(Minghui.org) He practicado Falun Dafa desde mayo de 1999. Al comienzo de la persecución, era difícil obtener una copia de Zhuan Falun, el libro principal de esta práctica de cultivación, así que comencé a copiarlo a mano por las noches. A veces permanecía despierta hasta las 3 a. m. Aunque trabajaba durante el día, no me sentía somnolienta. Copié tres veces Zhuan Falun, y muchas veces Hong Yin y Escrituras esenciales para mayor avance.

Detenida y maltratada

Después de que el partido comunista comenzó la persecución a Falun Dafa, seis practicantes y yo decidimos ir a Beijing para apelar por el derecho a practicar Dafa en 2001. Éramos viajeras inexpertas y nunca habíamos estado tan lejos de casa. Tampoco sabía cómo validar el Fa. Solo sabíamos que Falun Dafa es bueno y sentimos que debíamos ir a Beijing para defender nuestra fe.

Aunque los oficiales del comité del partido local de la ciudad, el comité de educación y la estación de policía trataron de atraparnos, logramos llegar a la estación de autobuses. Sin embargo, fuimos interceptadas por oficiales del departamento de policía provincial al llegar a la estación. Los practicantes nos dijeron que recordáramos las palabras de Shifu: “Sólo manteniéndose inamovibles, serán capaces de manejar todas las situaciones” (Exponiendo el Fa en el Fahui del Medio Oeste de los Estados Unidos, 1999).

Los guardias que nos interrogaron no parecían amables. Pero, mantuve las palabras de Shifu firmemente en mi mente. Cuando el guardia me preguntó mi nombre, le dije que no se lo diría porque no quería que él cometiera un pecado. Le dije que podía leer mi carta de petición si realmente quería saber mis pensamientos. Después de un tiempo, me devolvió los 300 yuanes que habían confiscado.

Nos llevaron al complejo de gobierno de la ciudad, donde la policía y los oficiales del comité del partido de la ciudad nos golpearon, nos insultaron y nos amenazaron. Nos esposaron e intentaron forzarnos a maldecir a Shifu Li Hongzhi, el fundador de Falun Dafa. También exigieron que nos sentáramos en el suelo con las manos en alto y las piernas estiradas hacia adelante, sin movernos, durante mucho tiempo.

Nos golpearon con grandes cadenas de metal y nos preguntaron si seguiríamos practicando. Si una practicante decía que sí, la golpeaban más brutalmente, y la pisaban. Un oficial de policía pisoteó la cabeza de una practicante y luego golpeó su cabeza contra la pared. La practicante se desmayó.

Cuando estaban a punto de golpearme, se me ocurrió un pensamiento: "No pueden golpearme o interrogarme". No pudieron golpearme ni interrogarme. En ese momento, no sabía cómo enviar pensamientos rectos, pero sabía que Shifu me protegía.

Cuando estaban preparando las picanas eléctricas, me levanté y dije: "No dañen a las demás". Fue mi idea ir a Beijing". No hicieron nada y se fueron.

Negándome a renunciar a mi fe

Exigieron que los padres, colegas, amigos y parientes de mis alumnos me impidieran practicar Falun Dafa. Hicieron que mi madre de 76 años caminara casi 2,5 km todos los días durante el caluroso verano. También le exigieron que me impidiera practicar mi fe y que escribiera una declaración para renunciar a Dafa. Como me negué, me llevaron al centro de detención de la ciudad y me retuvieron durante 15 días. Luego, me despidieron de mi trabajo como maestra de jardín de niños.

Un día, un oficial del comité de la aldea me exigió que fuera a su oficina y firmara una declaración para renunciar a Falun Dafa. Hablé con mi pluma mientras caminaba hacia la oficina del pueblo. Le dije: "Te he usado para copiar muchos libros de Dafa. ¿Cómo puedo utilizarte para firmar tal declaración? ¡Definitivamente no firmaré!".

Después de llegar a la oficina del pueblo, el oficial me dijo que me fuera a casa porque no estaba en la lista. Me di cuenta de que debido a que tenía pensamientos rectos, Shifu me protegió nuevamente.

Me llevaron al centro local de lavado de cerebro en 2002. Intentaron "transformarme", pero fracasaron. Aproveché esta oportunidad para contarles sobre Dafa y la persecución.

Me ordenaron que me sentara en un taburete pequeño. Envié pensamientos rectos para que ellos se sentaran en los taburetes. Se sentaron en los taburetes. El director de la oficina 610 me dijo que no le sonriera.

"Antes de comenzar a practicar Dafa", le dije: "no sonreía porque mi vida era muy dura. Después de que comencé a practicar mi fe, mi vida se volvió significativa y experimenté la felicidad. Sonrío desde mi corazón". Le sonreía cada vez que lo veía.

Trajeron gente de la ciudad para "transformarme". Siguieron exigiendo que firmara una declaración de arrepentimiento, pero me negué.

Una noche soñé que era liberada al día siguiente. Al día siguiente, me di cuenta de que podía irme a casa. Pedí lápiz y papel y escribí que estaba decidida a practicar Falun Dafa. El director de la oficina 610 me amenazó con llevarme al centro de detención. Sabía que él no tenía la última palabra. Fui liberada a las 10 a. m.

Contándole a las personas sobre la persecución

En ese momento, la persecución era severa, pero fui muy estricta conmigo y mantuve mi xinxing. No tuve miedo. Les conté a mis exalumnos sobre la persecución y les pedí que renunciaran al partido comunista chino. Hice lo mismo cuando vi a mis parientes, amigos y vecinos.

También participé en proyectos para crear conciencia sobre la persecución utilizando celulares, distribuyendo materiales, escribiendo cartas y escribiendo información en billetes.

Mirando hacia adentro

No he tenido muchas pruebas grandes desde que comencé a practicar Dafa. Sé que Shifu ha cargado gran parte de mi yeli (karma y) que solo he soportado un poco. Cada vez que tenía problemas, no molestaba a otros practicantes para que enviaran pensamientos rectos para mí, porque sentía que podía pasar estas pruebas yo misma y que otros estaban ocupados con sus propias cosas.

Hace varios días, mi brazo derecho se hinchó y tuve un dolor fuertísimo. No podía moverme ni acostarme. Sabía que esto era una interferencia de las viejas fuerzas y que no debía aceptarlo.

Miré hacia adentro por cualquier omisión que hubiera tenido. Cuando estábamos estudiando el Fa en mi casa, una practicante se quejó de yeli (karma) de enfermedad, y dijo que lo había soportado. Ella lloró cuando habló de esto. No entendí por qué ella estaba tan movida emocionalmente. Le recordé que había transformado muchas sustancias negras en cosas buenas, después de haber sufrido tanto. Aunque lo dije sin ninguna admiración, las viejas fuerzas se aprovecharon de mi brecha y me hicieron pasar por el mismo yeli de enfermedad.

Tenía tanto dolor que no podía cocinar, lavarme, ni cuidar de mi nieto de tres años. Otros practicantes vinieron a ayudarme. No pude dormir cuatro noches debido al dolor insoportable. Escuché las conferencias de Shifu y le pedí a Shifu que me fortaleciera. Envié pensamientos rectos para negar esta persecución.

Ni siquiera pensé en ver a un médico o tomar medicamentos. En cambio, hice los ejercicios y la meditación todos los días. Me recuperé varios días después.

A partir de este incidente, aprendí que tenía que cultivar cada uno de mis pensamientos. La cultivación es seria. Los pensamientos rectos son importantes. Es de suma importancia que creamos en el Fa y en Shifu.