(Minghui.org) Empecé a practicar Falun Dafa en octubre de 1995 y he experimentado muchas cosas que la mayoría de la gente consideraría propias de los cuentos de hadas. No podría llegar a relatarlas todas aunque estuviera hablando durante muchos días seguidos, así que les pedí a mis compañeros practicantes que me ayudaran a escoger unas cuantas para compartir.

Regresando del umbral de la muerte

Antes sufría de hepatitis y vértigo, a menudo me desmayaba. A veces, en cuanto acababa de recobrar la consciencia, me desmayaba de nuevo. Aunque gastábamos todo nuestro dinero en medicina occidental y china, nada funcionaba.

Cuando me desmayé en el trabajo, la dirección decidió llevarme rápidamente al hospital. Después de que esto sucediera varias veces, me pidieron que me quedara en casa, así que perdí mi fuente de ingresos.

Mi madre me cuidaba y se lamentaba: "¿La vida de mi hija está llegando a su fin?". Estaba muy preocupada y pidió a alguien que invocara a un espíritu con la esperanza de que pudiera curarme. Aunque su deseo era sincero, ocasionó un desastre para toda nuestra familia, ya que abrió la puerta a la posesión de entidades maléficas .

Durante ese terrible período de tiempo, siempre sentía como si alguien estuviera tratando de agarrarme. Sentía miedo constantemente, y no me atrevía a salir de noche. Siempre me sentía débil e incómoda. Ni siquiera podía hacer las tareas domésticas, y perdí mucho peso.

Los espíritus poseedores trajeron el caos a mi familia. Mi hijo comenzó a pasearse sonámbulo, y mi esposo se despertaba de las pesadillas, sumido en un completo ataque de nervios. Hasta tal punto que incluso golpeaba su cabeza contra la pared, lo que le producía grandes chichones en la cabeza. A menudo me golpeaba a mí en sus ataques de ira. Nuestra familia padecía constantes sufrimientos. Llegué al límite y caí en un estado de total desesperación. Incluso redacté mi testamento deseando que mi vida terminara.

Durante este tiempo, mi esposo le habló a un colega en el trabajo sobre la situación que atravesaba nuestra familia. La esposa del colega me presentó Falun Dafa. Me dijo que era muy bueno y me invitó a su casa para que aprendiera más sobre el tema. Decidí intentarlo y fui a visitarla.

Nunca olvidaré aquel día de octubre de 1995. Entré en su casa y vi el retrato del Maestro Li Hongzhi (el fundador de Falun Dafa) y una foto de un Falun (Rueda de la Ley) colgada en la pared.

El retrato del Maestro emitió una luz dorada que llenaba toda la habitación. Me sentía como si hubiera accedido al Cielo. No podía creer lo que veía y pensé: "¿Estoy soñando?". Parpadeé y volví a mirar para asegurarme de que la luz estaba realmente allí. ¡Me decidí a practicar Falun Dafa allí mismo!

Me dio un ejemplar del libro Falun Gong para que me lo llevara a casa y me pidió que lo leyera. Cuando abrí el libro, las páginas brillaron literalmente. Esta vez la luz era de una diversidad de colores: rojo, naranja, amarillo, verde, azul, índigo y púrpura. ¡Fue tan hermoso! Estaba muy emocionada.

Me tomó tres días leer todo el libro. Aprendí los ejercicios siguiendo las instrucciones y dibujos, e inmediatamente experimenté que mi yeli (karma) estaba siendo eliminado, tal como se describe en el libro.

Las enfermedades que me habían torturado durante más de 20 años desaparecieron en solo dos meses. Parecía tan increíble que, si no lo hubiera experimentado yo misma, no lo habría creído.

El Maestro eliminó a los espíritus poseedores

Una vez que empecé a practicar Falun Dafa, los espíritus que nos poseían a mi familia y a mí fueron eliminados, y eventualmente nos liberamos de esas entidades corrompidas. Parecía un milagro, y estábamos asombrados por la gran benevolencia y el extraordinario poder del Maestro.

Una noche, en un sueño, oí claramente a un joven decirme: "No tengas miedo. He limpiado el ambiente de tu casa". Después de eso, mi hijo dejó de caminar dormido y las pesadillas de mi marido cesaron. Ya no me golpea y cuida de mí.

Iba a llevarle fruta a mi madre un día. Me di la vuelta poco después de salir de casa para ir a por mi chaqueta. Elegí una que me gustaba y me di cuenta de que tenía una insignia de Falun Dafa.

Cuando volví a salir, me encontré que había un gran zorro no muy lejos. Instintivamente di un paso atrás, y el zorro empezó a correr hacia mí. En ese momento pensé: "Soy discípula del Maestro Li Hongzhi. Practico Falun Dafa".

El zorro se detuvo, y rápidamente proseguí mi camino. Sabía que el Maestro me había protegido.

Luz en la oscuridad de la noche

El 20 de julio de 1999, Jiang Zemin, exjefe del partido comunista chino (PCCh), lanzó la persecución para erradicar a Falun Dafa. Para contrarrestar las mentiras que el PCCh inventaba con la intención de manipular a la opinión pública en contra de Dafa, le explicaba a la gente que me encontraba la verdad y la perversa naturaleza del PCCh.

A veces, salía hasta altas horas de la noche a colgar materiales y pancartas para que la gente conociera la verdad sobre la persecución, y disolver las mentiras que el PCCh transmitía continuamente en todos sus medios de comunicación.

Una mañana temprano, alrededor de las 3:00 a. m., salí de casa con muchos materiales y pancartas. Estaba tan oscuro que ni siquiera alcanzaba a ver mis dedos. El camino con baches hacía difícil andar. De repente, un rayo de luz de unos 60 centímetros de ancho se extendía delante de mí para iluminar mis pies y el camino que estaba por delante, por dondequiera que caminara. Mi corazón se llenó de alegría y paz sabiendo que el Maestro me estaba protegiendo. La luz se quedó conmigo hasta que colgué todas las pancartas y carteles, y luego desapareció.

Nuestra familia ha sido bendecida

Falun Dafa ha traído muchas bendiciones a nuestra familia. Mi marido trabajaba en una fábrica de fundición de aluminio. Su trabajo era entregar los pesados bloques de aluminio para que los fundieran. Un día, mientras empujaba un carro cargado de aluminio, se tropezó y le cayó encima. Sus compañeros de trabajo se apresuraron a ayudarlo. Se levantó y se sorprendió al descubrir que estaba bien. ¡Ni siquiera sufrió un rasguño! Sus compañeros de trabajo se quedaron asombrados al descubrir que no había sufrido ningún daño. Cuando mi marido llegó a casa del trabajo, exclamó: "Hoy me han concedido una segunda vida".

En otra ocasión, mi esposo ocasionó una explosión en el trabajo debido a su negligencia. En palabras de sus compañeros: "Fue como un terremoto". Afortunadamente, estaba de rodillas cuando ocurrió la explosión. Si hubiera estado de pie, habría perdido la cabeza debido a la detonación. Sus compañeros de trabajo comentaron que mi esposo debía haber acumulado una gran cantidad de virtudes, porque de lo contrario habría muerto.

Después de escuchar este incidente, las lágrimas se deslizaron por mi rostro y mi corazón se llenó de gratitud hacia el Maestro. ¡Gracias, Maestro, por salvarnos a mi esposo y a mí, y por bendecir a nuestra familia!