(Minghui.org) Comencé a tener problemas del corazón en 1996. No tenía apetito y luchaba contra el dolor de espalda, migrañas y pérdida de peso. Fui a una revisión médica dónde me diagnosticaron gastritis y erosión gástrica, pancreatitis, inflamación de la vesícula biliar, artritis, anemia, vértigo y otros.

El Maestro renovó mi vida

Sabía que las enfermedades crónicas que tenía iban a ser difíciles de curar. Ya había gastado casi todos nuestros ahorros. ¿Ahora qué? Mi marido estaba extremadamente preocupado.

Cuando estaba tocando fondo, una de mis parientes me dio el libro Zhuan Falun para que lo lea. Ella me contó que mucha gente con enfermedades terminales se recuperaron gracias a practicar Falun Gong.

Leí el libro poco a poco. Sentí que tenía más energía algunos días después. Esto me alentó enormemente y leí más concienzudamente. También comencé a aprender los ejercicios.

Después de un tiempo comprendí que este qigong era diferente de lo que había aprendido en el pasado. Éste no solo requiere que hagas los ejercicios, también requiere focalizarse en la cultivación del xinxing. A los practicantes se les pide cumplir los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia, así como considerar a otros.

También comprendí de dónde procedía mi enfermedad. Yo había generado mucho yeli a través de los años cuando luchaba y competía con otros, cuando era egoísta y hería a otros. No era consciente de todo esto antes y pensaba que era extraordinaria y competente.

Modifiqué mi mente para seguir los principios y ser una buena persona. Mi salud pronto mejoró.

Todas mis afecciones desaparecieron poco a poco, y mi cara volvió a tener un color saludable. Mi felicidad iba más allá de las palabras.

Validando Falun Gong a través de mi experiencia.

Los vecinos que sabían de mis problemas de salud estaban impresionados con el enorme cambio. Uno detrás de otro también comenzó a practicar Falun Gong.

Mi marido vio mi mejora y también comenzó a practicar. Él había sufrido dolor de espalda durante años y su espina dorsal estaba gravemente deformada. Se recuperó y su espalda volvió a estar recta nuevamente. En 1999 nuestro pequeño pueblo tenía más de cien personas practicando.

Yo quise validar Falun Gong a través de mis cambios. Cuando mis vecinos estaban ocupados fuera de casa podía ayudar a cuidar de sus hijos. Limpiaba el patio y el camino en los días de nieve. Dejé ir el apego de beneficiarme y estaba más enfocada en hacer las cosas en el trabajo. Mi gerente me dijo que él podía contar conmigo siempre.

Otros me comentaron que disfrutaban pasando el rato conmigo, que era educada y sincera. Les dije que las enseñanzas del Fa de Falun Gong me habían cambiado completamente. Cuando uno es capaz de darle poca importancia a las pequeñas cosas uno es capaz de ser positivo, optimista, feliz y, por supuesto, la salud de uno mejorará.

“¿Qué clase de cosméticos usas?”

El pasado mayo fui a la boda del hijo con una excompañera del colegio. Fueron muchas excompañeras que no había visto desde hacía años. Me senté en una mesa donde se sentaron seis de siete. Una exclamó “¡Wou, te ves muy joven y enérgica! ¿Qué clase de cosméticos usas? ¿Cómo es que no tienes arrugas?”.

Otra  tocó mi cara y preguntó “¿Te hiciste cirugía plástica?”.

“Todas saben  que he estado practicando Falun Gong por veinte años”,  les dije. “Nunca usé cosméticos, los practicantes de Falun Gong tienden a parecer más jóvenes que su edad”.

Les conté que Falun Gong cultiva cuerpo y mente al mismo tiempo. Nuestro Maestro dice en Zhuan Falun:

“Con el método de gong de la cultivación dual de naturaleza y vida, desde la apariencia externa da la impresión de que uno es muy joven; la diferencia entre cómo se ve esta persona y su edad real es grande”.

Les dije que si recitaban sinceramente “¡Falun Dafa es Bueno! Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno” ellas también se beneficiarían.

Una compañera que también era mi vecina me preguntó cuántas veces había estado detenida. Le respondí que dos veces. Le conté que había sido torturada y que casi había perdido la vida.

Ocho años atrás fui golpeada y cubierta de heridas. Cinco guardias me inmovilizaron y el cabecilla me dio una descarga con la picana eléctrica.

Me preguntaron porqué me negué a abandonar mi creencia. Les respondí que Falun Gong había salvado mi vida. No solo renovó mi vida sino que me enseñó su significado. ¿Cómo podía simplemente beneficiarme sin dejarles saber a los demás? Tenía que llevarles la nueva noticia a la gente que había sido engañada con la propaganda. Todos ellas merecían saber la verdad y beneficiarse de la práctica. Todas  asintieron con sus cabezas.

¡Gracias Maestro por tu gracia salvadora! ¡Gracias Maestro por renovar mi vida!