[Minghui Net] Soy una mujer de 81 años y me gustaría compartir una experiencia personal que sucedió en mi pasado.

Mis padres vivían en una región montañosa al sur de la ciudad de Jinan. Hace setenta años cuando todavía era una chica joven, había un cultivador daoísta viviendo con nosotros. Era muy amable y tenía la edad de mi padre, alrededor de 40 años. Por respeto, usualmente hablaba a otros como si fueran sus mayores. Por ejemplo, llamaba a mis padres abuelito y abuelita, y a mí pequeña tía.

Nos ayudaba durante las épocas de labranza activas; otras veces, vagaba por la calle como un mendigo. Cuando venía a casa, no encendía la lámpara y no sabíamos que estaba haciendo en la oscuridad. A menudo decía algunas palabras extrañas que no entendíamos. Mi padre siempre decía que era una persona extraña.

Varios acontecimientos me impresionaron profundamente cuando tenía veinte años. Era un día hermoso con un cielo claro, pero el daoísta no nos dejaba salir y no quería decirnos la razón. Al mediodía, el tiempo repentinamente cambió. En poco tiempo, hubo un fuerte viento y una tormenta de arena. Se arrancaron grandes árboles y los tejados de las casas se levantaron. Se puso oscuro como la boca del lobo. Después de aproximadamente una hora, la luz empezó a reaparecer. El cultivador nos dijo: "Si uno encara directamente en dirección del viento, enfermaran y se desprenderán capas de su piel. En los casos más serios, la persona morirá".

Un año, había una sequía. Después de que llovió durante tres días, los aldeanos se apresuraron a plantar las semillas, pero el cultivador nos dijo que esperáramos. Dijo, "prestemos nuestro equipo de sembrar a otros. No será demasiado tarde para nosotros plantar lo nuestro cuando ellos terminen de plantar. Tres días después, hubo otra gran lluvia y arrastró todo lo que la gente había plantado. El campo se empapó de agua después de la lluvia. Entonces nos instó a plantar sin ningún retraso, diciéndonos que de otra forma la cosecha no saldría bien.

Cuando mi tío se casó, el cultivador preguntó a mi abuelo si podría invitar a su maestro a tomar una bebida. Mi abuelo le dijo: "Tú has estado con nosotros durante muchos años y nunca hemos conocido a tu maestro. Invitémoslo".

Después de que todos los invitados se habían ido el día de la boda, aún no vimos a su maestro. El abuelo le preguntó: "¿Por qué no invitaste a tu maestro?". Respondió que: "Él había venido. Que se debía a que no podía verlo".

Pocos años después, dijo a mis padres, "me marcho ahora, debido a que no puedo cultivar más aquí. Si hay algo más que necesite de mi ayuda, simplemente quema incienso y llámame por mi nombre". Toda nuestra familia pensó que esto era extraño.

Un años después, mi padre tenía una úlcera maligna en la piel en su espalda. Gastamos mucho dinero y todavía no podíamos curarla. Entonces recordamos lo que el cultivador nos dijo: "Enciende incienso y llámame por mi nombre, entonces vendré". Después de todo era una persona competente, pero ¿podría ser creíble? Nuestra familia no tenía otra opción y lo probamos.

Durante la noche, mí abuela encendió un montón de incienso y gritó el nombre del cultivador. Era un invierno frío y antes del amanecer, escuchamos golpear la puerta. Cuando abrimos la puerta, el cultivador estaba allí de pie con sudor por todas partes. Incluso sus ropas empapadas de algodón estaban mojadas por su sudor. Sus primeras palabras fueron preguntando qué había sucedido. Mi madre le habló sobre la enfermedad de mi padre. Después de examinar la úlcera en la piel, dijo que no era nada serio y que era fácil de curar. Recortó la úlcera en la piel y le aplicó un poco de medicina. Mi padre pudo levantarse al día siguiente.

Durante la hora de comer, dijo a mis padres que no tenían que quemar incienso la próxima vez y que él no podía echarse sobre las espaldas esa clase de respeto.

Mi padre le preguntó cuando regresaría a vernos. El cultivador dijo, "cuando haya edificios en la montaña, agua del pozo corriendo en las casas, las cabezas de las lámparas boca bajo, media montaña se haya ido, y personas muertas sin enterrar, entonces regresaré a verte. Si tan grandes cambios suceden, temo que incluso tiíto y tiíta quizás no consigan ver lo que sucede". Al escuchar esto, mi padre estaba asustado y dijo que si las personas muertas no recibían sepultura, ¿no era esto una catástrofe? ¿Existe alguna manera de desviar el desastre? Después mis padres siguieron preguntándole, entonces dijo, "Las personas no pueden ver las marcas de la bestia en sus caras. Uno sólo puede borrar la marca para escapar del desastre". Todos nosotros recordamos esas palabras, pero nadie entendió qué significaban.

Hoy, después de que han pasado setenta años, sus primeras cuatro frases se han materializado. Ahora tenemos edificios en las áreas de montaña; tenemos agua conectada a las casas (la gente iba al arroyo o al pozo para conseguir agua); las lámparas eléctricas están encarando hacia abajo; y nuestras montañas ha sido minadas tan masivamente que sólo queda media montaña. Sólo "las personas muertas no reciben sepultura" no ha sucedido. Y todavía no puedo entender el significado de "escapar del desastre". Siempre les cuento a mis hijos esta historia, pero ninguno de ellos lo cree. Incluso no quieren que la repita más. Dijeron que haríamos cualquier cosa que los otros hacen.

Una mañana no hace mucho, abrí la puerta y vi un folleto en una grieta de la puerta. Pedí a mi hijo que me lo leyera. Cuando escuché La Gran Época, de repente recordé que el cultivador nos había dicho que algo con ese nombre podría predecir fenómenos celestiales. Leyó, "cuando el Cielo quiera aniquilar el Partido Comunista Chino (PCCh), todas las personas que han declarado su unión al Partido, la Liga Juvenil y los Jóvenes Pioneros, y aquellos que han hecho toda clase de mal, tienen una marca en sus caras. Para evitar el desastre, uno puede usar un apodo o un alias para declarar que deja el PCCh y sus asociaciones para eliminar la marca de la bestia de sus caras y ser salvado".

Entonces recordé que el cultivador dijo: "La marca de la cara no es visible. Uno necesita borrar la marca para evitar la calamidad". El folleto resolvió el misterio que había existido en mi mente durante setena y tantos años. ¿No es maravilloso que un folleto diga a la gente que deje el PCCh a fin de ser salvado?

Toda nuestra familia lo entendió y declaró que abandonaba el PCCh y sus organizaciones. Para salvar a las personas, les pedí a mis hijos que escribieran esta historia. No pierdan esta oportunidad. Cuando el desastre llegue, será demasiado tarde para arrepentirse.

Tengo ochenta y tantos años ahora y recordaba que el cultivador había predicho los eventos actuales hace setenta años. Sólo espero que no pongan toda su vida en peligro por no dejar el PCCh.

Fecha de edición: 3/9/2006
Fecha del artículo original: 18/8/2006
Versión en inglés en: http://www.clearwisdom.net/emh/articles/2006/8/18/76997.html