(Minghui.org) Una mujer de Tianjin murió mientras estaba encarcelada por distribuir materiales que exponían la persecución del régimen comunista chino contra Falun Gong, una disciplina espiritual basada en el principio de Verdad-Benevolencia-Tolerancia. Sin embargo, su familia se vio obligada a renunciar a su derecho legal a buscar justicia para ella.

La Sra. Chen Ruiqin fue arrestada el 16 de mayo de 2014 y sentenciada a 4.5 años en 2015. Pronto fue trasladada a la prisión de mujeres de Tianjin, donde fue sometida a diversas formas de abuso. Su salud siguió empeorando, y murió a principios de febrero de 2017, a los 44 años.

Las autoridades penitenciarias nunca informaron a la familia de la condición de la Sra. Chen. Aún hoy, sus seres queridos todavía no saben cuándo exactamente falleció. Cuando finalmente se les notificó de su muerte, no se les permitió examinar su cuerpo ni ordenar una autopsia independiente. Permanecieron en la prisión durante cuatro días antes de sucumbir a la presión y aceptar que el cuerpo de la Sra. Chen fuera incinerado y renunciar a realizar demandas legales contra la prisión.

Abuso sin fin

Según fuentes internas, los guardias de la prisión usaron los siguientes medios para abusar de la Sra. Chen:

  • Forzarla a permanecer de pie durante largos períodos de tiempo sin moverse;
  • No permitirle usar el baño ni limpiarse después de que se ensuciara los pantalones;
  • Pellizcar sus pezones y tocar sus genitales;
  • Pisotearle los dedos de los pies, causando sangrado profuso;
  • Golpearla y dejarle moretones en todo su cuerpo;
  • Salpicar su cara con agua caliente;
  • Forzarla a beber orina y comer heces.

Las compañeras de celda de Chen se quejaron del olor, pero los guardias todavía se negaban a dejarla usar el baño o limpiar su cuerpo. Las compañeras de celda tenían que mantener la ventana abierta en el invierno para dejar que el olor se fuera. Después de un período de tiempo, los guardias finalmente permitieron a la Sra. Chen enjuagarse con agua fría de vez en cuando.

La manipulación psicológica también se empleó para debilitar la voluntad de Chen. Los guardias engañaron a su familia para que creyera que sólo quería practicar Falun Gong pero no tenía ningún interés en el bienestar de la familia. Su familia entonces la culpó por hacerlos vivir con miedo tantos años y le pidió renunciar a su fe.

Chen sufrió un ataque en un momento y fue forzada a decir que había renunciado a su creencia, pero se retractó de su declaración tan pronto como estuvo lúcida.

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