(Minghui.org) La primera vez que di un paso adelante con la intención de defender el derecho a practicar Falun Dafa, sentí inmediatamente la energía del Maestro Li. En ese momento, supe que podía ayudarle a salvar seres conscientes. En estos últimos 20 años, nunca he dejado de difundir las bondades de Falun Dafa.

El partido comunista chino (PCCh) comenzó a perseguir de forma despiadada a Falun Dafa en julio de 1999. Un invierno, mientras las autoridades llevaban a cabo una oleada de detenciones en nuestra área, salimos y colgamos más de 300 pancartas con mensajes que esclarecían la verdad sobre la persecución.

Escogimos lugares donde la gente los pudiera ver fácilmente, pero no le resultara fácil arrancarlos a la policía. Milagrosamente, nos resultaba fácil colgar las pancartas en sitios elevados, donde quedaban fijadas.

Pedíamos al Maestro que nos ayudara si salíamos a colgar pancartas bajo la lluvia. Solíamos colgarlas sin mayores problemas, al primer intento. Ni una sola caía y se manchaba de barro. El practicante que iba conmigo incluso exclamaba: “¡Increíble! ¡Gracias, Maestro!”.

En una ocasión, escogí un lugar particularmente alto. Sin embargo, trepé fácilmente. Una vez más, no encontré problemas para colgar la pancarta.

Las pancartas desempeñan un papel importante, desde que comenzó la persecución en China. No solo hacen que un buen numero de personas tomen conciencia acerca de las mentiras que dice el PCCh, sino que también intimidan a los malhechores. Hemos oído a gente que, mientras pasaban bajo las pancartas, decía: “¡Oh! ¡Falun Dafa es extraordinario!”.

Hacer pancartas también significa cultivarse

Una vez hechas las pancartas, todavía queda por hacer un trabajo detallado. Hay que quemar con una vela o cortar cuidadosamente los diminutos extremos de la tela. La pancarta se sostiene gracias a que en los dos extremos se insertan palos de bambú. Unas pequeñas pesas de piedra o arena mantienen la pancarta fijada en su sitio, una vez que se cuelga.

Una vez, una practicante y yo planeamos poner pancartas en los pueblos vecinos. Nuestro objetivo era colgar 50 pancartas grandes y 10 pequeñas, y algunos carteles.

Quedamos en su casa pero descubrimos que algunas de las pancartas no estaban terminadas. Así que fuimos a mi casa por velas y arena. Luego volvimos para acabar el trabajo. Otro practicante nos llevó a los pueblos.

Colgar pancartas en los árboles requiere experiencia y práctica porque deben quedar bien encajadas entre las ramas.

Esa noche, recorrimos más de 24 km (15 millas) por las carreteras de los pueblos. En aquel viaje, casi colgamos todas las pancartas. El conductor dijo: “Todas las pancartas de hoy pertenecen a esta buena señora”.

No reflexionaba mucho acerca del trabajo extra que hacía, porque salvar a las personas es nuestra misión y es fruto del esfuerzo conjunto de todos los practicantes. El Maestro nos anima en todo momento para que nos mantengamos al día, en la rectificación del Fa.

También colgábamos pequeños carteles para desenmascarar a aquellos que perseguían a los practicantes de Falun Dafa de nuestra área. No albergo ningún rencor. Solo busco que cambien su comportamiento y que corrijan sus errores. Creo que esto es lo que el Maestro quiere; después de todo, todos y todo han venido por el Fa.

Mientras enviaba pensamientos rectos, vi una puerta frente a mí que se abría y dejaba al descubierto un pilar plateado que se elevaba hasta las nubes.

El pasado enero, algunos de nosotros fuimos a zonas rurales. Otro practicante y yo nos dedicamos a hablar de Falun Dafa a los aldeanos de puerta en puerta.

Poco después nos separamos. Me fui a otro pueblo a repartir folletos. En el camino de vuelta, tuve una sensación increíble: todo a mi alrededor se volvió de un blanco puro. Era tan hermoso que, lo que sentí, me resulta difícil de describir.

“Infinita belleza y maravilla están por encima de palabras” (Mundo Falun, Hong Yin).

Más tarde, Me reuní con el compañero y mientras andábamos me di cuenta de que parecía tan feliz como un niño. Me pregunté si no habría tenido la misma experiencia que yo.

Evitar situaciones peligrosas

Una vez estábamos colgando carteles durante el día y vimos que una pareja nos miraba. Tomamos la calle de al lado y nos dimos cuenta que estábamos en frente de una comisaría de policía.

Dos guardias se detuvieron fuera. Uno de ellos miró al otro con conocimiento de causa, cómo si reconociera que éramos las dos personas que habían sido denunciadas. Su compañero asintió con la cabeza. Pasamos junto a ellos con calma y continuamos nuestro camino.

En otra ocasión, estábamos colocando carteles cuando de repente el practicante que iba conmigo vio que un policía nos estaba mirando. Dije: “Cálmate, todo irá bien”.

El policía se mantuvo allí como una estatua con la mirada fija en nosotros. Cuando acabamos, pasamos junto a él.

El Maestro dijo:

“Con los dizi repletos de pensamientos rectos, el Shifu posee el poder de llevarlos al Cielo” (Bondades entre Shifu y los dizi, Hong yin (II)).

“En las grandiosas y magnificas hazañas de validar el Fa con razón, esclarecer la verdad con sabiduría y difundir el Fa y ofrecerle salvación a la gente con benevolencia, el sendero de la perfección de cada discípulo de Dafa está siendo perfeccionado” (La grandeza de los discípulos, Escrituras esenciales para mayor avance (II)).

Recordemos las enseñanzas del Maestro, mantenernos diligentes en nuestra cultivación y mantener el ritmo de la rectificación del Fa.