(Minghui.org) Úrsula vive en el sur de Alemania. Tiene una familia maravillosa: un marido cariñoso y tres hijos sanos e inteligentes. Sin embargo, a menudo les dice a sus amigos: "Antes no era así. En realidad no tenía nada en absoluto".

Una muerte en vida

Úrsula contrajo una extraña enfermedad cuando tenía 14 años. Se sentía cansada y se mareaba con frecuencia. Ella quería dormir todo el tiempo, y su atención y su memoria seguían decayendo. Aunque dormía muchas horas, era de mala calidad, y seguía teniendo un sueño desordenado.

Después de graduarse de la universidad su problema de salud solo le permitió tomar trabajos a tiempo parcial. Incluso esos trabajos eran a corto plazo. Seguidamente se casó y pronto tuvo su primer hijo. El cuidado del bebé se convirtió en la motivación para que se levantara por la mañana, a pesar de que era una ardua tarea.

"Por responsabilidad, me obligué a levantarme para cocinar y lavar la ropa", dijo Úrsula. "Mi esposo me ayudaba con las tareas domésticas después de llegar a casa del trabajo. Pero me sentía triste por no haber podido hacer más. A los tres años tuvimos nuestro segundo hijo. Y tres años después tuvimos el tercero. Sin ellos, podría haber seguido durmiendo día y noche. Sin embargo, no me alegró mucho verlos crecer. Cada pequeña cosa era una gran carga para mí”.

"No sabía cuál era el sentido de la vida. Me esforzaba por levantarme, por hacer lo que debía hacer y después me iba a dormir. Estaba respirando, comiendo y bebiendo, pero en realidad no había "vivido". A menudo lloraba desesperadamente cuando estaba sola y me preguntaba cuándo llegaría el fin".

Perdiendo la esperanza

Su última visita al médico fue cuando tenía 21 años. Al salir del consultorio del médico, no sintió nada más que desesperación. Ningún médico podía curar su enfermedad.

Tampoco quería tomar medicamentos, ya que deseaba "mantener la cabeza despejada" por sí misma en lugar de "dejar que los demás y las medicinas la controlaran". Más tarde intentó muchas maneras diferentes de recuperar la salud, incluyendo terapia y prácticas espirituales. Su marido permaneció a su lado durante todo este tiempo. Pero las cosas finalmente se convirtieron en un ciclo de intentar un tratamiento, y dejarlo, intentar otro y nuevamente abandonarlo.

El último intento fue una clase de terapia en Suiza, que le costó 16.000 euros y casi agotó los ahorros de su familia.

"Después de eso renuncié por completo. Estaba totalmente desesperada. Pensé en poner fin a mi vida varias veces", dijo Úrsula.

Un momento decisivo

El hermano menor de Úrsula, que vive en Sudamérica, visita Alemania cada dos años. Rara vez interactuaba con ella. Sin embargo, la invitó a cenar en 2007 cuando visitó ese país.

"Le conté todo acerca de mi sufrimiento. Me escuchó hablar de mi miserable vida todo el tiempo. Seguí desahogándome con él sobre mi dolor y desesperación. Entonces se levantó y se fue a su auto. Trajo un libro y me lo dio. -Estás en muy mal estado. Trata de leer este libro-. No quería llevármelo. No creía que ningún libro pudiera resolver mi problema".

"Él dijo que después de leer este libro, llegaría a saber por qué Jesús me dijo que pusiera la otra mejilla cuando me abofetearan. Giré la cabeza para mirarlo. Nos educaron en el cristianismo, así que tenía curiosidad por saber qué significaba eso. Pero no explicó nada más. Entonces decidí leer  Zhuan Falun".

Después de abrirlo, no podía dejar de leer. Cada frase del libro parecía estar en armonía con ella. Pasaron unas horas sin ningún sonido. En la total tranquilidad, sintió una poderosa fuerza que la impulsaba hacia delante como si estuviera volando. Sintió que una palabra surgía desde su corazón: Esperanza. Fue verdaderamente una sensación cálida, fuerte y pacífica.

Úrsula encuentra la esperanza después de practicar Falun Dafa.

"Sabía que esto era lo que estaba buscando. Cultivarse en Falun Dafa puede transformar a una persona completamente. Había estado buscando un método de cultivación, y siempre había apreciado las historias divinas en las que una persona se elevaría a otro reino después de soportar muchas dificultades. Nunca he dudado de la existencia de lo divino, pero sentía que no podía continuar leyendo las enseñanzas religiosas. Después de leer Zhuan Falun, mi corazón me decía que verdaderamente podía ir a donde siempre he querido estar".

Tres meses después de leerlo, Ursula decidió empezar la práctica, para esforzarse por estar "donde siempre quiso estar". Ese era el sentido de su vida. También comenzó a hacer los ejercicios de Dafa.

Su "verdadera vida"

Su motivación para levantarse cambió de sus hijos y tareas domésticas a la lectura de este libro. Cada vez que su marido volvía a casa, la veía leyendo. Ella sintió gradualmente que tenía más fuerza, dormía mejor, y podía realizar más tareas domésticas. Incluso comenzó a sonreír de nuevo.

"Comencé mi verdadera vida a la edad de 44 años. Empecé a experimentar realmente mi existencia y lo que la vida abarca. ¡Es tan maravilloso! Ahora puedo tomar decisiones y elegir libremente. Por ejemplo, antes no podía ir al café con mis amigos porque no sabía si la condición de mi cuerpo me permitiría ir. Ahora puedo controlarme. Este es un mundo completamente diferente al que tenía antes".

Comenzó como voluntaria en su jardín de infantes y en la biblioteca local. Las artesanías que hacía eran populares en el mercado de Navidad. Su casa comenzó a llenarse de alegría.

Sus hijos con el tiempo crecieron para tener sus propios hijos.

"Como madre, no tuve ninguna alegría cuando crié a mis hijos. Pero como abuela, descubrí lo alegre que es ser madre cuando abracé a mis nietos y los besé. Si no fuera por Falun Dafa, no tendría la oportunidad de experimentar todo esto y de tener una vida real. ¡La vida es tan maravillosa!".