[Minghui Net]
13 octubre de 2009
Los líderes de China querían, con la celebración del 1 octubre, recordarle al mundo el creciente poder e importancia de su país. Pero el aniversario 60º de la revolución comunista, de la que Nina Hachigian ha escrito en su artículo del 30 de septiembre, debe también recordarnos sobre otra cosa: el partido comunista chino todavía sigue siendo más bien un régimen autoritario cuya naturaleza continúa siendo bastante parecida a cuando Mao Tse-tung brutalizó a la nación.
Hubiera debido saberlo. Hace como cuatro meses atrás mi madre, Yao-Hua Li, y mi hermana Yi-Bo Zhang, fueron raptadas por oficiales de la policía china simplemente por su creencia espiritual.
Así como millones de ciudadanos chinos lo hacían en los noventa, mi familia adoptó la disciplina budista espiritual de Falun Gong. La práctica combina la meditación y una filosofía moral basada en los principios de Verdad-Compasión-Tolerancia. Logró hacer que mi madre encontrara alivio de varios dolores de espalda y nos dio a todos una visión más positiva de la vida.
El partido comunista chino, sin embargo, vio el crecimiento de este movimiento espiritual como una amenaza y en 1999 prohibió la fe Falun Gong. Desde ese entonces, observadores internacionales han reportado que más de 100.000 adherentes de Falun Gong han sido enviados a campos de labores forzadas, y miles han sido torturados (muchos hasta la muerte) porque se han negado a renunciar a sus creencias.
Aunque tuve miedo de que mis familiares en China pudieran ser víctimas de esta persecución, pensé que estaban a salvo. Después de todo mi madre tiene una residencia hongkonesa, y mi hermana es una exitosa directora financiera de una conocida corporación internacional. Pensé que esto les daría cierto nivel de protección.
Estaba equivocada
El 4 junio, exactamente 20 años después de la masacre en la plaza de Tiananmen, mi madre y hermana fueron sacadas de sus casas en Shanghai y enviadas a prisión por la simple razón de que ellas practican la fe Falun Gong. Hasta ahora ellas no han sido acusadas de ningún crimen ni llevadas a una corte (incluso si fueran llevadas a una corte, sería una farsa). Busqué por todas partes en Shanghai, una ciudad de más de 20 millones de habitantes y no pude encontrar ningún abogado con la valentía de tomar su caso.
Su destino va a ser determinado por la oficina 610 local, una organización tipo Gestapo encargada de la persecución de adherentes de Falun Gong. Mi familia no está sola en este tipo de sufrimiento. De acuerdo con el reporte de derechos humanos del año 2008 por el Departamento de Estado de los Estados Unidos, se estima que los adherentes de Falun Gong componen la mitad de la población de los campos de labores en China. También cuentan en los 2/3 de casos de tortura en China, de acuerdo al Reportero especial en casos de tortura de las Naciones Unidas.
En todo el mundo, la gente y los gobiernos buscan el liderazgo de los Estados Unidos en cuestiones de derechos humanos. Es precisamente por esto que los que hacen las leyes y los líderes financieros deben tener en mente el incontable número de personas, entre ellos mi madre y mi hermana, cuando se relacionen con los líderes de China.
Los valores de los derechos humanos y la libertad no sólo son valores americanos, son universales. Una relación sólo puede ser saludable y duradera cuando está construida en valores compartidos, no solamente en intereses compartidos, los que son temporales y que cambian en todo momento.
Por eso es que estoy muy agradecida porque 77 miembros del Congreso, incluidos los representantes de California Maxine Waters, Ed Royce, Darrell Issa, Duncan D. Hunter, Dana Rohrabacher y Adam Schiff, han co-auspiciado la Resolución del Congreso Nº 605, la que reconoce la actual persecución al movimiento Falun Gong y llama a detener inmediatamente la campaña de persecución, intimidación, encarcelamiento y tortura a sus practicantes.
La resolución ha sido revisada por el Comité del Congreso de Relaciones Exteriores, que está presidido por el representante Howard L. Berman (D-Valley Village). Hay millones de personas sufriendo persecución en China, no sólo mi familia y no sólo los adherentes de Falun Gong. Cada uno de ellos se uniría a mí en mi esperanza de que se apruebe esta resolución del Congreso.
Después de su viaje a China en agosto, Berman describió a los funcionarios chinos como "muy abiertos" a expandir los derechos humanos en su país. Por el bien de mi familia y de tantos otros, espero que él apoye la resolución del Congreso Nº 605 y que aproveche esa apertura y se cerciore. Mi madre y hermana están esperando.
Fecha de publicación del artículo: 15/10/2009
Versión en inglés: http://www.clearwisdom.net/html/articles/2009/10/15/111624.html
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