(Minghui.org) Yo solía ser un budista laico. Cuando era joven, a menudo leía libros budistas y seguía las normas del budismo. Siempre consideré que la cultivación era algo de la mayor importancia en mi vida. Después de años de cultivación, obtuve algo de sabiduría, y sin embargo descubrí que ninguno de los budistas que conocí, ni los libros budistas que leí podían responder las preguntas fundamentales que albergaba sobre la cultivación. Esto me creó un sentimiento de confusión y decepción.

Después de graduarme de la escuela secundaria, fui a practicar la meditación en una cueva de montaña con un monje anciano, con la intención de convertirme oficialmente en un monje. Cuando regresé a casa para terminar unos cuantos encargos, terminé asistiendo a una clase de Falun Dafa dada por el Maestro Li Hongzhi en la ciudad de Harbin, provincia de Heilongjiang.

La primera clase se llevó a cabo el 5 de agosto de 1994. ¡Recuerdo claramente que con solo asistir a una clase, todas las preguntas que me habían preocupado durante muchos años hallaron respuesta! Inmediatamente decidí cultivar Falun Dafa. Sabía que el Maestro Li estaba enseñando el verdadero camino de la cultivación y que tal vez podría alcanzar el nivel de Rulai sin tener que convertirme en monje o monja. ¡Era como la leyenda de Maitreya viniendo al mundo para salvar a la gente! Pensé para mí, ¡el Maestro es el Fo que vino a salvarnos!

Cuando el Maestro hablaba del Ojo Celestial, sentí no solo que mi frente se tensaba, sino todo mi cerebro. Ese mismo día durante la conferencia, sentí una sacudida en mi cuerpo. De repente, pude recordar mis vidas anteriores. Vi que en muchas había sido monje o monja. A menudo, era el Maestro quien dirigía mi cultivación: A veces se presentaba como un Fo, otras veces como un Taoísta. En esta vida, estoy destinado a continuar la cultivación con el Maestro.

Mientras escuchaba al Maestro en el transcurso de los días que impartía las lecciones, podía sentir el yeli (karma negro) en mi cuerpo disolverse y todo mi cuerpo volverse más ligero. Después de una conferencia, mi bicicleta se rompió y me vi obligado a empujarla hasta casa. Al hacerlo, sentí que volaba, no estaba caminando. ¡Fue una sensación realmente increíble!

Después de que el Maestro habló de no seguir una segunda vía de cultivación durante una clase, inmediatamente me deshice de todos los libros budistas y de qigong que tenía. En un momento dado,  me sentí como si estuviera mirando un cielo despejado después de una tormenta. ¡Era todo tan sereno y pacífico! Algún tiempo después, pasé períodos en que los mensajes de diferentes escuelas de qigong interfirieron con mi estado de tranquilidad mientras meditaba. Les dije decididamente: "Voy a practicar solo Falun Dafa. ¡No practicaré nada más!". Los espíritus entonces se disolvieron en humo gris, evaporándose en un instante como si nunca hubieran existido.

Durante las conferencias vi, en otra dimensión, que el Maestro era un Fo de brillante cabello azul, vestido con una túnica dorada y sentado sobre una flor de loto dorada. Mientras hablaba, el Maestro hizo grandes señales de mano. Un halo de luz radiante lo envolvía, con brillantes haces que se diseminaban en todas direcciones. Vi a todos los practicantes de Dafa del salón disfrutando de las luces doradas que emitía. También vi en el mundo de las diez direcciones que incontables seres divinos estaban escuchando atentamente al Maestro. Todo en el universo se había detenido, y solo la voz del Maestro resonaba a través de la quietud.

Durante los descansos de las lecciones, vi que algunos de los miembros del personal y de los practicantes veteranos estaban cubiertos de halos coloridos. Algunos tenían infantes primordiales como niños de siete u ocho años, mientras que otros tenían cuerpos de Fo adolescentes. Algunos de sus cuerpos eran completamente transparentes. ¡Me sorprendió que los practicantes de Dafa pudieran alcanzar niveles tan altos en tan solo unos pocos años! Ver estas imágenes aumentó mi confianza en Falun Dafa, y presté más atención a cada palabra que decía el Maestro.

El Maestro plantó un Falun (Rueda de la Ley) para los estudiantes que asistían a clase. En casa, el fashen del Maestro (Cuerpo de la Ley) ajustó los cuerpos de los estudiantes. Mi Falun, lo plantó el Maestro durante la segunda clase. De hecho, unos diez días antes de asistir a las clases, vi luces doradas a mi alrededor, que indicaban que el Maestro ya había comenzado a realizar ajustes en mi cuerpo.

Una vez mientras ensayaba los movimientos de los ejercicios en casa, vi el fashen del Maestro dividirse en dos o tres partes. A veces su fashen se hacía muy pequeño hasta hacerse invisible al entrar en mi campo dimensional. Otras veces era inmenso, y yo estaba cultivándome dentro del cuerpo de un fashen. Siempre había un fashen por encima de mi cabeza.

Mientras continuaba escuchando las enseñanzas del Maestro, mi cuerpo en otro campo dimensional se hacía más y más fuerte, junto con mi conciencia principal. Vi que además de mi conciencia principal, tenía tres conciencias asistentes: Dos tenían la figura de un Fo y la otra parecía Taoísta. La mayoría de las veces estaban sentados como si estuvieran en meditación. Solo durante la fase de sueño ligero podía con mi conciencia principal sentir su diluida presencia.

Con el paso del tiempo, más y más recuerdos de mis vidas pasadas volvieron a mí. Para algunas prácticas, pasé docenas de vidas cultivándome. Algunas de mis vidas duraron más de mil años mientras me cultivaba. Mi sensación es que muchos compañeros practicantes han tenido las mismas experiencias que yo durante varios períodos históricos. Ahora, en esta vida, el Maestro en persona ha venido a salvarnos. Hemos obtenido Dafa y ahora ¡somos capaces de obtener el Fruto Recto en una sola vida! ¡Qué afortunados somos!

Una compañera practicante sufrió una reacción aguda de eliminación de yeli (karma). En su campo en otra dimensión, vi que había sesgado demasiadas vidas en sus existencias pasadas. Si no hubiera practicado Dafa, estaba destinada a morir de cáncer, acarreando al mismo tiempo un gran dolor a sus familiares. Sin embargo, debido a que practicaba Falun Dafa en esta vida, el Maestro soportó su pecado y resolvió todas las malas relaciones kármicas que portaba. Así que, en la superficie, solo sufrió un poco de dolor simbólicamente: Sufrió malestar y dolores generalizados, acompañados de un agudo dolor de estómago durante días. Un verdadero cultivador no tiene enfermedades. Todos sus sufrimientos son simplemente la eliminación del yeli (karma) que acumuló a lo largo de muchas vidas.

El Maestro ha hablado sobre la "Cultivación del habla". En mi cultivación pasada, cultivé "cuerpo, habla y mente". En muchas de mis vidas pasadas, juré delante del Fo que no abriría la boca para hablar durante treinta años, a veces incluso toda mi vida como medio para evitar acumular yeli a través del habla. No importa cómo me insultaran los demás, no respondía ni una sola palabra. Si alguien me golpeaba, me quedaba ahí quieto en silencio. Incluso cuando vagaba por ahí pidiendo comida, seguía sin hablar. Tan solo saludaba educadamente a la gente, porque sabía que la "Cultivación del Habla" es extremadamente importante para un cultivador.

También noté que muchos de los asistentes a las conferencias habían sido encargados de varias escuelas de cultivación en sus vidas pasadas, y que muchos habían enlazado relaciones predestinadas con el Maestro. Todos los que vinieron a la clase habían sido los elegidos del Maestro, y predestinados para aprender Dafa. Algunos de los participantes provenían de niveles increíblemente altos, tan altos que estaban muy por encima de lo que una persona normal puede comprender.

El tiempo vuela. Han pasado 24 años desde que asistí a las clases del Maestro en Harbin. Dafa está transformando todas las vidas del universo. Ya no soy la misma persona que era hace 24 años. A pesar de la gran calamidad que las viejas fuerzas han creado en el mundo que nos rodea, Dafa me ha convertido en una nueva persona: Un discípulo desinteresado de Dafa durante el período de la rectificación del Fa. No me arrepiento de haber escogido la cultivación de Falun Dafa como camino. Solo deseo que a medida que avanzamos hacia el futuro, pueda ser más diligente en el cumplimiento de mi deber como discípulo de Dafa.

Los años más duros de mi vida han pasado. Esto no es el final, sino más bien un nuevo comienzo en mi camino de cultivación.