(Minghui.org) A comienzos de marzo de 2019, encontré un pequeño quiste creciendo en mi mejilla.

En ese momento mis pensamientos fueron los de una persona común y fui al hospital para un chequeo. El diagnóstico fue el de un tumor maligno, y se programó una cirugía para quitarlo. Observando el informe  mi mente quedó en blanco. Y me dije: “soy una cultivadora, esto es solo eliminar yeli (karma) y estaré bien”.

Sabía que esto era solo eliminar yeli (karma), sin embargo, porque estaba ubicado en la cara y era muy visible, la gente a menudo me preguntaba sobre él, y sugerían que debía ser removido. Cuando la fecha del turno estuvo cerca, comencé a darme cuenta de que algo estaba mal.

La cirugía no es una opción para una cultivadora. También sabía que no necesitaba preocuparme ya que el Maestro me cuidaba. Estaba claro como el cristal que cuando hay una tribulación uno debía pedir ayuda al Maestro. Esto es muy crítico. Al mismo tiempo, no debía mantener esta mentalidad. Es un tipo de búsqueda, y cuando vamos tras ella, un incidente falso puede convertirse en algo real.

El Maestro nos explicó:

“…con el Maestro y el Fa aquí, ¿a qué le pueden temer? Mientras el verdor de las montañas exista, no debe haber temor por la escasez de leña que quemar. ¡No les hagan caso! Una vez que las hayan abandonado, se darán cuenta que las tribulaciones se han hecho más pequeñas y ustedes se han hecho más grandes. Serán capaces de vencerlas en un solo paso, y las tribulaciones pasarán a ser nada. Les puedo asegurar que es lo que ocurrirá”. (Exponiendo el Fa en Sídney).

Tomé el teléfono y cancelé la cita. Me volví muy determinada, y le agradecí al Maestro por guiarme. Sin miedo ni temor, sentí como que nada hubiera pasado. Mi familiares estaban preocupados, pero les dije que todo estaría bien.

Algunos días después, fui a cenar con mi familia. Después de la comida me puse de pie. Mi nieto se resbaló y fui por él. No estoy segura de lo que había pasado en ese momento, me habían arañado la cara. También sentí un dolor muy fuerte en la mejilla seguido de un poco de frío. Mi esposo dijo: “tu cara está sangrando”. Tomé pañuelos de papel para cubrirla, y entonces vi un gran quiste sobre el piso. La gente a mi alrededor dijo que había una clínica cerca, y me aconsejaron ver a un médico. Les manifesté que estaría bien. Después de limpiar el suelo fui a casa con mi familia.

El sangrado se detuvo ni bien llegué a mi hogar. Luego de cubrir la herida con un vendaje fui a la cama. Ahora, solo hay una pequeña cicatriz en forma de corazón. Siempre que la veo, le agradezco al Maestro por su ayuda para pasar esta prueba.