(Minghui.org) Durante años, los problemas de salud me impidieron vivir una vida plena. Una amiga me dio un ejemplar del libro Zhuan Falun en 1997 y me invitó al sitio de prácticas local. Al principio experimenté interferencias pero, tras persistir un p0co, mi salud mejoró.

Dejé mi casa para ir a trabajar en otra ciudad en 2015. Las condiciones de vida allí me hacían imposible estudiar el Fa y realizar la práctica de los ejercicios con regularidad, así que mi salud decayó.

Me diagnosticaron cáncer de mama en junio de 2016. Sabía que la causa era que había dejado de estudiar y practicar con regularidad. Sentía que no estaba realmente enferma, sino que estaba experimentando una interferencia en mi cultivación. Sabía que la única manera de superarlo era practicar con diligencia.

Mi familia no estaba de acuerdo. Mi madre estaba tan disgustada que amenazó con quitarse la vida si no iba al hospital. Me acabaron llevando al hospital para que recibiera quimioterapia e inyecciones intravenosas. Cuando estaba recibiendo la sexta sesión, decidí detener los tratamientos y me retiré la vía intravenosa.

Pensé: "Shifu, por favor ayúdame. Quiero eliminar mi apego de sentimentalismo hacía la familia". En aquel momento, recordé lo que dijo Shifu:

“Eliminar mediante la cultivación fama, interés material y qing,

ascender al firmamento después de la perfección,

mirando al mundo con compasión,

recién despierta de la ilusión” ('Alcanzando la perfección y completando el gong', de Hong Yin).

Mi cara se inundó de lágrimas. El sentimiento fue indescriptible y le di las gracias, repetidamente, a Shifu. Cada vez que el dolor se hacía insoportable, le pedía ayuda a Shifu. Sabía que no estaba enferma. Soy una practicante, así que Shifu me cuida.

Las palabras de Shifu me llegaron de nuevo:

“Cultiven Dafa firmemente sin que se conmueva el corazón

Elevar el nivel de uno es fundamental

Al enfrentarse con tribulaciones, la naturaleza verdadera de uno se revela

Completen la cultivación, volviéndose un fo, dao o dios” ('Verdadera naturaleza revelada', de Escrituras escenciales para mayor avance II).

Aunque en esa ocasión abandoné el hospital, mi familia volvió a llevarme para la siguiente ronda de quimioterapia.

En enero siguiente, el doctor decidió que necesitaba operarme. Incapaz de enfrentar una batalla contra toda mi familia, fui al hospital para un examen. El doctor me envió a mi casa. De acuerdo con los resultados de los exámenes, el cáncer había hecho metástasis extendiéndose por todo mi cuerpo, incluyendo mis nódulos linfáticos y pulmones.

La fe inquebrantable lo cambia todo

No tenía miedo, sino que me sentía animada y esperanzada. Pensé que Shifu había arreglado que me fuera a casa y los resultados de la prueba eran ilusiones. Dejé mi destino en manos de Shifu. Dejé ir mi miedo a la muerte y negué cualquier interferencia.

Mi familia perdió toda esperanza y me dejó seguir mi camino. Los practicantes locales vinieron a visitarme y me animaron. Cada día, hacíamos los ejercicios y leíamos las enseñanzas.

Mi condición mejoró. A medida que recuperaba mis fuerzas, empecé a hacer las tareas domésticas. Poco después, era lo suficientemente fuerte para trabajar en la granja. Sintiéndome viva otra vez, me reuní con otros practicantes para aclarar la verdad sobre la persecución a Falun Dafa.

Me di cuenta de la seriedad de la cultivación. Cualquier distracción del pensamiento podía ser aprovechada por las viejas fuerzas. Como los practicantes también tienen la responsabilidad de salvar a la gente, aprovechaba cada oportunidad para hablarle a la gente sobre las bondades de Dafa. Los que conocían mi historia quedaban impresionados por el asombroso poder de Falun Dafa y se mostraban dispuestos a renunciar al Partido Comunista Chino (PCCh) y a sus organizaciones afiliadas.

Después experimentaría otras dos veces los síntomas de la enfermedad. Un día, sentí un repentino e insoportable dolor de espalda. Era tan intenso que no pude completar los cinco ejercicios. Después de enviar pensamientos rectos, logré moverme un poco.

Al cuarto día, algunos practicantes vinieron a hacer los ejercicios conmigo. Me recordaron que siguiera las palabras de Shifu mientras hacía los ejercicios. Sabía que tenían razón, así que ignoré mi dolor y seguí las instrucciones de Shifu. Pude completar los ejercicios. El dolor desapareció algunos días después.

A principios de este año, desarrollé un tumor purulento del tamaño de un huevo. Era tan doloroso que no podía sentarme ni caminar. Vinieron los practicantes locales y enviamos pensamientos rectos. Me ayudaron a buscar en mi interior los apegos ocultos.

Cuando llegó el momento de enviar pensamientos rectos, no podía sentarme con las piernas cruzadas. Los otros practicantes me recordaron: "Shifu nos pide que enviemos pensamientos rectos en posición de piernas cruzadas, así que ¿no deberíamos hacer lo que nos pide?". Reuní fuerzas y me senté.

Esa noche, diez minutos después de empezar a hacer el segundo ejercicio –estaca parada Falun– sentí que algo era eliminado de mi cuerpo. Inmediatamente me sentí ligero. Comprendí que la causa del tumor había desaparecido.

Doy gracias a Shifu por su compasión. Él siempre me ha protegido y ayudado. También estoy agradecida por el apoyo desinteresado de los practicantes locales que me ayudaron a superar estas tribulaciones.