Nombre: Gao Guofeng (高国风)
Género: Femenino
Edad: 55
Dirección: Ciudad de Shuangchuang, provincia de Heilongjiang
Fecha de arresto más reciente: 11 de septiembre de 2007
Lugar de detención más reciente: centro de detención Qianjin de Harbin (哈尔滨前进劳教所)
Ciudad: Harbin
Provincia: Heilongjiang
Persecución sufrida: Privación de sueño, trabajos forzados, lavado de cerebro, sentencia ilegal, administración de drogas e inyecciones forzadas, palizas, colgada, encarcelamiento, aislamiento solitario, tortura, alimentación forzada, restricción física, detención.
[Minghui.net] La Sra. Gao Guofeng, practicante de Falun Gong de la ciudad de Shuangcheng, provincia de Heilongjiang, fue detenida durante dos años en el campo de trabajos forzados de Qianjin en Harbin, por llevar una camisa con las palabras Verdad-Benevolencia-Tolerancia impresas en ella. Mientras estuvo detenida fue perseguida cruelmente. Su vida estuvo dos veces en peligro. A continuación la Sra. Gao nos cuenta su historia.
Sentenciada a dos años de trabajo forzado por llevar una camisa en la que estaba escrito Verdad-Benevolencia-Tolerancia
El 11 de septiembre de 2007, Dong Huiqun, comandante de la división de seguridad doméstica de la ciudad de Shuangcheng, ordenó a cuatro oficiales de la comisaría de Dongfeng que me hicieran quitar la camisa impresa con las palabras “Verdad-Benevolencia-Tolerancia”. Me negué a hacerlo e inmediatamente llamaron a muchos policías. Xiao Jitian, superintendente adjunto de la comisaría de Dongfeng, me arrastró dentro de un coche y me llevó al centro de detención de Shuangcheng. Los agentes de la oficina 610 me condenaron a dos años de trabajo forzado sin seguir ningún procedimiento legal. Estuve medio mes detenida en el centro de detención de Shuangcheng y después me llevaron al campo de trabajos forzados de Qianjin en Harbin.
Sufriendo una tortura inhumana en el campo de trabajo forzado de Qianjin en Harbin
1. Tortura física y espiritual
El 29 de septiembre de 2007, los oficiales del campo de trabajo forzado de Qianjin en Harbin, organizaron una fiesta y la utilizaron para lavarles el cerebro a los practicantes de Falun Gong. Nos obligaron a cantar canciones que elogiaban al malvado partido comunista chino (PCCh). Al estar sentada en primera fila, agarré el micrófono y grité: “¡Falun Dafa es bueno!”, Huo Shuping, Sui Xuemei y otros guardias corrieron a darme puñetazos y patadas. Me agarraron del pelo y me sacaron de la sala. Me golpearon hasta dejarme la cara llena de moretones y después me encerraron en una habitación pequeña y aislada. Me torturaron colgándome. Me esposaron y me colgaron, me estiraron los brazos al máximo. No me permitían moverme o cerrar los ojos. Después de mucho tiempo me dolían los brazos y las esposas se me clavaban en la carne. Los guardias me cambiaban la posición cada dos horas. Además me empujaban hacia atrás y hacia delante causándome mucho dolor. Estaba sudando por todo el cuerpo. Mientras las esposas se me clavaban en la carne, las manos parecían rábanos morados. Me desmayé varias veces. Me torturaron de esta manera durante 13 días.
Después que me sacaron de la pequeña celda aislada, me esposaron a una barra en lo alto de una litera. No me permitían comer ni ir al baño. Siempre que me movía un poco o cerraba los ojos un segundo, me agarraban del pelo y tiraban tan fuerte cómo podían. Como estaba colgada con una mano esposada a la barra de la litera, cuando los guardias de la celda me pateaban como a un balón, me balanceaba de un lado al otro. El guardia Zhang Aihui, incitó a dos presos para que me intimidaran con una pistola de agua, me dieran descargas con picanas eléctricas, me pincharan con palillos de dientes y me golpearan con ropa y libros hasta que estos se rompían en pedazos. Recuerdo que al duodécimo día de continua tortura, los guardias ordenaron a dos presos, Liang Xiao y Li Yingjie, que me colgaran otra vez. Me esposaron las manos detrás de la espalda a la parte de arriba de una litera y después las conectaron a la barra de hierro con el palo de la cama justo contra mi espalda. Sentía tanto dolor que me desmayé. Cuando me despertaron, el guarda Wu Baoyun me pisó los pies, me dio latigazos en las manos y en las orejas con un plástico duro y me encandiló los ojos con una luz. Zhou Yingfan me golpeó con los puños cerrados. Me sentí somnolienta y me empezaron a sangrar las encías. Todos esos días me forzaron a sentarme en un pequeño taburete. Me obligaron a escribir las tres declaraciones.
2. Alimentación forzada hasta quedar casi asfixiada.
Un día, vinieron con una palangana de agua, una toalla y un rollo de papel higiénico y caminaron recto hacia mí. Me sacaron de la jaula de metal diciendo: “Estamos salvándote”. Entonces algunos de ellos me agarraron de los brazos y otros me echaron la cabeza hacia atrás tirándome del pelo. El doctor Wang tenía en su mano un tubo de plástico que medía un metro de largo y con una tapa en el otro extremo, después me introdujo el tubo por un orificio nasal. Mi nariz empezó a sangrar inmediatamente. Bromeó: "bueno eso no funcionó. Déjame intentarlo otra vez”. Después metió el tubo en el otro orificio nasal aunque no lo atravesó. No insertó el tubo en mi esófago sino en mi tráquea, lo metían al azar en el esófago, la tráquea o donde fuera. En unos pocos minutos estaba sin respiración. Alguien me tomó el pulso. Cuando vieron que no estaba bien, tiraron del tubo hacia fuera. La sangre corría por fuera de los orificios nasales. Empezaron a limpiarla. Sabía que habían preparado el agua y la toalla para eliminar la prueba. Después de varios días escupía mucha sangre coagulada. Me alimentaron a la fuerza de esta manera dos veces.
Practicaba Dafa e intentaba ser una buena persona. No hice nada malo. No cometí ningún crimen, así que me negué a llevar el uniforme de reclusa. El guardia Zhou Yingfan ordenó a varios presos a forzarme a llevar el uniforme.
Una vez unos guardias vinieron a inspeccionar el campo de trabajo forzado de Qianjin en Harbin. La policía tenía miedo de que pudiera gritar “Falun Dafa es bueno”, así que me llevaron a una habitación sin equipo de vigilancia. Me ordenaron que me sentara en una pequeña banqueta y me taparon la boca con cinta adhesiva. Dos personas me tiraban de los brazos con todas sus fuerzas en direcciones opuestas mientras otra se me sentó encima.
Si hacía los ejercicios o me sentaba en meditación, Huo Shuping me esposaba a la cama y usaba un zapato de suela dura para golpearme en la cabeza y en la cara. A menudo me llevaban a una habitación sin vigilancia o a un lavabo y me daban una tremenda paliza. Wang Benying me puso unos calcetines en la boca. Me rasgó la ropa en pedazos y con esto hizo unas cuerdas duras que usó para atarme.
No cometí ningún crimen, por lo que me negué a hacer trabajos forzados. Huo Shuping, el comandante del grupo 2, me detuvo en una habitación sin vigilancia. Me esposó a la barra de una cama y ordenó a la reclusa Li Yingjie que me echara pimienta en la nariz y ojos y que la vertiera en mi boca, estaba abatida.
Después de que me llevaran al campo de trabajo forzado en septiembre de 2007, me torturaron colgándome y privándome de sueño. La cruel tortura me hizo una persona (anteriormente sana) casi minusválida, apenas capaz de cuidar de mi misma. Estaba fatigada, herida por todo el cuerpo y a menudo temblaba. No podía hablar claramente. Mi vida estuvo en peligro dos veces mientras estuve detenida en el campo de trabajo forzado.
Mi experiencia es solo una de las muchas en el campo de trabajo forzado de Qianjin en Harbin, donde los practicantes de Falun Gong son perseguidos gravemente.
Versión en inglés: http://www.clearwisdom.net/html/articles/2010/10/18/120877.htm
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Categoría: Hechos de la persecución