ático, con la policía cerca. Permanecí cerca de las herramientas agrícolas y me dije: “Shifu, ¡por favor, sálvame!”. La policía iluminó directamente hacia mí, pero aun así no pudieron verme. Dijeron: “¡Nadie está ahí!”. Entonces se fueron. Con lágrimas corriendo por mi rostro, me repetía: “¡Gracias Shifu! ¡Gracias Shifu! ¡Gracias Shifu!”.

Aclarando la verdad en medio de tribulaciones

No miraba en mi interior para encontrar mis lagunas después de este incidente. Por eso, al poco tiempo fui arrestada y llevada a un centro de detención. Me dije: "Shifu, sea cual sea tu arreglo para mí, mi trabajo es salvar a la gente”. Así, mi mente estuvo en paz. Estudiaba el Fa, hacía los ejercicios, enviaba pensamientos rectos y aclaraba la verdad a quien se cruzara en mi camino. Iban a transferirme. Mientras esperaba, vacié mi taza de té y, con sus hojas, deletreé “Falun Dafa es bueno” sobre la mesa. Al subir al tren, le dije sonriendo al conductor del tren: “Falun Dafa es bueno”. Le dije “Falun Dafa es bueno” a todo aquel con quien tuve contacto.

Después de dos días de un agotador viaje en tren, llegamos a nuestro destino. El policía de ahí cálidamente estrechó mi mano y me alojó en un albergue, a pesar de las objeciones del policía que me escoltó. Pensé en Shifu diciéndonos cómo controlar a los seres malvados. Por tanto, envié fuertes pensamientos rectos. Los dos policías terminaron discutiendo sobre cómo debían tratarme.

Tuve la oportunidad de conocer a algunas personas allí, uno de los cuales resultó ser el jefe de educación. Él me dijo: “Sé que Falun Gong es bueno, pero el partido comunista chino (PCCh) me da una posición oficial, así como dinero y un coche”. Me di cuenta de que él estaba bajo el control de los malvados espíritus del PCCh, así que de inmediato envié pensamientos rectos para desintegrar los malos espíritus que lo controlaban. Entonces suspiró: "Lo que no entiendo es que, no importa lo duro que trabaje, sigo siendo el jefe de educación y nada más”.

Inmediatamente le dije: “Pero claro, es que hay una estándar para ser un alto funcionario del PCCh. Mire lo que hizo Jiang Zemin. Mire cómo ha mentido en su camino a la cima, cómo asesinó a personas inocentes, como a esos estudiantes activistas demócratas y a los practicantes de Falun Gong y mire cómo vendió ilegítimamente territorios de China a Rusia. En estas circunstancias, la mejor manera de llegar a la cima es haciendo caso omiso de su conciencia”. Se quedó en silencio por un momento y luego estalló en carcajadas. Siendo breves, luego de diez días, volví a casa.

Después de regresar a casa, fui inmediatamente a la comisaría. En la puerta principal, me encontré con el policía que me había arrestado. Corrió a la oficina del jefe de la policía, gritando: “Jefe, ¡ella ha regresado!” El jefe le preguntó: “¿Quién ha regresado?” Él respondió: “¡Falun Gong!” Mientras intercambiaban palabras, llegué a la oficina del jefe. Él sólo me miró tímidamente.

 

Eliminando el apego al egoísmo

En ese momento, me había ocultado mis apegos a emocionarme, a presumir y a depender de los demás. Me tomó mucho tiempo para entender esto.

Una vez más fui arrestada. En el centro de detención, repetía: “¡Falun Dafa es bueno”. Sin embargo, después de más de un mes yo seguía allí, y entonces fui trasladada a un campo de trabajos forzados. Volví a pensar, mientras gritaba: “¡Falun Dafa es bueno”, que no se atreverían a admitirme. Sin embargo, estaba equivocada. Estuve aislada e incomunicada. Seguía firmemente convencida de que un milagro podía suceder mientras recitara sinceramente “Falun Dafa es bueno”. Grité “¡Falun Dafa es bueno”, y ellos me taparon la boca con cinta adhesiva. Cuando escribí “Falun Dafa es bueno”, me ataron y golpearon. Estaba perpleja porque no entendía por qué ocurría esto.

Una mañana oí a una de las reclusas preguntarle a otra: “¿Te duele el brazo?” En voz baja, ella enrolló su manga, mostrando su brazo hinchado. La que había preguntado gritó alarmada: “Sabía que quien sea que te golpeara, dejaría tu brazo hinchado. ¡Ambos están hinchados!” Después de escuchar esto, mis ojos se llenaron de lágrimas. “Ellos han sido los más perseguidos. Yo sólo pensaba en salir; qué terrible apego al que todavía me aferraba”. Cuando recitaba: “¡Falun Dafa es bueno”, lo hacía para escapar, por mi propio bien, lo cual era una falta de respeto a Dafa y no era lo que debía hacer.

Shifu dijo:

“Algunos dicen que practicar gong puede desarrollar capacidades sobrenaturales de gong; en realidad, no las desarrolla, esas capacidades sobrenaturales de gong son simplemente capacidades innatas del hombre. Es sólo que con el avance de la sociedad humana, el hombre presta cada vez más atención a las cosas tangibles en nuestro espacio físico y depende cada vez más de estos instrumentos modernos nuestros, por eso nuestras capacidades innatas se han ido atrofiando más y más, y al final esto ha hecho que este tipo de capacidades innatas desaparecieran completamente” (Zhuan Falun)

El apego de depender de los demás hace que nuestras capacidades innatas desaparezcan. Esta clase de apego hace que los practicantes olviden cultivarse. ¿Cómo puede nuestra cultivación tener éxito si dependemos de que Shifu resuelva todo por nosotros, esperando solamente atajos? Había encontrado el egoísmo dentro de mí. Al pensar en cómo las viejas fuerzas, en aras de salvarse a sí mismas, habían causado un gran desastre, me aterraba la idea de estar haciendo algo parecido a aquello.

En ese momento, me di cuenta de que estoy aquí en la Tierra con el fin de eliminar la maldad y salvar a la gente. ¿No era una gran oportunidad el estar donde estaba, siendo capaz de destruir la maldad?

Un día, algunos compañeros practicantes enviamos pensamientos rectos mientras algunos reclusos leían libros anti-Dafa. Intentamos salvarlos y también les dijimos que no debían leer ese tipo de libros, porque no era bueno para ellos. Permanecimos enviando pensamientos rectos hasta que algunos de ellos comenzaron a comportarse de forma algo extraña; luego se calmaron y dejaron los libros. Fue evidente para nosotros que los malos espíritus que los controlaban habían sido eliminados.

¡No pasó mucho tiempo antes de que me dijeran que empacara y me fuera a casa!