(Minghui.org) En febrero de 2014 estuve en una zona residencial repartiendo DVD de Shen Yun Performing Arts para que la gente tuviera la oportunidad de presenciar las artes clásicas chinas de las diferentes dinastías.

De repente alguien me dio una palmadita en el hombro. Me di la vuelta y vi a una mujer que parecía tener unos 50 años. Se quedó casi sin aliento cuando empezó a hablar: "Por fin te alcancé". Pero en cuanto me miró bien, se disculpó diciendo: "Lo siento, creí que eras otra persona”, y empezó a alejarse.

La detuve: "No tan rápido, hablemos un minuto". Sonrió y me explicó que vista de espaldas me parecía bastante a un familiar al que hacía tiempo que no veía y que echaba mucho de menos.

Le respondí: "Debe haber un motivo para que nos hayamos conocido hoy. Es nuestra relación predestinada. Quiero darte un DVD para que lo veas. Se trata de nuestros cinco mil años de civilización y muestra las artes clásicas chinas de diferentes dinastías. Los trajes son hermosos, y los telones de fondo son increíbles. ¡Es un espectáculo maravilloso! Entenderás lo que estoy diciendo tan pronto como lo veas”.

Parecía feliz y expresó: "¡De acuerdo, lo miraré, se lo aseguro!”.

Metió el DVD en su bolso y comentó: "Gracias, ahora me voy a pagar la factura de mi teléfono”.

Dos días después fui a entregar algunas revistas semanales de Minghui a la casa de un practicante. En mi camino de regreso, me la encontré de nuevo. Se emocionó al verme y me dio un abrazo.

Le pregunté si había visto el DVD que le di y agitó la cabeza en señal de negación. Su actitud de repente se volvió sombría, y me preguntó si practicaba Falun Dafa. Le respondí que sí.

Entonces me explicó; "Cuando nos encontramos en la calle, me di cuenta de que eras una buena persona y que había una razón por la que te conocí. Así que quiero contarte un secreto”.

Asentí: "Está bien, por favor, siéntete libre. Si tienes algún problema, intentaré ayudarte".

Comenzó confesando: "Recientemente, he estado planeando colaborar con algunas personas para deshacerme de alguien".

Al principio, pensé que no podía hablar en serio, afirmé: ¡Debe ser una broma! Pero me confirmó que era verdad.

Continuó describiendo; "Estaba cerca de adquirir una gran cantidad de capital de trabajo, luego alguien intervino y me lo quitó. Así que terminé sin nada. Mi familia se enfadó tanto que querían matarlo, y yo no iba a impedírselo. ¿Qué piensas sobre lo que te acabo de contar?”.

Estaba un poco conmocionada y empecé a pensar en el Fa del Maestro:

"La compasión puede disolver Cielo y Tierra y traer la primavera

Los pensamientos rectos pueden salvar a la gente en el mundo

(El Fa rectifica el cosmos, Hong Yin vol. II)

“Cuando una persona de mente mala piensa en algo incorrecto, el efecto poderoso de tu campo puede cambiar sus pensamientos y quizás en ese momento el ya deje de pensar en cosas malas” (Tercera Lección, Zhuan Falun).

Entonces pensé que necesitaba ayudarla a cambiar su forma de pensar, que eso era hacer lo correcto.

Le dije: "Practico Falun Dafa y cultivo Verdad-Benevolencia-tolerancia, digo palabras verdaderas y hago acciones verdaderas. Intento ser lo más compasiva y tolerante posible con todos. No pelearé ni responderé cuando me encuentre con un conflicto. Me esforzaré por ser una buena persona, la mejor persona que pueda llegar a ser".

Proseguí: "Los planes que mencionas son lo opuesto a lo que estoy cultivando. Es una falta de humanidad y va en contra de tu naturaleza bondadosa. Te sugiero que des un paso atrás y lo pienses bien. Si te debe tanto dinero, entonces él tiene que pagarte con la misma cantidad de virtud".

Reiteré: "Al morir uno no puede llevar consigo sus riquezas, sino solo su yeli (karma). Si no puedes devolver una mala acción en esta vida, tienes que devolverla en la próxima vida. Si cometes una mala acción por dinero, aunque termines obteniéndolo, no tendrás paz por el resto de tu vida”.

“Abandona tus malos pensamientos, conserva tu virtud y la de tus hijos para el futuro. Sé una persona honesta, recta y buena. Entonces vivirás tu vida en paz y felicidad".

Justo en ese momento se emocionó y exclamó: "¡He encontrado una persona verdaderamente buena! Me siento mucho mejor. He estado bastante preocupada con este asunto. Ahora sé que debo abandonar esta idea perversa. Quiero la virtud, deseo tener Verdad-Benevolencia-Tolerancia, desde este momento. Debo hablarle a mi familia y convencerlos”.

Me pidió que me quedara mientras los llamaba y les contaba lo que le había explicado.

Después, con los ojos llenos de lágrimas, comentó: "Gracias, mis familiares también están convencidos. Se sienten mejor. Como si se les hubiera quitado un peso de encima. Guardaré las palabras de Verdad, Benevolencia y Tolerancia en mi corazón. Seré una buena persona siguiendo estas palabras. ¡Gracias sinceramente! Haré que vean el DVD que me regalaste".

Nos separamos tomando caminos distintos, con una sonrisa en el rostro.