[Minghui Net]

Hu Jintao y Wen Jiabao: Por favor respondan las siguientes preguntas

Especial para La Gran Época, 24 de noviembre de 2006

El abogado Gao Zhisheng

A los dos líderes de China, Hu Jintao y Wen Jiabao:

Desde la mañana del 20 de octubre, cerca de 20 oficiales de civil del Buró de Seguridad Pública de Beijing y el Departamento de Policía de Beijing han estado monitoreando de cerca a mi familia y a mí. Al menos nueve vehículos rodean la entrada de mi casa cada día. El 18, 19, y 20 de octubre, el número de vehículos estacionados fuera de mi hogar aumentó a más de 20. Como líderes nacionales de China, cordialmente les pido que respondan las siguientes preguntas:

Primero, ¿fueron ustedes sinceros en lo que les dijeron a esas jóvenes caras cansadas que me vigilan noche y día sobre lo que yo, Gao Zhisheng, hice realmente? ¿O también los han engañado?

Segundo, ¿se les ha dicho a esos jóvenes policías que las tácticas que ustedes emplean violan la Constitución china y el Principio Básico de la Ley de China? ¿Saben ellos que es ilegal?

Tercero, ¿le han dicho alguna vez a este grupo de jóvenes que los métodos que ustedes utilizan contra ciudadanos inocentes son sucios e inmorales?

Cuarto, ¿le han dicho a esa gente inocente que tiembla de frío a la noche cuán bajos son vuestros métodos? ¿Saben ellos que amenazar y limitar la libertad personal de toda mi familia está entre las acciones más deshonrosas e incivilizadas del mundo de hoy?

Quinto, ¿les han explicado alguna vez a estas personas el propósito o el significado de seguir a mi familia las 24 horas del día?

Sexto, ¿les han dicho a estos jóvenes policías que a los ojos del pueblo chino vuestro plan es sucio y vuestro comportamiento, humillante?

¡No he salido a correr por dos días consecutivos porque no he podido soportar la posibilidad de atormentar a estos 20 jóvenes oficiales que hacen guardia en mi puerta! A decir verdad, me siento extremadamente incómodo acostado en cama por la noche pensando en esos policías. Ellos también tienen familias-padres, esposas e hijos-y deberían tener el derecho y la oportunidad de pasar estas noches frías cómodos en sus casas. Mi esposa y yo nos sentimos muy mal al mirar por la ventana por las mañanas y verlos saltando para mantenerse en calor. Hoy incluso hemos hablado de darles agua caliente para que beban. Estas personas son mis queridos conciudadanos, no mis enemigos. ¡Me siento tan herido cuando evitan mirarme a los ojos! Puedo sentir su bondad, tanto como su miedo. Debo aclarar que hacia ellos sólo tengo compasión, mas no aprecio.

Caballeros, cuando los derechos legales de un ciudadano son violados en un país civilizado, se considera ridículo escribirle una carta de queja a los líderes nacionales. No obstante, este es el único recurso que los ciudadanos de nuestro país tienen en tales circunstancias. ¡No hay manera de que ninguno de ustedes pueda tener idea de la cantidad de dolor que sufro!

El 18 de octubre, expresé mi pena a ambos a través de una carta abierta. Expuse lo que ocurre con nuestros paisanos que insisten con su libertad de creencia. Las autoridades locales pisotean las leyes de nuestra nación y los persiguen cruelmente. Mi intención fue transmitir esta información para que estas obstrucciones dañinas para el desarrollo de China pudieran ser rápidamente eliminadas. De esta manera la armonía prevalecerá en China. Esto requiere el esfuerzo conjunto de ustedes dos y del pueblo de China. Estuve extremadamente disgustado y desanimado, sin embargo, la respuesta que recibí de ustedes fue exactamente lo contrario.

El 19 de octubre, recibí llamadas telefónicas amenazando a mi familia y a mí. El 20 de octubre, mi esposa se sobresaltó al descubrir que dos hombres no identificados habían estado siguiendo a nuestra hija de 12 años hacia y desde la escuela cada día. Luego, comenzando el 15 de noviembre, comenzaron a seguirme a mí. Desde el 20 de noviembre, al menos tres oficiales se han estado turnando para monitorear la entrada de mi casa y de mi firma legal. Al segundo día de su llegada, la bicicleta que mi esposa utiliza para llevar y traer a mi hija del colegio desapareció misteriosamente. Ayer por la noche, bajo el ojo alerta de 20 oficiales, removieron dos válvulas de nuestra bicicleta nueva y rallaron mi automóvil.

El 4 de noviembre, el Buró Judicial de Beijing suspendió la licencia de mi firma legal por un año. Cuando el 15 de noviembre partí a la provincia de Xinjiang para asistir a una sesión de la Corte, los mismos policías que habían seguido a mi hija me siguieron hasta que me subí al avión. Al llegar, oficiales locales continuaron monitoreándome. Lo que me parece más inconcebible es que oficiales en el Ministerio de Justicia contactaran a divisiones en Xinjiang para investigar el pasado, creencias políticas, historial de comportamiento y estudios de derecho de mi familia. Ellos esperaban juntar material para poder ponerme una mala etiqueta. Encuentro extremadamente irónico que empleen tácticas idénticas a los despreciables recursos utilizados durante la Revolución Cultural.

Antes de ayer, cuando volví a Beijing, también llegaron dos amigos míos -la señora Kong Shan y el Sr. Newark, de la oficina de la Alta Comisión de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos. Fui a visitarlos. En mi camino al hotel, mientras conducía mi automóvil por la calle del Segundo Anillo, un oficial rozó mi auto a 80 kilómetros por hora. Cuando el/la (*) representante del Sr. Newark vio esto, se asustó tanto que se cubrió los ojos. Cuando nos tomamos una foto grupal durante la cena, un oficial se quejó por estar en el cuadro, diciendo que estábamos usurpando sus derechos humanos.

(Nota: en el texto original, no aclara si el representante del Sr. Newark es hombre o mujer).

Sus comportamientos groseros y abusivos dejaron perplejos a los empleados de las Naciones Unidas. Todos los invitados vieron sus actuaciones como un "show de monos". Estaban tan fuera de control y se enfurecieron tanto que la Sra. Kong Shan se vio forzada a borrar la fotografía. Los oficiales de derechos humanos simplemente negaron con sus cabezas. Terminamos rápidamente nuestra cena y nos marchamos con algunos policías siguiéndonos de cerca.

Durante esos dos días, mi vecindad estaba abrumada por al menos 20 vehículos con diferentes placas de licencias rodeando mi residencia. Desde que llegué a casa el 20 de noviembre, ésta se convirtió en un lugar frecuentado por los oficiales. También desconectaron la línea telefónica de mi casa. Todavía no hemos podido utilizarla.

Dieron la orden a los empleados del servicio comunitario de mudarse a hoteles para poder quedarse por la noche. Las docenas de oficiales que me observan día y noche no tienen miedo de ser vistos o de perturbar nuestra tranquila comunidad. La gente en mi vecindario que me conoce bien no comprende el comportamiento demente del gobierno. Anoche, luego de estacionar mi automóvil, mi esposa miró por la ventana y vio a siete u ocho oficiales merodeando alrededor de mi automóvil durante más de una hora. Nadie podía entender qué estaban haciendo. A medianoche, continuaron husmeando alrededor de la entrada de nuestro departamento. No puedo dormir por el ruido de pasos andando de aquí para allá. ¿Piensan que mi familia está complotando para derrocar la seguridad de nuestro país al amparo de la noche? Incluso unos oficiales admitieron que algunos de ellos se fueron a los extremos e hicieron algunas cosas muy tontas.

Ahora que les estoy escribiendo a ustedes dos, me gustaría hacerles una pregunta de parte de mi hija: ¿por qué permiten que continúe este juego político? No creo que todos los oficiales jóvenes tengan un corazón oscuro, pero sí creo que el oficial al mando que instigó esto debe tener un alma absolutamente contaminada.

Nuestra hija, mi esposa y yo tenemos el derecho de preguntarles a ambos: ¿Quién está realmente dando las órdenes para hacer tales cosas malvadas? Nuestro país no es rico. Novecientos millones de campesinos aún viven en condiciones muy pobres. Debido a su pobreza, incontables niños no pueden darse el lujo de continuar su educación. En cambio, el dinero duramente ganado por los contribuyentes de impuestos ha sido despilfarrado en perseguir a sus propios ciudadanos bajo el mandato de una organización política estrictamente disciplinada e inescrupulosa. ¿Cómo pueden afrontar vuestra propia conciencia, a vuestros campesinos y al mundo civilizado?

Mientras escribía esta carta, recibí un llamado de un profesor del nordeste de China. Él cree que no han sido ustedes los que ordenaron esta estúpida cosa, y estoy de acuerdo. El quid de la cuestión es, sin embargo, que una operación tan sucia podría ocurrir en cualquier lugar, en cualquier momento y a cualquier persona bajo vuestro régimen. Por favor, no subestimen la habilidad analítica del pueblo chino. Por favor, contemplen racionalmente la realidad de la China de hoy. Estos prolongados problemas ya no pueden seguir siendo arrastrados. La represión hacia mi puede que no sea suficientemente significativa, pero la obstinación en actuar contra los principios celestiales sólo se enfrentará con la fuerza destructiva del Cielo.

Antes de que termine esta ilegal y sucia persecución hacia mí y mi familia, continuaré haciendo dos cosas. Primero, cada día instaré a ustedes dos y a vuestro gobierno, en la forma de una carta abierta a todas las sociedades civilizadas, a que defiendan las leyes de China. Segundo, planeo demandar a las dos unidades que impusieron esta persecución a mi familia y a mí.

Nuevamente, de mi mayor consideración,

Gao Zhisheng

22 de noviembre de 2005

Fecha de edición: 15/1/2006
Categoría: Voces de justicia

Categoría: Referencias