Nombre: Tan Jianyang (谭建阳)
Género: Femenino
Edad: 52 años
Dirección: Ciudad de Huaihua, provincia de Hunan
Ocupación: Ex trabajadora de la compañía textil de Anjiang
Fecha de arresto más reciente: Julio de 2001
Lugar de detención más reciente: Prisión para mujeres de Changsha (长沙女子监狱)
Ciudad: Changsha
Provincia: Hunan
Persecución Sufrida: Descargas eléctricas, privación del sueño, trabajos forzados, lavado de cerebro, sentencia ilegal, golpizas, colgada de las muñecas, detención ilegal, confinamiento solitario, tortura, extorsión, restricción física, interrogatorios


[Minghui Net] La Sra. Tan Jianyang de la ciudad Huaihua fue perseguida en repetidas ocasiones. Se la sentenció a siete años de prisión, donde se la torturó con frecuencia. A continuación está su declaración sobre la persecución que sufrió personalmente, de lo que fue testigo, y de lo que escuchó mientras estuvo detenida en la prisión para mujeres de Changsha.
Mi nombre es Tan Jianyang. Soy una mujer de 52 años de edad y ex empleada de la Fábrica Textil de Anjian en la ciudad de Huaihua. Solía tener una enfermedad reumática congénita del corazón, e hipertiroidismo. Mi médico también sospechaba que tenía leucemia. Frecuentemente entraba en conmoción y no podía mantener un horario normal de trabajo. Sin embargo, en agosto de 1997 empecé a practicar Falun Dafa y pronto todos estos síntomas desaparecieron. Fui capaz de hacer todas mis labores de la casa e incluso lavar la ropa en el río durante el invierno. Me sentía como una persona nueva.

Trataba de practicar Verdad-Benevolencia-Tolerancia en mi vida diaria como nos enseñó el Maestro Li Hongzhi. Mi esposo primero se opuso a la práctica, pero después de ser testigo de los cambios que hizo en mi vida, empezó a practicar y también mis hijos. Nuestra familia estaba impresionada por la inmensa misericordia de Falun Dafa. Nuestros vecinos y amigos también empezaron a practicar después que vieron lo que había hecho por mí. Falun Dafa me dio una vida nueva.

Desafortunadamente, en julio de 1999, Jiang Zemin y el Partido Comunista Chino (PCCh) empezaron a perseguir a los practicantes de Falun Dafa. Mi familia experimentó de primera mano la persecución y como muchas familias que practican Falun Dafa, nuestras pacíficas y felices vidas fueron destruidas.

1. Arresto y trabajo forzado

Fui arrestada por primera vez el 24 de julio de 1999, y muchas veces más durante los siguientes dos años. Me mantuvieron presa en un centro de detención durante seis semanas, en un centro de lavado de cerebro durante dos meses, y en la cárcel de la escuela secundaria de Huaihua por dos meses y medio. Fui liberada de la cárcel porque desarrolle síntomas de enfermedad.

Después de ser liberada, quería decirle a la gente la verdad sobre Falun Dafa, así que junto a otras dos practicantes, las Sras. Wang Ping y Li Anmei, fuimos a la ciudad de Lianyuan a distribuir volantes de Falun Dafa. Nos denunciaron y la policía arrestó a las Sras. Wang y Li. Afortunadamente pude escapar. Sin embargo, tanto la oficina 610 como la policía de la ciudad de Lianyuan emitieron órdenes de arresto con mi nombre. No tuve otra opción que irme de mi casa. Fui a la ciudad de Jishou en el condado de Baoqian.

En julio de 2001, dos agentes de la oficina 610 del condado de Anjiang y del departamento de policía del condado de Baoqian vinieron a mi departamento y me arrestaron. Me mantuvieron detenida durante tres días en el centro de detención del condado de Baoqian, luego me transfirieron al centro de detención de Anjiang. Un mes más tarde, el oficial He, director de la comisaría de Tuanjie de la ciudad de Huaihua, y una mujer policía me llevaron al campo de trabajos forzados de Baimalong en Zhuzhou. Sin embargo, allí se rehusaron a recibirme, porque cuando me examinaron encontraron que tenía una enfermedad reumática del corazón.

En nuestro camino de regreso a la ciudad de Lianyuan, cuando el departamento de policía de la ciudad de Lianyuan supo que no había sido aceptada, le dieron instrucciones al oficial He de llevarme directamente al departamento de policía. Apenas llegamos los oficiales me interrogaron. Me golpearon para tratar de hacerme "confesar". Luego me detuvieron en el centro de detención de Lianyuan. Mientras estuve allí, me interrogaron repetidamente, me amenazaron, y me extrajeron confesiones por la fuerza. Supieron que un practicante me había prestado veinte yuanes y por eso lo detuvieron durante seis meses.

2. Sentencia de siete años

En enero de 2002, las Sras. Li Anmei, Wang Ping y yo, fuimos llevadas a juicio. Pero nuestras familias no fueron notificadas, como se requiere por ley. Me defendí y aclaré la verdad sobre Falun Dafa. El juez se molestó y no me escuchaba. La corte me sentenció a siete años y medio de prisión sin tener en cuenta mi historia de enfermedades del corazón. Las Sras. Li y Wang fueron cada una sentenciada a cuatro años de prisión. La Sra. Li fue golpeada tan severamente por la policía en la ciudad de Lianyuan que no podía escuchar con uno de sus oídos.

Al día siguiente de ser sentenciada, mi esposo murió. Mis hijos y yo estábamos profundamente tristes. Mi hija tenía entonces quince años y mi hijo solo trece. Todavía eran niños, pero yo estaba encarcelada y no podía cuidar de ellos. Mi hija empezó a trabajar y mi hijo dejó la escuela. Estaba profundamente preocupada por ellos. La presión por la persecución del PCCh hizo que mi cabello se volviera blanco en dos años. En mayo de 2002, después de haber estado detenida durante once meses en el centro de detención de Lianyuan, la Sra. Li, la Sra. Wang y yo fuimos trasladadas a la Prisión para mujeres de Changsha.

Me hicieron un examen físico mientras cumplía mi sentencia en la prisión, y el médico dijo que tenía hipertrofia cardíaca y que por razones de salud calificaba para una liberación. El director político Wang, quien estuvo a cargo de nuestro traslado, dijo: "Sin importar qué, tienes que mantenerla. Si no la mantienes, la enviaremos nuevamente aquí". Así que la prisión me mantuvo presa.

Los guardias pretendieron ser amables cuando llegamos. Nos engañaron, diciendo por ejemplo, que la prisión gastaba cientos de miles de yuanes al año en apoyar a los hijos de los practicantes encarcelados mientras iban a la escuela. Luego escribieron unas confesiones y tres declaraciones para que las firmemos. Si una practicante se rehusaba a firmarlas, los guardias se volvían abusivos con ella y el abuso aumentaba.

3. Tortura cruel

En octubre de 2003, los guardias usaron "entrenamiento militar" para castigar a las practicantes que se negaban a llamarse criminales. Duraba desde las seis de la mañana hasta la medianoche, e incluía correr, pararse en posición de firmes, saltar en cuclillas y hacer planchas. Usando botas militares, los guardias pateaban y pisoteaban a quien no lo estuviese haciendo lo suficientemente bien. Las practicantes de cincuenta y sesenta años no recibían un trato diferente. Una guardia me ordenó que pusiese mi pie a setenta centímetros de altura sobre un banco y que hiciese cincuenta flexiones. Me doblé el pie y no podía levantarme. Cuando le dije a la guardia que no podía continuar, me llevaron a una oficina, y me hicieron agarrarme las manos pasando una por mi hombro y la otra por debajo, y luego me unieron los pulgares detrás de la espalda usando una pequeña cadena especial para los dedos. Era mucho más doloroso que ser esposada por detrás de la espalda. Después de un tiempo, mis pulgares estaban extremadamente doloridos. Pasaron más de diez horas antes que me los soltasen.

El 4 de diciembre de 2004, se me ordenó escribir una "confesión", a la que los guardias llamaron tarea. Recordé una de las enseñanzas de Shifu y escribí sobre eso. Una reclusa que estaba asignada a monitorear a las practicantes, me reportó. Después de un rato, otra reclusa me llevó a la oficina del comandante, diciéndome: "El comandante quiere verte". Cuando entré en su oficina, los guardias cerraron la puerta y las cortinas. Un guardia me preguntó sobre cómo había aprendido la reciente enseñanza de Shifu y por qué la había escrito en la tarea que nos habían dejado. Dije: "Si uno verdaderamente practica las enseñanzas de Shifu, éstas se convierten en parte de su conciencia. Las escribí en mi tarea porque quería que ustedes las lean, sepan la verdad, y dejen de participar en la persecución".

Después que dije eso, me golpearon con tres picanas eléctricas en las manos, la espalda y la garganta, todo al mismo tiempo. Me dieron descargas eléctricas varias veces más y luego me esposaron las manos detrás de la espalda y me encerraron en confinamiento solitario.

Las reclusas llaman confinamiento solitario a una celda dentro de otra celda. Era una pequeña habitación oscura de un metro cincuenta de ancho por dos metros de largo. Una tabla contra la pared funcionaba como cama, y la comida la pasaban otras reclusas. El prisionero no tenía permitido salir en ningún momento, y era obligado a comer, beber, y hacer sus necesidades dentro de la celda. Había un hueco en el techo por el cual los guardias nos monitoreaban.

Estaba esposada, incluso cuando me encontraba dentro de la celda. Estuve en confinamiento solitario durante quince días, esposada durante todo ese tiempo. Me soltaban las esposas solo para comer, y como resultado, mis manos se hincharon y las esposas cortaron mis muñecas. Frecuentemente sentía por momentos dolor en mi mano izquierda. Cuando sostenía algo con esa mano, no sentía nada. Me tomó bastante tiempo recuperarme. Después que fui liberada del confinamiento solitario, los guardias continuaron persiguiéndome, y me ordenaron mantenerme de pie desde las seis de la mañana hasta la media noche durante toda una semana.

En la prisión para mujeres de Changsha, las practicantes de Falun Dafa trabajaban como esclavas y eran obligadas a trabajar más duro que las reclusas comunes. Por ejemplo, la prisión les ordenaba a las practicantes pelar habas a un promedio de por lo menos 35 kilos por persona al día. Muchas practicantes tenían por esto las puntas de los dedos llenas de sangre. Además de pelar habas, se les ordenaba hacer palitos de tofu. La prisión vendía esta comida en el mercado para hacer dinero. Cada año, hacían una gran cantidad de dinero del sudor y la sangre de las practicantes y de las reclusas. Si una practicante se negaba a trabajar, los guardias la golpeaban, la pateaban, y la torturaban colgándola en el aire por las muñecas. Escuché que una practicante quedó traumatizada mentalmente por haber sido colgada en el aire después de negarse a trabajar.

Además de mi, muchas practicantes fueron torturadas. Una sección de la prisión se especializaba en perseguir a determinadas practicantes. La Sra. Liu Dongxian, de más de cincuenta años, era médica del hospital de la Cruz Roja de Taoyuan. Los guardias le arrancaron toda la ropa y la hicieron permanecer de pie al lado de los baños durante todo el invierno. El invierno era frío en Changsha y los guardias abrían las puertas del corredor a propósito, dejando que el viento frío sople sobre ella. Restringieron su uso del baño a tres minutos, y cuando el tiempo terminaba, sin importar si había terminado o no, los guardias tenían reclusas que la sacaban de allí. Los guardias no tenían vergüenza. Le tomaron fotos después de quitarle todas sus ropas, y luego las mostraban afuera diciendo que estaba mentalmente enferma. Dos reclusas, He Yong, una estafadora, y Guo Jing del condado de Taoyuan jugaron papeles principales en la persecución a la Sra. Liu. He Yong era especialmente malvada. Se dice que Zhou Yun, una practicante recientemente encarcelada, también fue torturada por ella.

Muchas practicantes quedaron traumatizadas mentalmente después de ser torturadas en prisión. Los nombres que conozco de primera mano son: Sra. Zhou Yunxia de Huaihua, Sra. Hu Bigang de Loudi y la Sra. Xie Suihua del condado de Yongzhou, ciudad de Chenzhou. Irónicamente el hijo de la Sra. Xie trabaja en la oficina 610 local.