(Minghui.org) Me secuestraron otra vez y me enviaron a un centro de detención. Estaba preocupada. Lamenté no haber hecho bien mi cultivación. Me sentía sin esperanza y le pedí a Shifu que me proteja. En mi mente, me mantuve recitando el Fa que había memorizado y envié pensamientos rectos.

Shifu dijo:

“Esto es algo que digo a menudo: una vez que tomas Dafa, lo que encuentres –sea bueno o malo– es una cosa buena. (Aplausos), ya que ocurrió sólo porque te estás cultivando en Dafa” (Exponiendo el Fa en San Francisco, 2005).

Me calmé y ajusté mis pensamientos. Me recordé que era practicante y que debería seguir el camino arreglado por Shifu.

Era terrible en el centro de detención. La celda pequeña estaba abarrotada con más de 40 personas. Estaba sucia, hedionda, y sobrepoblada. Los guardias y el jefe de la celda nos maltrataban e insultaban.

Me recordé quién era yo. Mantuve ne mi mente “Falun Dafa es bueno. Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno. Falun Dafa es recto”. También pensé: “Shifu es grandioso. Los discípulos de Dafa son grandiosos. Soy una discípula de Dafa, así que también grandiosa. No violé ninguna ley. Fui arrestada y detenida por el PCCh. Es el partido el que violó la ley y cometió un crimen. No soy una criminal”. Mis pensamientos rectos se hicieron más fuertes.

Shifu dijo:

“No importa cuál sea la situación, no cooperen con las demandas, órdenes e instigaciones del mal. Si todos hicieran esto, el ambiente no sería así” (Los pensamientos rectos de los discípulos de Dafa son poderosos, Escrituras esenciales para mayor avance (II))

Decidí crear mi propio ambiente de cultivación. Los practicantes tienen que desempeñar el papel principal donde sea que estén. No iba a obedecer las reglas ni usar uniforme. No memoricé las reglas de la celda y me negué a trabajar. Tampoco seguí su rutina.

Dormí con dos colchones en el piso. Las otras personas dormían en las camas de la celda. Estaba todo abarrotado. La gente se peleaba hasta por un centímetro de espacio.

Cuando llegó una mujer nueva, se sentó frente a mí y supe que tenía que aclararle la verdad.

Sentí pena por las demás en la celda porque estaban ansiosas, tristes y desesperadas. Algunas de las reclusas lloraban todos los días. Eran jóvenes, de la edad de mis hijos. Las cuidé de diversas formas. Les di comida y ropas y las alenté a que sean optimistas.

Todas decían que yo era una buena persona de confianza. Cuando les aclaraba la verdad, les contaba todas las cosas malas que ha hecho el PCCh. Casi todas ellas renunciaban al PCCh y sus organizaciones. También les recordé que recitaran “Falun Dafa es bueno, Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno”. Todas lo hacían.

Me dije, no importa dónde esté, tengo que hacer lo que un practicante tiene que hacer: estudiar el Fa, hacer los ejercicios, enviar pensamientos rectos, y aclarar la verdad.

Me levantaba a las 5 a. m. y hacía la meditación. Enviaba pensamientos rectos a las 6 y luego hacía los ejercicios de pie.

A la hora del desayuno estaba tranquila porque los guardias reportaban las novedades a sus jefes. Entonces grité en un pasillo “¡Falun Dafa es bueno! ¡Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno! ¡Falun Dafa es recto! ¡Dejen de perseguir a Falun Dafa! ¡Liberen inmediatamente a todos los practicantes!”. Mi voz sonó más fuerte que todas las otras 40 voces en la celda. Después de eso, recité el Lunyu.

Por la mañana, memoricé los nuevos jingwen de Shifu hasta la hora del almuerzo. Después del almuerzo, grité de nuevo “¡Falun Dafa es bueno! ¡Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno! ¡Falun Dafa es recto! ¡Dejen de perseguir a Falun Dafa! ¡Liberen inmediatamente a todos los practicantes!”.

Después de eso, aclaré la verdad a las mujeres en mi celda.

Durante el descanso de la tarde, hice el quinto ejercicio mientras otras personas tomaban una siesta. Luego memoricé el Fa por la tarde hasta la hora de la cena. Después de la comida, la cual era usualmente antes de las 5 p. m., aclaraba la verdad de nuevo.

Después de enviar pensamientos rectos a las 6 p. m., grité por tercera vez y luego recité Lunyu.

Luego hice que las mujeres en mi celda repitan: “Falun Dafa es bueno. Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno”. A veces una persona repetía conmigo, otras veces varias personas se sumaban. Casi todas las que lo recitaban conmigo fueron liberadas antes. Luego les enseñé a recitar Hong Yin. Pronto, todas podían recitar unos cuantos poemas.

Hice los ejercicios de nuevo a las 9:30 p. m. y me fui a la cama después de enviar pensamientos rectos a medianoche.

Esta era mi rutina en el centro de detención. Estuve detenida durante casi un año, y seguí la misma rutina todos los días. El ambiente era duro, pero no me sentí estresada. Shifu me protegió todos los días. Bajo la protección de Shifu, salvé a la gente de mi celda.