(Minghui.org) Empecé a practicar Falun Dafa en enero de 2014. Creo que obtuve el Fa muy tarde. Pero aun así, no comencé a cultivarme diligentemente hasta junio de 2015, cuando una familia de cultivadores se mudó a mi complejo residencial. Desde entonces, estudio el Fa y hago los ejercicios todos los días.

Mis nociones cambiaron

En abril de 2017, cuando una de las practicantes mostró síntomas de yeli de enfermedad, varios compañeros fuimos a estudiar el Fa y a enviar pensamientos rectos a su casa. Su estado mejoró drásticamente a los pocos días. Sin embargo, un día, repentinamente volvieron a aparecerle los mismos síntomas de yeli de enfermedad, pero más agudos. Le dolía el abdomen y sus piernas se inflamaron. Empezamos a enviar pensamientos rectos con más asiduidad, mientras miraba adentro para identificar sus problemas.

Mientras enviaba pensamientos rectos, el Fa de Shifu apareció en mi mente:

“… cambiando las nociones,

eliminando la decadencia,

la luz brillante aparece” (Nueva Vida, Hong Yin).

Todos compartimos nuestros entendimientos sobre Dafa y algunas experiencias de cultivación. Ella mencionó que comenzó a practicar antes 1999, año en que el PCCh inició la persecución contra Falun Dafa. Validaba el Fa con bastante éxito y hasta contaba con la admiración de la policía. En la plaza de Tiananmen la policía le propinó tal paliza que uno de sus globos oculares salió despedido. Inmediatamente lo agarró del suelo y se lo volvió a colocar en su sitio. Albergaba un solo pensamiento: “No hay ningún problema. Soy una practicante de Dafa. ¡Tengo al Maestro!”. Y realmente no tuvo el más mínimo problema. Experimentó muchas cosas milagrosas.

Pero, en los últimos años, había aflojado tanto en estudiar el Fa, como en hacer los ejercicios y en enviar pensamientos rectos. Dedicaba la mayor parte de su tiempo al cuidado de su nieto. Aunque aclaraba la verdad cara a cara y ayudaba a salvar a la gente, no era tan diligente como lo había sido. Muchos apegos humanos también habían ido aflorando en este tiempo.

Al intercambiar con nosotros tomó conciencia de sus problemas. Se arrodilló frente a la foto del Maestro y rompió a llorar: “Shifu, su discípula no lo ha hecho bien y no cumplió las expectativas”.

Días después, mientras enviaba pensamientos rectos caí en la cuenta de que yo también tenía el mismo problema. Las indicaciones que Shifu proporcionaba a los demás también me atañían. Antes de convertirme en una cultivadora formé mi propia cooperativa, pero sacarla adelante se fue volviendo cada vez más y más complicado, así que después de conocer Falun Dafa, sencillamente ignoré mis agotadores negocios y me enfoqué en estudiar el Fa.

Estudiaba siempre con el mismo objetivo en mente: podré cambiar mi situación actual y pagar mis deudas si me centro en estudiar el Fa. Era consciente de que este tipo de pensamiento no era correcto, pero me sentía incapaz de cambiarlo. El Maestro me iluminó para permitirme abandonar esta noción humana. En cuanto lo comprendí envié pensamientos rectos para eliminarla.

Esta experiencia desbloqueó mi corazón. Comprobé realmente que cuando ayudas a los demás te estás ayudando a ti mismo. Las lágrimas rodaron por mis mejillas cuando obtuve este entendimiento. ¡Gracias Shifu!

Corrigiendo los movimientos al hacer los ejercicios

Me sucedió algo curioso en agosto de 2017 que me hizo percibir, más profundamente, la compasión del Maestro.

Una pareja de practicantes ancianos no hacían correctamente los movimientos de los ejercicios. Nuestro asistente local me pidió que hiciera los ejercicios con ellos y los ayudara a corregirlos. Aunque en aquel entonces tenía un temperamento fuerte y me impacientaba con facilidad, me exigí paciencia cuando los observé practicar.

En realidad, los movimientos de la anciana eran exactos, pero los de su marido no. Incluso a veces perdía la estabilidad y se caía al suelo. Lo ayudé y corregí sus movimientos, uno por uno. A veces, a pesar de corregirle algún movimiento más de una docena de veces, seguía haciéndolo mal. En esos momentos le pedía a Shifu que me diera fuerzas para hacer bien mi trabajo. Finalmente, decidimos continuar al día siguiente, porque se acabó convirtiendo en demasiada tarea para un solo día.

Al día siguiente, mientras ensayábamos el cuarto ejercicio, pensé: “Quizás mis movimientos no sean tan correctos. Podría pedirle a la anciana que me ayudara a corregirlos”.

Así pude descubrír que debía ajustar mejor mis movimientos. Luego compartimos y todos observamos los vídeos de enseñanza del Maestro. Seguimos sus movimientos para corregirnos. Le expresé, de corazón, mi enorme gratitud al Maestro.

¿Estaba ayudando a los demás? Creo que me estaba ayudando a mi misma. Volví a recordar este principio: “Ayudar a los demás es ayudarse a uno mismo”. La compasión del Maestro no conoce límites. Puede arreglar cualquier asunto de cualquier manera con el objetivo de que los practicantes mejoren en su cultivación.

Shifu añade combustible a mi automóvil para alentarme

Tengo un automóvil. Cuando los practicantes locales me pedían que los llevara a algún sitio, siempre accedía. Pero con el tiempo, empezó a molestarme. Pensaba que me hacían malgastar mucho tiempo.

En una ocasión una coordinadora local me pidió que la llevara a cierto lugar apartado, aunque eran ya las 12 del mediodía. La idea no me hizo feliz precisamente, pero acabé aceptando llevarla. De camino, escuchamos las conferencias de Shifu. En cuanto escuché “elevar el xinxing”, me volví consciente de mis problemas. El Maestro enseña:

“Siendo nosotros personas que refinan gong, repentinamente se pueden producir conflictos. ¿Cómo hacemos? Si mantienes en todo momento un corazón misericordioso y una actitud serena y pacífica, al encontrarte con problemas podrás actuar bien, porque eso da espacio para amortiguar. Si siempre eres misericordioso, tratas a los demás benevolentemente, consideras a los demás al hacer cualquier cosa, y cada vez que se presenta un problema piensas primero si los demás podrán aguantar o no y si dañas a otros o no, entonces no surgirá ningún problema. Por consiguiente, debes refinar gong según estándares altos, exigirte con estándares aún más altos” (Zhuan Falun).

De repente me iluminé: ¿No estaba la coordinadora haciendo esto por los demás? No era para ella misma. ¿No era mi forma de pensar un apego humano y denotaba egoísmo? Mi corazón, ciego hasta ese momento, súbitamente vio la luz: El Maestro quería que mejorara.

De vuelta a casa, noté que la aguja del combustible no descendió. Entendí que Shifu cuida de mi en todo momento, sin importar la situación.

Shifu nos dijo:

“¿Sabías esto? Siempre que seas un cultivador, en cualquier ambiente o bajo cualquier circunstancia, cualquier dificultad y cualquier cosa desagradable que encuentres, incluso si envuelven el trabajo para Dafa y sin importar si lo consideras como lo mejor y lo más sagrado, yo lo usaré con el fin de eliminar tus apegos y exponer tu naturaleza demoníaca para que puedas desecharla, porque sólo tu mejoramiento es de primera importancia” (Entendiendo aún más, Escrituras esenciales para mayor avance).

Solo quería trasmitirles que a través de estas experiencias pude sentir la benevolencia sin límites del Maestro. Ayudar a otros, es en realidad, ayudarse uno mismo.