(Minghui.org) Mi marido y yo somos practicantes. A pesar de que creía hacer cuanto podía por cultivarme mirando hacia dentro al toparme con conflictos, de acuerdo a los requisitos de Shifu, a veces, por cosas insignificantes, mi marido estallaba y me decía: “¿Aún te consideras una practicante?". Al escucharlo, me sentía triste, muy ofendida y manipulada.

Mi marido usaba aquellas palabras para herirme. Pensé que se estaba volviendo cada vez más irracional. A menudo quería aprovechar mi tiempo libre para que estudiáramos juntos, pero siempre me rechazaba. Me pedía que lo dejara tranquilo. Invertía mucho de su tiempo en jugar al mahjong. Mientras más lo observaba, más sentía que había dejado de comportarse como un practicante.

Me preguntaba cómo podría solucionar esta situación. Sé que Shifu nos pide estudiar más el Fa, así que decidí ser estricta conmigo misma en mi vida diaria y no decepcionarle

Atendiendo bien a mis suegros enfermos

Cuando mi suegra se vino a vivir con nosotros, empecé a cuidar de ella. Le cambiaba los pañales y le daba de comer.

Cuando mi suegro fue hospitalizado, con frecuencia se encontraba aturdido. Lo ayudé a lavar su ropa y a ponerse otra limpia, lo cual lo hizo sonreír. Cuando salió del hospital, quiso pagarme por haberlo ayudado. Le dije: "No, gracias. No es necesario".

Aunque, a veces, ensuciaba y desordenaba el baño, yo le decía: "No importa. No se preocupe. Es normal. Yo lo limpio". Fui amable y, realmente, se sintió apreciado. No hubiera sido capaz de comportarme así sin la guía del Fa.

Le dije que repitiera sinceramente: "¡Falun Dafa es bueno!, ¡Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno!”, todos los días. Ese año, mi suegro se recobró milagrosamente. Antes de recuperarse, el médico incluso nos había aconsejado ¡que nos fuéramos preparando para su funeral!

Mi marido cambió gradualmente en cuanto empecé a mirar hacia dentro con constancia

Mi esposo se negaba a estudiar el Fa conmigo. Un día, dejé de quejarme de él y empecé a buscar hacia dentro tratando de encontrar qué no estaba haciendo bien. En el fondo, sentía que mi esposo y yo habíamos acordado ¡trabajar juntos diligentemente en el período de la rectificación del Fa! Empecé a mirar hacia dentro y a cuestionarme, cuando él me acusaba de algo.

Cada vez que sucedía algo miraba hacia adentro. Un día, mi esposo tomó la iniciativa de estudiar el Fa y dejó de salir a escondidas para jugar al mahjong. Nunca ha vuelto a preguntarme cosas como: “¿Aún te consideras una practicante?”.

Una vez, mi esposo fue a una reunión con sus excompañeros de clase. Después de regresar a casa, me dijo: “Todos mis compañeros estuvieron presumiendo, diciendo cuántos coches tenían, o que habían creado sus propias empresas. Cuando me tocó hablar, les dije que era muy feliz porque tenía una buena esposa que es considerada conmigo y con los demás". Supe que su corazón decía la verdad.

La compasión trae a una practicante de vuelta a un proyecto grupal

¡Cuando uno se cultiva verdaderamente en Dafa, su entorno mejorará! Esto también equivale a validar Dafa.

Una practicante, la Sra. Qin, no se involucraba plenamente en cierto proyecto de Dafa porque sentía miedo. Los otros practicantes de ese proyecto a menudo estudiaban el Fa juntos y compartían sus experiencias. Esto los ayudó a formar un equipo invencible. Sin embargo, cuando la Sra. Qin estaba presente, debido a sus pensamientos solía decir cosas negativas que sembraban el desánimo entre los integrantes del grupo. La Sra. Qin, poco a poco, se fue distanciando del grupo. Finalmente, abandonó el proyecto.

Con lágrimas en los ojos, una practicante, compartió: "Debemos intentar que la Sra. Qin vuelva al grupo. Debemos animarla y ayudarla, hasta que logre eliminar todos esos pensamientos negativos que las viejas fuerzas le han impuesto. Antes de venir aquí, cada uno de nosotros se comprometió a ayudar a Shifu a rectificar el Fa y a salvar a la gente". El resto de practicantes se hizo eco de aquellas palabras.

La Sra. Qin dejó de sentir el rechazo y empezó a sentir la compasión de los demás practicantes. Las fricciones desaparecieron. Ahora todos cooperan bien.

Esperaba, con cierta ansiedad, que la Sra. Qin mejorara. Porque, aunque sus quejas me resultaran alarmantes y me desalentaran, lo que más me inquietaba era su estado.

Shifu dijo:

“Frecuentemente digo que cuando tú realmente deseas lo mejor a otros, sin ni siquiera un poco de corazón egoísta, lo que dices hace que otros derramen lágrimas. ¿Puedes intentarlo?” (Enseñando el Fa en el Día Mundial de Falun Dafa).

Pero, ¿La traté así? ¿Sentí realmente compasión por ella? Me di cuenta de que la situación había sido provocada en parte por mi culpa. Dejé de quejarme de ella y envié pensamientos rectos: "Mi compañera practicante mejorará. ¡Nunca permitiremos que las viejas fuerzas interfieran de nuevo con la Sra. Qin! Si realmente se quedara rezagada, deberemos pensar en cómo ayudarla con pensamientos rectos. ¡Solo haciendo esto podremos formar un cuerpo invencible!".

¡Debemos cumplir con nuestro gran voto prehistórico y salvar a todos los seres conscientes!