(Minghui.org) Comencé a practicar Falun Dafa a finales de 1996. Habiéndome cultivado por más de 20 años, no hubiera podido llegar tan lejos si no hubiera sido guiada y protegida.

Presenciar nuestros cambios positivos ayuda a los demás a querer practicar

Solía estar enferma y experimentaba dolores en todo mi cuerpo. Tenía artritis reumatoidea y ectopía cervical, que me generaba hemorragias intermitentes. Además de enfermedades cardíacas y estomacales.

Tenía dolor constante y era muy infeliz. Desahogaba mi frustración con mi marido y mis dos hijos. A menudo golpeaba a mis hijos y siempre me lamentaba de mi vida. Todos mis vecinos escuchaban mis lamentos. Mi marido y mis hijos también tenían problemas de salud.

Al no ver ninguna esperanza pensé en suicidarme. Cuando estaba al final de mi vida, descubrí Falun Dafa. Al estudiar el Fa y hacer los ejercicios entendí que todas mis miserias eran el resultado de los malos actos que había cometido vida tras vida.

Una vez que empecé a seguir los principios de Verdad, Benevolencia y Tolerancia tanto mi carácter moral como mi salud mejoraron. No he tenido que tomar ningún medicamento durante 20 años.

La salud de mis hijos y de mi esposo también  mejoró. Habiendo presenciado nuestro cambio positivo, algunos familiares y amigos  empezaron a practicar Falun Dafa, incluyendo familiares de los siete hermanos de mi marido.

Mis acciones ayudaron a otros a ver que Falun Dafa es bueno

En aquellos días, mi familia estaba inmersa en la alegría de la cultivación en Dafa. Quién llegaba primero a casa encendía el reproductor de casete y escuchaba las conferencias del Maestro Li, el Fundador. No pasó mucho tiempo desde que comenzó la persecución a Falun Dafa, que nuestra feliz vida hogareña fue destruida. Me secuestraron y me llevaron a un centro de lavado de cerebro.

En 2001 me las arreglé para escapar  y volver a mi ciudad natal. Mis parientes creyeron las mentiras y la propaganda emitida por los medios de comunicación estatales acerca de Falun Dafa y me trataron como a una criminal.

Traté de pensar maneras de ayudar a la gente a entender la verdad, por lo que decidí incorporar los valores de Falun Dafa en lo que yo decía y hacía.

Mi hermano estaba construyendo una casa en ese momento y tenía ayudantes de casi todos los hogares de la aldea. Yo también ayudé. Fui por los trabajos más duros y los hice todos con una actitud positiva. Empezaba a trabajar antes del desayuno y ayudaba a mi cuñada con las tareas domésticas mientras otros hacían la siesta después de la comida. Tan pronto como terminaba el día, estudiaba el Fa y hacía los ejercicios sin cenar.

Unos días más tarde, los aldeanos empezaron a comentar que Falun Dafa no era como  habían dicho en la televisión, que yo estaba muy calmada y podía pasar con una sola comida al día. Una de mis cuñadas me dijo: "En cuanto vi cómo hacías las cosas, supe que La farsa de la autoinmolación de la plaza Tiananmen era un engaño".

Mis hermanos cambiaron su actitud respecto a Dafa

Cuando regresé a mi ciudad natal, mi hermano mayor no me permitió decir nada acerca de Falun Dafa; una vez durante la cena él estaba de buen humor y  decidí hablarle acerca de Dafa. Él montó en cólera,  tiró sus tazones y los palillos al suelo. Luego puso sus manos alrededor de mi cuello y comenzó a estrangularme. Yo no podía respirar, levanté mi pierna, le golpeé ligeramente y pude apartarlo de mí. Él se cayo y me gritó: “Yo pensaba que los practicantes no peleaban ni devolvían el golpe”.

“¡Esto es correcto!”, le respondí. Mi Maestro nos enseñó a no responder cuando nos gritan y a no pelear cuando nos golpean. Pero podrías haberme matado ahora mismo. Solo quiero ser una buena persona. Escapé por poco de la persecución, pero casi muero en tus manos, ¡mi propio hermano! Estabas totalmente ido. Si tu me mataras ¿qué le dirías a mi marido y a mis dos hijos? ¿qué le dirías a tus hijos, familia y amigos? Vivirías con arrepentimientos y miseria por el resto de tu vida. Te golpeé para salvarme a mí y también a ti.

Desde este incidente, mi hermano mayor ahora le cuenta a la gente que su hermana vive bajo los valores morales más altos y es perseguida por ello.

Nuevamente mi marido y yo fuimos arrestados y llevados a prisión. Me liberaron primero a mí.

Mi hermano no estaba contento conmigo. Cuando llegamos a casa, yo empecé a enviar pensamientos rectos, y él comenzó a gritarme. Me dijo que yo había causado caos en la familia porque practico Falun Dafa y lo terrible que era esto para mi hijos.

No me escuchaba, no importaba lo que yo dijera. Así que dejé de hablarle y le pedí que se fuera. Le dije: “Hemos sufrido tanto por no hacer nada malo, y sin embargo hemos sido perseguidos tan gravemente. Como mi hermano, deberías ofrecerte para ayudar. Tú me conoces. Yo no me comprometería con algo a menos que  estuviera convencida  que es bueno. Falun Dafa es un camino recto. ¡Deberías hablar por nosotros en lugar de acusarme de hacer algo malo!”.

Desde entonces él no ha dicho nada negativo sobre mí. Inclusive se ofreció a contratar un abogado para mi esposo.

Mi hijo se recupera de quemaduras graves

Una calurosa noche de verano, mi hijo menor sufrió quemaduras graves cuando una olla de papilla de avena hirviendo cayó del marco de la ventana y se demarró en su cuello. Él gritaba de dolor.

Cuando corrí para verlo, acababa de quitarse la camisa con un trozo de piel adherido a ella. Su espalda estaba ensangrentada y su pecho y vientre, cubiertos de ampollas.

Llamé a mi hermano para preguntarle si tenía medicamentos para las quemaduras, ya que su hijo las  había sufrido anteriormente. Vino inmediatamente con su mujer y sus dos hijos. Tan pronto como vieron la gravedad de las quemaduras, ellos insistieron que llevara a mi hijo al hospital.

Yo no tenía dinero, y dije: “No, yo practico Falun Dafa y tengo un Maestro que cuida de mí”. 

Como no pudieron cambiar mi opinión, él llamo al médico del pueblo. Limpió y vendó las quemaduras y lo medicó. Mi hijo estaba agonizando, era insoportable para él. Mi hermano insistió nuevamente en llevarlo al hospital, pero le dije que  estaría bien en pocos días. Luego envié a todos a su casa.

Después  que se fueron, me acosté con mi hijo y le pedí que repita después de mí: “Falun Dafa es Bueno, Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno”.

Pronto se quedó dormido. 

Estudié el Fa, hice los ejercicios y envié pensamientos rectos junto a la cabecera de su cama, durante toda la noche sin dormir. Él durmió profundamente toda la velada.

Yo aún estaba estudiando el Fa cuando  se levantó por la mañana. Le pregunté si todavía le dolía. Y respondió: "No, estoy bien”. 

Le pedí que le diera las gracias al Maestro y le dije: “Fue el Maestro quien te salvó”.

Cuatro días mas tarde, piel nueva estaba creciendo en las áreas de las quemaduras.

Mi familia y amigos se maravillaron ante este milagro.