(Minghui.org) En una ocasión, mi esposa y yo subimos al autobús y tomamos asiento. Poco después cedimos nuestros asientos a dos ancianos, y comenzamos a repartir amuletos e información sobre Falun Gong. Queríamos dar a conocer los verdaderos hechos sobre la persecución a Falun Gong, porque el partido comunista chino (PCCh) ha difundido mucha desinformación y calumnias sobre esta práctica de cultivación, a través de los medios de comunicación estatales.

Cuando me encontraba repartiendo amuletos entre los pasajeros, uno se mostró hostil y se levantó de su asiento. Exclamó: “¡Falun Gong!”, tras observar al amuleto que le di, clavó su mirada en mi. La atmósfera del autobús se volvió tensa.

Preguntó: “¿No sabes que el gobierno ha prohibido todo lo relacionado con Falun Gong?".

"La prohibición es una equivocación", le contesté, "Falun Gong es bueno". La verdad saldrá a la luz pública algún día. Se beneficiará si comprende lo que le digo".

Parecía desconcertado. Añadí: "¿Sabe que el mundo entero está en contra de la persecución a Falun Gong? Todos los países y cada una de las organizaciones internacionales están denunciando y condenando la persecución del PCCh".

Los que intentan hacer daño a Falun Gong encontrarán retribución

Luego comencé a hablarle sobre la retribución a la que se habían enfrentado las personas que cometieron crímenes durante la Revolución Cultural.

“El jefe de la policía”, le detallé: “que se había convertido en una persona poderosa, se suicidó. Diecisiete cuadros militares y 793 agentes de policías sospechosos de ser torturadores fueron asesinados en secreto, en un lugar remoto. Sus familias solo recibieron una notificación: Fallecido en acto de servicio".

Continué: "Los que persiguen a Falun Gong tendrán que afrontar graves consecuencias, aún peores que las de los criminales de la Revolución Cultural".

Cuando estaba a punto responderme, el anciano al que le había cedido mi asiento, le interrumpió diciendo: "¡Falun Gong es verdaderamente bueno! Una de mis vecinas padecía muchas enfermedades que casi le impedían caminar. Después de empezar a practicar Falun Gong, se recuperó de todas sus enfermedades. Ahora camina como si fuera una persona joven. Solía pelear con los demás, pero ahora es bondadosa con todo el mundo. Ella ayuda a los demás y colabora en muchas obras de caridad".

Otras personas en el autobús también empezaron a hablar de lo bueno que es Falun Gong. Algunos criticaron al gobierno por perseguirlo. La gente que aún no había recibido un amuleto me lo pidió.

Aquel hombre se había quedado en silencio, con la cabeza gacha y la cara colorada, como si se sintiera culpable de haber provocado la ira de los viajeros.

Cuando estaba a punto de bajarse del autobús, le recordé: "Sea cual sea el trabajo que tenga, por favor no persiga a los practicantes de Falun Gong. Es una práctica espiritual. Por favor, no se posicione del lado de los que van a ser castigados. El PCCh no durará mucho tiempo en el poder".

Mientras bajaba del autobús, asintió con la cabeza, parecía haberlo comprendido.