(Minghui.org) El Sr. Ren Dongsheng, un prisionero de conciencia, soportó que le quemaron las manos con un encendedor, le abofetearan la cara y le pisotearon los dedos de los pies hasta que se le cayeron las uñas. Fue forzado a comer alimentos tirados en el suelo y, mientras estaba esposado y encadenado, las comidas fueron intencionalmente puestas fuera de su alcance.

Cuando cumplió su condena de cinco años de prisión, lo enviaron directamente a un centro de lavado de cerebro, donde lo obligaron para que tomara un polvo blanco desconocido. Cuando fue liberado una semana después, su familia notó que ya no era la misma persona que recordaban. Su madre, que tenía más de 80 años, estaba tan traumatizada de ver, después de cinco largos años, cómo habían dejado a un hijo loco, que se desmayó.

El suplicio del Sr. Ren comenzó el 8 de marzo de 2006, cuando fue arrestado por negarse a renunciar a Falun Dafa, una pacífica práctica espiritual de cultivación que está siendo perseguida por el régimen comunista chino. Fue condenado a cinco años y sufrió una tortura inimaginable en la prisión de Gangbei, en la ciudad de Tianjin.

La esposa del Sr. Ren, la Sra. Zhang Liqin, es practicante de Falun Dafa y fue despedida de su trabajo un mes después del arresto de su marido. Ella también fue arrestada el 12 de febrero de 2009 y sentenciada a siete años de prisión. Cuando fue liberada el 11 de febrero de 2016, quien la recibió en casa fue un marido psicótico que destrozaba muebles y ventanas.

El Sr. Ren Dongsheng y su esposa antes de ser perseguidos.

El Sr. Ren Dongsheng, después de que lo volvieran loco.

En octubre de 2016, la Sra. Zhang presentó una denuncia contra los ocho guardias que eran los principales responsables de la tortura y el trastorno mental de su marido. Posteriormente fue detenida durante 35 días y tuvo que vivir fuera de casa durante un tiempo para evitar el acoso de las autoridades. No obstante, ella continuó sus esfuerzos para buscar justicia y compensación para su esposo.

El 4 de septiembre de 2018, aceptó el interrogatorio del tribunal superior de la ciudad de Tianjin y explicó detalladamente cómo fue torturado su esposo en la cárcel.

Mientras esperaba la decisión del tribunal superior, a la Sra. Zhang se le rompió el corazón cuando perdió a su marido ocho días después.

El Sr. Ren falleció a las 2 a. m. el 12 de septiembre de 2018, dos semanas antes del Festival de Medio Otoño, una de las fiestas más importantes de China.

La insoportable carga de la vida

El Sr. Ren creció en el distrito de Jinghai, un lugar bien conocido por su producción de vinagre. Era bueno cocinando, y a la gente le gustaban sus platos. Junto con su esposa, abrió un exitoso restaurante.

El Sr. Ren fue diagnosticado con artritis reumatoide a los 25 años. Con ambas rodillas y tobillos severamente hinchados, no podía hacer un trabajo intensivo. Para empeorar las cosas, a los 36 años contrajo una enfermedad reumática del corazón, que a menudo le provocaba vómitos con sangre. Perdió la capacidad de trabajar y tuvo que quedarse en casa. Probó de todo, desde medicina china hasta medicina occidental, pero nada funcionó.

La responsabilidad de cuidar de él recaía en su esposa, la Sra. Zhang, que tenía que mantener a toda la familia, cuidar de su marido e hijo y hacer las tareas domésticas. Ella desarrolló leucemia, problemas en el cuello y enfermedades del corazón. Tenía que llevar consigo medicamentos en todo momento y necesitaba un descanso después de caminar incluso varios metros. Frustrados y decepcionados, la pareja depositó todas su esperanzas en su hijo, Jianfeng, un estudiante de secundaria y uno de los mejores estudiantes de su clase.

Lamentablemente, estos cambios repentinos de vida también afectaron a Jianfeng. Habló menos, se cansó de estudiar y más tarde decidió abandonar la escuela. Un día, el Sr. Ren desesperado le dijo a su esposa: "Estoy pensando en comprar un paquete de veneno para los tres, porque cualquiera de nosotros que se quede atrás se enfrentará a un interminable sufrimiento". Con esas palabras, la familia de tres se abrazó y lloró.

Punto de inflexión

El Sr. Ren y su esposa reanudaron su práctica de Falun Dafa en 2003 (habían practicado antes pero dejaron de hacerlo por miedo después de que comenzara la persecución en 1999). Su salud se recuperó y sus enfermedades desaparecieron. Jianfeng era un chico feliz otra vez. Ya no abandonó el colegio e incluso obtuvo mejores calificaciones.

Siguiendo los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia, el Sr. Ren y su esposa siempre se esforzaron por ser buenos ciudadanos y mejores personas. Cuando su casa estaba siendo remodelada, el contratista no siguió las condiciones que habían acordado. No solo les mintió a los dos, sino que también los demandó. La disputa continuó hasta después de que la pareja comenzó a practicar Falun Dafa. El Sr. Ren fue a ver al contratista y le ofreció reconciliación a pesar de su propia pérdida. Movido por su sinceridad, el contratista le dio las gracias y lo elogió delante de los demás.

Arrestado por su fe

La felicidad de la familia no duró mucho. El Sr. Ren fue arrestado el 8 de marzo de 2006, después de ser reportado por contarle a la gente sus experiencias positivas con Falun Dafa. Seis meses después, fue condenado a cinco años en la prisión de Gangbei (más tarde conocida como la prisión de Binhai).

Debido a que se negó a renunciar a su creencia, los guardias de la prisión torturaron al Sr. Ren con diferentes medios. Fue encadenado a unos anclajes de suelo seis veces en total; sus piernas estaban separadas y encadenadas a distintos anclajes del suelo, mientras que su cuerpo estaba doblado con sus muñecas esposadas a un tobillo. Cada vez que era liberado de los anclajes, era incapaz de levantarse, y le tomaría mucho tiempo volver a la normalidad.

Ilustración de la tortura: Encadenado al piso.

El Sr. Ren también fue golpeado repetidamente y le quemaron los dedos. Fue obligado a comer alimentos arrojados en el suelo. También recordó que le dieron drogas desconocidas.

Algunas de las descripciones anteriores fueron contadas a su familia por el Sr. Ren después de ser liberado de prisión cuando ocasionalmente tenía la mente clara. Otros testimonios de la persecución sufrida fueron proporcionados por varios practicantes que habían sido encarcelados junto con él y posteriormente puestos en libertad.

Esposo y esposa encarcelados

Después del arresto del Sr. Ren, su esposa, la Sra. Zhang, también se vio afectada. Su empleador, una compañía de cobro de peajes de autopista, la despidió. Su hijo, Jianfeng, que ya había sido admitido en una universidad, tuvo que abandonarla debido a dificultades económicas. Él y su madre trabajaban temporalmente para ganarse la vida.

A la Sra. Zhang no se le permitió visitar a su esposo en el centro de detención local porque también practicaba Falun Dafa. Por ley, cualquier familiar puede visitar a los reclusos.

El 22 de octubre de 2009, la Sra. Zhang fue arrestada y sentenciada a 7 años en la prisión de mujeres de Tianjin. Una vez fue obligada a permanecer de pie durante 8 días seguidos, lo que provocó que su presión arterial subiera a niveles peligrosamente altos. Sus extremidades también se hincharon.

Al menos siete reclusas fueron asignadas para que la vigilaran todos los días. Más tarde la forzaron a permanecer sentada en un "taburete pequeño" durante largos períodos de tiempo, lo que le causó dolores en todo el cuerpo.

Un día, la Sra. Zhang se echó llorar cuando pensó en cómo ella y otros practicantes sufrían por su fe. Una reclusa asignada para vigilarla vio esto y también lloró. Ella le preguntó: "Terminamos aquí por el dinero, las familias o las peleas. ¿Por qué estás tú aquí?". La Sra. Zhang respondió: "porque traté de ser una mejor persona siguiendo los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia".

La lucha del hijo

Con ambos padres encarcelados, Jianfeng se quedó solo. Trabajó duro pero casi no le quedaba dinero después de depositar dinero en las cuentas del economato donde permanecían detenidos sus padres.

En los gélidos días de invierno, Jianfeng tuvo que soportar el intenso frío y la congelación de las tuberías. Sin agua, ni siquiera podía cocinar. "Mis lágrimas seguían fluyendo, y después me quedé dormido mientras lloraba. Y ya no tenía hambre...", recuerda Jianfeng.

Para ahorrar dinero, comía principalmente fideos instantáneos. En el trabajo, eligió el turno de noche porque la fábrica estaba climatizada esto le hizo más fácil pasar las largas y frías noches.

Jianfeng también tuvo que soportar el ridículo de la gente. Algunas personas se rieron de él o lo discriminaron debido al encarcelamiento de sus padres.

Llevado a la locura

En julio de 2010, unos 8 meses antes de la puesta en libertad del Sr. Ren, a su familia le fue denegada la visita a la prisión. Tras reiteradas solicitudes de su madre, los funcionarios mostraron un vídeo del Sr. Ren, en el que este se mostraba agitado y se comportaba de manera anormal.

El Sr. Ren iba a ser liberado el 7 de marzo de 2011. Sin embargo, su madre, que ya tiene más de 80 años, y su hijo Jianfeng no pudieron verlo ese día. Siete días después, les dijeron que pasaran a buscarlo a un centro de lavado de cerebro.

Jianfeng quedo consternado al ver que su padre ya no era el hombre fuerte y cariñoso que recordaba. El Sr. Ren seguía murmurando y exhibiendo comportamientos extraños. Su madre estaba tan destrozada que lloró y se desmayó.

Después de su regreso a casa el Sr. Ren permaneció en un estado psicótico la mayor parte del tiempo. Se negó a cortarse el pelo y destrozó todo lo que tenía a la vista. Salía corriendo y gritando en los días de lluvia. Ocasionalmente, se iba de casa en medio de la noche y regresaba días después cubierto de suciedad.

Siempre que alguien mencionaba a la policía, el Sr. Ren murmuraba que tenía que huir o que la policía lo atraparía. Salía corriendo a la calle y luego dormía junto a la carretera.

A veces se despertaba de repente en mitad de la noche, gritando: "No te tengo miedo". A menudo maltrataba a su madre y golpeaba a su hijo. Una vez, llevó a su madre fuera de la casa en Nochevieja, dejando a la anciana sola en la calle. En otra ocasión, golpeó a su hijo, que fue a abrazar a su abuela y lloró.

Hubo muy pocos momentos en que el Sr. Ren tuviera la mente clara. Él dijo: "Si no renuncio a mi fe, ellos [los guardias y los presos] me golpearán hasta matarme".

A pesar del estado mental del Sr. Ren, el personal de la policía del distrito de Jinghai y de la oficina 610 con frecuencia acudían para acosarlo.

Largo viaje en busca de justicia

Cuatro días después del Año Nuevo Chino de 2016, la Sra. Zhang fue puesta en libertad después de siete años de prisión. Al llegar a casa, vio vidrios rotos, muebles destrozados, un techo con goteras y, lo que es más desgarrador, un marido mentalmente desorientado.

La Sra. Zhang reparó la puerta, las ventanas y los muebles, solo para ver cómo su marido los destrozaba de nuevo. A veces, su marido la perseguía a ella y a su hijo con un palo o un cuchillo de cocina en la mano. Decidió averiguar qué le había pasado a su marido en la cárcel que le causó demencia.

A través de diversas fuentes, descubrió que ocho guardias de la prisión de Binhai son los principales responsables de la tortura de su marido. Cuando un equipo de inspección del gobierno central visitó Tianjin en octubre de 2016, presentó una denuncia preliminar contra los guardias, que la llevó a una detención de 35 días.

En abril de 2017, la Sra. Zhang obtuvo un resultado de un examen del Hospital Mental de Zhengzhou sobre la condición mental de su marido, y que tenía previsto utilizar en su demanda contra los perpetradores.

Para detenerla, la policía del distrito de Jinghai, la estación de policía local y el departamento de justicia siguieron acosándola en su casa. Esto agravó el trastorno mental de su marido. Por lo que se vio obligada que vivir fuera de su casa durante un tiempo.

El 22 de junio de 2017, presentó formalmente una denuncia penal ante varios organismos gubernamentales, entre ellos la fiscalía popular suprema y las oficinas locales de la fiscalía. Además, presentó documentos a la prisión de Binhai para solicitar una indemnización por daños y perjuicios. La mayoría de las agencias la ignoraron, mientras que otras rechazaron su caso.

Mientras luchaba por justicia para su marido, ella tuvo que soportar su locura. A veces la golpeaba echándola de casa en mitad de la noche, dejándola sin lugar a donde ir. Traumatizado por la difícil situación de su yerno, su suegro tuvo que ser hospitalizado cinco veces y su madre dos veces.

La Sra. Zhang a veces tenía que saltarse las comidas para ahorrar dinero y viajar a diferentes lugares en busca de justicia para su marido. Cuando llovía, se aseguraba de envolver los documentos de la demanda en bolsas de plástico y los sujetaba cerca de su corazón.

El 9 de mayo de 2018, el primer tribunal intermedio de Tianjin aceptó la solicitud de la Sra. Zhang de presentar su caso. El 4 de septiembre ella le explicó a la corte superior de la ciudad de Tianjin por qué estaba buscando justicia. Recordar lo que le había pasado a su marido y a su familia la hizo llorar.

Ocho días después, el 12 de septiembre, su marido falleció. Su hijo dijo: "He sentido el dolor extremo que esta persecución ha traído a mi familia desde que era niño. Pero en un ámbito más amplio, la pérdida que la persecución ha traído a nuestra nación y sociedad es inconmensurable".

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